XLI:

539 92 53
                                    

—Lo que harás es un suicidio, ¿Ya te lo dijeron?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Lo que harás es un suicidio, ¿Ya te lo dijeron?

Aime estaba sentada en el suelo, con la cabeza de Kokushibo en sus piernas. Los dos pasaron la tarde juntos debido a que Minami tenía una ceremonia en el burdel. Con delicadeza, ella acariciaba el rostro de el, extrañó esos momentos donde podía compartir tiempo con Kokushibo, y esa cercanía ni hablar. Sin embargo, con la noticia que le dio hace media hora, ella, por su bien, intento no sufrir un ataque cardíaco.

—No te preocupes.— ¡¿Como era capaz de decir aquello tan natural?! Mordió su labio, sintiendo las patadas muy fuertes.

—Ha estado inquieto desde la mañana. No he podido ni siquiera pasar un trapo de piso.— El se sentó y vio el vientre, ya grande. —Apuesto que será hiperactivo. Mira.

Ella le tomó mano, y coloco en la barriga, logrando sentir varias patadas. La Luna Superior se mordio el labio superior disimuladamente, quería simpatizar con ella debido a los fuertes dolores, ya que, estuvo terrible en la madrugada que la acompaño. Los dolores de espalda eran de tal grado, que ni siquiera acostada podía estar, era caminar se un lado a otro, como un zombie.

—Esta tortura acabará pronto.— Ella se río al escuchar aquello.

—¿Tortura? Lo tortuoso son las patadas fuertes que da cada cierto tiempo, y lo pesada que se volvió mi barriga.— Suspiró, tirando la cabeza para atrás.

De alguna forma, temía entrar en trabajo de parto pronto, ¿Y si eran contracciones? Los nervios comenzaron a hacerse presentes, no era capaz de ponerse en pie sola, a partir del sexto mes, necesito de Minami y el, ya que las piernas parecían fideos.

—Por esa razón es tortura.— Se mordió el labio, y negó, enderezando la cabeza para mirarlo.

Parecía tranquilo, pero sus expresiones estaban endurecidas por todo lo que haría, y solo, ¿Akaza no estaba para ayudarlo? Digo, la Luna Superior Tres sabía de todo esto, ¿No son amigos?

—Kokushibo-San, ¿Akaza-San no te apoyará?— El torció sus labios, no sabiendo que decir. —Es buen amigo y compañero de charlas, si tu plan funciona, espero el tenga la suerte de poder ser libre.

"Ser libre"

Aquellas palabras volaron sobre la cabeza de Kokushibo, ¿Eso quería el? ¿Ser libre? ¿Conocer la libertad de poder ser feliz y no vivir bajo la oscuridad y cruel mandato de Muzan? Al parecer si es así, pues, cada vez que pensaba en Tamayo, su corazón parecía brincar en aquel viejo e inmortal cuerpo demoníaco, soltando fuertes rayos de esperanza. Si, eso era lo que deseaba, ser feliz y libre, sin la presión constante de Muzan sobre el y no cometer más crímenes.

Y lo más importante, Tanaka Aime. La mujer que toco fondo en su corazón.

De repente, sintió una mano en su hombro, alzó su mirada y la vio sonreír, confusa.

—¿Te preocupa todo, verdad?— El asintió dejándola un poco...extraña. —Todo saldrá bien, vas a ver.— Ella tomo ambas manos y las apretó con fuerza. —Confío en ti, eres fuerte, inteligente y muy astuto dando cada paso, y tienes añacos encima, podrás ver qué pase si te equivocas; ojalá poder ayudarte, de verdad, se que sientes soledad, y la inseguridad siempre está aquí.— Suelta una mano, y coloca la suya en el pecho de el. —Lo vas a lograr, y yo te estaré esperando aquí, con una buena cena para festejar.

Cuando ella acabo de hablar, ambos se abrazaron con fuerza. Aime sabía cómo subirle el ánimo, y darle la seguridad que le faltaba. Era un paso gigante a un terreno desconocido y peligroso, cualquier paso en falso, Muzan podría acabar con su vida en un instante, ya que, aún era dominado por el.
Los dos se separaron y se dieron un buen beso largo, pues, la noche ya estaba cayendo, y debía de ir a ver a Tamayo, sabía que en dos días debía de ir, pero por seguridad, preferiría ir hoy.

El se paró del suelo y tomo su Nichirin, que estaba en el suelo.

—¿Ya te vas?— Le pregunto ella. El asintió y la ayudo a pararse. —¡Oh! ¿Tamayo-San, verdad?

—Si, volvere pronto, en caso de que demore, no me esperes despierta.

Y allí, se fue en un pestañeo.

...

Los alrededores de la Mansión de Tamayo se encontraron como la primera vez que llegó, silenciosos y vacíos. La gente tenía en cuenta  el asunto de los demonios, e incluso, tuvo la suerte de ser testigo de varios asesinatos a manos de demonios inferiores a el. Tampoco recordó si el asesino a alguien allí en todos esos años de vida.

Pero, alzando su mirada, vio a Yushiro observándolo, fijamente.

—Que coincidencia, justamente te iba a buscar.— Soltó, frío y no siendo muy capaz de mantener su mirada. —Sígueme, Lady Tamayo tiene noticias para ti.

Sin decir algo, lo siguió, y como el chico estaba mirándolo de forma invasiva, optó por darle la Nichirin, y este, por arte de magia, desapareció, se veía gracioso, de alguna forma, lo vio como un gato.

Estando con la mujer en la misma sala, ella hacía ruidos suaves con frascos de vidrio, era lo único que se podía escuchar, a tal punto que, el incómodo pitido en los oídos ya estaba presente.

—Tu sangre es fácil de manipular y examinar. Pensé que se me haría difícil hacerlo, supongo que es suerte.— Ella volteo y con una jeringa, llena de un líquido azulado, se sentó en el suelo. —Tengo "buenas" noticias. Con esta sustancia, podré volverte "humano", eso significa que tu cuerpo podrá volverse ignífugo, el sol no te quemará, preferí enfocarme en eso.

El cuerpo de el se volvió rígido, ¿Era real aquello que escuchaba? ¿Podría caminar libremente bajo el sol? Sin embargo, la mirada de Tamayo se volvió sería.

—Desgraciadamente, modificar tu cuerpo se me haría muy difícil, volverte con rasgos humanos sería casi imposible, pero podría obtener algo más, he sacado miles de resultados con una pequeña muestra de sangre.— Si se era sincero, estaba dispuesto a ofrecer lo que ella pidiese. —Por suerte, tengo muchos materiales para usar, y ADN humano de otra persona, quizás si lo mezclo con el tuyo, podría obtener algo.

—¿Que tiene esa jeringa?— Aquella pregunta le saco una sonrisa a Tamayo.

—Esto es el antídoto para la resistencia al fuego. No es temporal, es permanente, pero está pequeña dosis no te hará de un día para el otro inmune, tienes que venir todos los días, así tu cuerpo podrá asimilarlo y aceptarlo, como si fuese algo común.

Ella le tomó el brazo y le inyectó la medicina.

No mentiría, aquello se sintió como le quemaba las venas rápidamente, pero sabía que había un costo, y ese era el dolor, al final, ese ardor y posibles efectos secundarios se irán, y podrá cumplir sus sueños.

Faltaba muy poco para la caída de Muzan, y nacimiento de su hijo o hija, no podía rendirse, y si debía de perder muchas cosas, lo haría.
Tamayo lo sabía, y sabía que una mujer reinaba en el corazón de ese hombre, y por esa razón, lo ayudaría a conseguir esa meta.

...

Buenos días/tardes/noches. Espero se encuentren bien.

¿Piensan que Tamayo muera a manos de Muzan como en el canon? Se me antoja cambiar algunas cosas...¿Que dicen?

Leo sus comentarios.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora