XVI

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—¡ELLA NO ESTÁ! ¡ELLA SE FUE! ¡SIEMPRE SUPE QUE ESE BASTARDO ESTABA CON ELLA!

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—¡ELLA NO ESTÁ! ¡ELLA SE FUE! ¡SIEMPRE SUPE QUE ESE BASTARDO ESTABA CON ELLA!

Los gritos de Kyosuke se podían oír desde la calle, dónde la gente se asomaba a ver para saber que sucedía, y a quien se refería con tanta desesperación.

Mai se mantenía con los ojos sobre el, en una esquina, totalmente neutral ante la situación. Si se era sincera, llegó a sorprenderla, pues no creyó que Aime tuviese la voluntad para irse de Michigan.

—Su cuarto estaba totalmente desordenado, y cosas faltan.— Pasó una mano por su cabello azulado.

Estaba totalmente fuera de si, enloquecido desde que llegó en la mañana, anunciando la desaparición de la castaña. Si ella dependía de Mai, prácticamente la hubiese corrido lejos de todos, ¿Por qué una asesina y mala hija debería de convivir con gente de bien? Una sonrisa apareció en su rostro, llamando la atención de el.

—¿Por qué sonríe, Mai-Sama?— Se acercó peligrosamente a ella. —Mas le vale no estar implicada en esto.

—¡No te atrevas a culparme!— Espetó, furiosa de repente. —Esta más que claro que, ella huyó por los tratos que se le ha estado dando desde el fallecimiento de sus padres.— Ella se acercó a el, y el ambiente cambio de repente. —No te hagas el tonto, Kyosuke-Kun, se todo lo que has estado haciéndole junto al estúpido de Akio, no te combiene acusar a cualquiera, cuando tú, eres el mayor responsable.

Luego de aquellas palabras, ella se alejo de el, y se fue a su oficina, dónde Kyosuke segundos después, salió de la tienda, ignorando completamente a la gente, quienes susurraban al haber oído aquello.

...

—Aime-Chan, las cajas están listas para ser enviadas a Oude Zijdsvoorburgwal, Mina-San te esperara en la entrada del burdel. — Comento su compañera a su lado, mientras cocía las mangas. —Ella quizás te invite a pasar, lo mejor es rechazar su propuesta, es una de las maquinaciones que utiliza para meter a las chicas.

—No te preocupes, Azumi-Chan, lo entregaré y vendré pronto, hay muchos pedidos para entregar a domicilio.— Dobló cuidadosamente el Kimono y lo guardo, luego soltó una colonia dulce de jazmín, y empacó todo. —Hoy se pudieron entregar diez kimonos, y ni hablar de las buenas críticas que ha recibido Haruo-San, no para de felicitarnos por el trabajo.— Río Aime, mientras se paraba y tomaba las cajas.

Ella se despidió de Azumi y salió de la tienda, para llevarle a Mina los kimonos encargados.

El barrio Oude Zijdsvoorburgwal era precioso, y parecía ser más llamativo que el corazón del mismo distrito, dónde ella se alojó, gracias a su superior Haruo, quien le dió un pequeño tour por el sitio, o la primera parte.
A paso tranquilo recorrió las tiendas, llenas de objetos para vender; de comidas, a ropa y accesorios para el cabello, junto a joyas muy alto valor, que sorprendentemente estaban a muy bajo precio, hasta ella misma no dudaba en tener el dinero. Aparte de eso, mucha gente, específicamente turistas, se podían ver personas de cabellos rubios y ojos claros, de ojos grandes y no rasgados; pelirrojos de ojos claros, y demás, se alegró, ver tanta gente junta, convivir sin ningún problema.

Suspiro y observo el burdel, era grande y tenía luces de todos colores, cambiando a casa segundo. La música se podía oír, más las risas de las muchachas, quienes bailaban y movian sus abanicos de forma seductora. Y ahí, vio a Mina, vestida con un hermoso kimono negro y bordados dorados.

—Mina-San, buenas noches. Soy la encargada de entregarle los kimonos que usted le encargó a Haruo-San.— Hizo una reverencia, y la mujer, sonrió.

—Ah~, ese hombre siempre me consintió con los kimonos. He escuchado que tiene una nueva asistente, ¿Eres tú, verdad? No te he visto por aquí, ni en su tienda.— Aime le entrego las cajas, y ella, las tomo, sus largas uñas pintadas de rojo brillaban bajo las luces.

—Si, soy su nueva asistente, yo me encargo de crear y entregar los kimonos a domicilio, espero quedé satisfecha con el empaque, cualquier duda o queja estaré a su disposición para resolverla.— Ella rio y asintio, por sus rasgos físicos, le recordó a una serpiente.

—No hay problema, el siempre hace buena ropa, no me ha decepcionado en ninguna ocasión. Bueno, he de irme pronto, los clientes tienen buena cantidad de dinero.— La castaña se despidió con una reverencia y se retiró del sitio.

...

Mientras caminaba, su mente creo la imagen de Michikatsu, no supo si el leyó todas las notas que dejó en el bosque, he incluso en la casa, tampoco de Kyosuke, el no se apareció en el Distrito Rojo para venir y llevarla de regreso a Michigan. Suspiro, agotada, el día se le hizo bastante corto ha decir verdad, quizás era por tener la cabeza en el trabajo, y totalmente lejana a lo vivido en Michigan.

—¿Estarás bien, Michikatsu-San?— Preguntó en voz alta, y de repente, alguien la asustó.

—¿Michikatsu? Tienes una bella voz, joven.— Ella se volteo, sorprendida.

El hombre era altísimo y musculoso, de cabellos blancos y ojos fucsia, junto a unos pendientes en sus orejas.

—¡Uzui-San, esperanos!— Aime sonrió al oír la voz de Tanjiro detrás, junto a Zenitsu he Inosuke. Cuando el muchacho de cabellos burdeos la vio, sonrió de oreja a oreja. —¡Aime-Chan, que alegría verte!

—¡Tanjiro-Kun, digo lo mismo! — Pudó oír los gritos de Zenitsu detrás, hasta ser callado segundos después por el tal Uzui de un buen golpe en el rostro.

—¡Así no se comporta un hombre frente a una mujer!— Le grito, y el pobre rubio, lloriqueaba en el piso.

—¿Qué te trae por aquí? No veo tu carreta.— Le cuestionó. Ella negó, feliz.

—He tomado la decisión de venir a vivir aquí, Michigan es malo para mí.— Soltó apenada, el comprendió sin tener un contexto específico. —He de suponer que nos veremos seguido, ¿Verdad?

—¡Claro que sí, Aime-Chan! Este lugar es el mejor para vivir, esperamos puedas ser feliz.

Ella asintio y se quedó hablando con el, mientras Uzui los observaba, junto a una sonrisa en el rostro.

—Bueno, he venido aquí por un motivo. Aime-Chan, Tanjiro me contó sobre...el curioso Kakushi que te visita a diario, me gustaría conversar contigo, si no hay molestia.

Ella asintio, dudosa, pero, ante la mirada de Tanjiro, cedió.
Sentia que ellos eran confiables, y por eso, hablara de la situación.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora