"𝘝𝘪𝘷𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘌𝘭 𝘋𝘪𝘢𝘣𝘭𝘰".
𝘼𝙞𝙢𝙚 𝙏𝙖𝙣𝙖𝙠𝙖 | ❝ Vive el presente sin olvidar el pasado, pero siempre mirando hacia el futuro. ❞
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Aime Tanaka, siendo una muchacha huérfana, se obligada a mantenerse sola, en un pueblo d...
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Kokushibo no llego a pisar el lugar, pues, estando en la entrada, fue totalmente cortado en pedazos por Muzan, quien ya no podía aguantar la situación.
-¡Te di una simple orden, y no pudiste respetarla! - La Luna Superior no fue capaz de decir una palabra, ni siquiera mirarlo, solo dejo que el siguese.
Al final, hizo lo correcto en poner en su lugar a aquel humano.
El hombre, vio como la mayoría de Lunas se asomaban a ver el griterio, incluso, Akaza y Douma mostraban sorpresa al verlo en ese estado.
-¿Que te sucede, Kokushibo? ¿Desde cuándo te has vuelto un "humano"?- Le cuestionó el rey demonio, mientras le escupía con asco.
Era un bajón para el, debido a que, siempre fue el más beneficiado de todos los demonios, pero ahora, estaba en el punto más bajo, y no solo eso, también humillado.
-Muzan-Sama, el motivo de aquel problema ocasionado en aquella casa, fue a qué, el humano armo escándalo- Muzan lo tomo del cabello, y lo alzó.
-¡El motivo es lo menos importante, tu deber es exterminar humanos, no aliarte a ellos!- Lanzó su cabeza lejos de su cuerpo, y su líder, se marchó de ahí, dejándolo solo.
La mayoría, se acercó a el, Gyutaro tomo su brazo, he intentó unirlo al torso.
-Kokushibo-Dono.- Soltó Douma, aparentemente triste, también ayudo a Gyutaro a unir sus partes. -He de suponer que ese ser humano es especial, ¿Verdad?
El no contesto, solo se mantuvo callado, y dejo que los demás lo ayudasen, pero si tenía que pensar en la pregunta de Douma, le daría la razón. Aime se volvió un alma importante en su vida, un ser humano brillante en aquella oscuridad que precenciaba todo el tiempo.
La mayoría lo miraba, atorado en sus pensamientos, realmente era totalmente cuestionable su posición, ¿Cómo un demonio como el, andaría envuelto entre mortales? Kokushibo salía para matar lo que Muzan ordenase, sin piedad alguna, sin muestras de empatía hacia las víctimas, fuese hombres, mujeres, niños y ancianos.
Estando ya unido completamente, tomo su Nichirin y marchó a su habitación privada, dónde se sentó en el suelo, y procesó todo lo sucedido; ¿Cómo no se dió cuenta del malestar que Aime sintió? ¿Cómo no la vio irse? El bastardo insignificante de Kyosuke no le importaba en lo absoluto, sin embargo, si lo asesinaba, el mundo se iría contra la chica, y quizás, solo quizás, la matasen ahí mismo.
Bajo su cabeza, y cerró sus ojos, mientas ambos puños estaban fuertemente apretados a tal punto de clavar las uñas en la piel, se cambió, quedando con su ropa diaria de espadachín, dejando la ropa de Kakushi a un lado.
Por otro lado, Akaza observaba a Kokushibo, en sumo silencio. Estaba claro que, investigará, pero para el mismo.
