XXXIX:

577 87 113
                                    

—¡Cuidado con las escaleras, Aime-Chan!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Cuidado con las escaleras, Aime-Chan!

Le gritó Minami desde la entrada del hospital.

Siete duros meses pasaron desde la charla de Kokushibo y Aime, en si, desde el ataque y secuestro a manos de Douma. Aparte de eso, el cuerpo de Aime se deterioró drásticamente, la osteoporosis avanzó muy rápido, dejándola intentada en diecisiete días en esos siete meses; gracias a Minami, pudo viajar a varios distritos más avanzados con la medicina, y todos los diagnósticos no eran alentadores, sin embargo, viviría muchos años, se sabía perfectamente que el embarazo lo llevaría a rastras.

—Esto es hacer gimnasia, madre mia.— Susurro la castaña mientras se agarraba el enorme vientre ya abultado.

Minami se río, y la tomo del brazo como un apoyo más.

—Tengo pensado prepararte una buena sopa de verduras, acompañado de salmón, ¿Te parece? Los médicos que visitamos dijeron lo mismo, ¡A comer sano, y mucho!

Asintio, dandole la razón, sin embargo, en las noches, sufría unos leves cólicos que inmediatamente eran sábados con medicamentos. Lo común, era terminar en emergencias por ello, y al otro día, ya estaría de alta. Sobre el sexo del bebé, prefería saberlo cuando de a luz, pero por la información que se le dio, podría ser un niño.

—Queda poco, Aime-Chan, muy poco, no olvides que puedes entrar en trabajo de parto antes de lo común por tu enfermedad, así que, si rompes fuente, hemos de correr inmediatamente al hospital, ellos tienen tu diagnóstico en manos, y sabrán como ayudarte con la osteoporosis.

—Me siento como una verdadera enferma.— Una mueca reino el rostro de su amiga, más no dijo nada.

Las dos llegaron a la casa de Minami, e inmediatamente se fue a cocinar, mientras que Aime descansaba en una silla mecedora, observo fuera, la gente caminaba tranquilamente de aquí para allá, como siempre.
Se preguntó por Kokushibo, lo había visto hace dos noches atrás, para ayudarla con los quehaceres de la casa, pero, ella sabía que desde aquella noche, algo en ambos cambio, y era algo claramente inevitable.

Se habían distanciado, no mucho, pero si un poco, se hablaban, pero no se miraban como antes, tampoco había mucha muestra de afecto, no obstante, Aime no le prestaba atención a eso, ya que su cabeza estaba en su bienestar, y lo que hiciese el demonio, era, en pocas palabras, irrelevantes, si sonaba cruel, pero no podía poner las peleas, discusiones o charlas incómodas por delante, cuando diese a luz y estuviese mejor, ahí armaría hasta una guerra civil con tal de hacerle frente, y el lo sabía.
Por otro lado, Kokushibo no recibió castigo, va, si lo recibió, Muzan se mostró piadoso, raramente ante los demás, lo hizo pedazos, y lo dejo de es forma, sin darle la oportunidad de volver a sanar, si, fue una tortura, pero logró sobrevivir y estar enterito en la noche.

Por suerte, Muzan jamás se enteró de su futuro hijo, ni tampoco tuvo la intensión de ir a ver a la muchacha. Aún así, esa guardia que siempre tuvo jamás se bajó, el era el único que probablemente le podría dar una batalla decente a Muzan, mínimo, sumando que Akaza estaba a su disposición, y con un poco de esperanza, podrían "triunfar".

En la actualidad, la Luna Superior Uno estaba en la casa de su pareja, observando los alrededores, el sabía que estaba acompañada de su amiga, quien se había vuelto una trabajadora sexual, va, siempre lo fue, solo que el objetivo de Minami fue obtener dinero a cambio de mostrar su cuerpo desnudo, sin embargo, optó por dar un paso gigante, y ese era tener relaciones sexuales, según Aime le contó. No era relevante, pero Kokushibo desconfío enormemente de Minami, ya que temió por la castaña, Aime era fácil de manipular, y meterla en eso era tomar un solo paso. Por suerte, ella logro "despreocupar" al demonio, más siempre tendría un ojo sobre su amiga.

—Muzan-Sama te ha perdonado, lo cual me da una especie de mala espina, no bajes la guardia, y ten más cuidado la próxima.— Akaza había aparecido de repente, detrás de su compañero, quien giró levemente la cabeza. —Ahora que Douma no está, todo ha cambiado, las Lunas Superiores están cayendo, Yokko, Hantengu, Sekido, Karaku, Urogi, Zohakuten...todos ellos, ¿Que se supone que haga Muzan-Sama ahora? Según se, hará una reunión para comentar las nuevas medidas. No espero nada bueno esta vez.

—Lo sé, puedo ver en el horizonte las medidas, Akaza. — Movio levemente su Nichirin, y esta soltó un resplandor blanco. —He de suponer que aquí es donde comienza mi auto exilio.

El ambiente se enfrió de golpe, y el silencio pareció lentamente devorar los labios de Akaza, ya que, por más que intentase decir algo, no podía, tampoco lo creía.

—Suena irreal, no obstante, me veo la obligación de hacerlo. Sabes todo ahora, y eres el único, Aime está esperando un hijo mío, y en dos meses vendrá al mundo, cuando eso pase, ya no seré parte de las Lunas, dejaré mis objetivos, que son seguir a Muzan-Sama, y la prohibición total a la caza de cazadores.

"No hay nada que me ate a ese mundo, mi nuevo lugar es con Aime y mi futuro hijo, o hija."

Kokushibo se paró, firme, como siempre demostró, pero, estaba claro que el miedo se olía, jamás llegó a ese extremo, nunca se vio en la difícil posición de auto- exiliarse, viendo el futuro, debería de ser así, y es algo totalmente responsable.

—Muzan-Sama no te dejará ir fácilmente, Kokushibo. Entiendo tu motivo, y es respetable, de alguna forma, creo que...no sé, piénsalo bien, va, se que eres firme a tus acciones, y jamás hay arrepentimiento, pero esto es importante, y para nuestro líder, es un acto que arrasa con todo lo que se conoce en su libro de reglas.

—Esa es la idea, Akaza. Solo tengo una duda, y esa es...— Lo miro a los ojos, taladrando el alma de la Luna Superior Tres. —Si Muzan-Sama cae a manos de los Pilares, ¿Nosotros también?

El desconocía aquello, desgraciadamente era así. Si Muzan moría, ellos igual, lo que mantenía "vivo" a cada uno, y más bien, todos los demonios, era el. Pero debía de pensar en algún plan para evitar su muerte, desconocía las maneras, dejándolo en una posición angustiante.

—Quizás el tenga algún libro que resuelva tus dudas respecto a ello. Aún así, no te puedo confirmar algo bueno.

A paso lento salió de la casa, y alzó la mirada al cielo. La luna estaba levemente cubierta por unas finas nubes, y el clima no cambiaría por unos días, agradable y bueno para Aime, quien sufría infiernos con el invierno. Bastante contrario a lo que dice, ya que, según ella, le gusta más el invierno por la calidez del hogar, las sopas, la ropa abrigada y demás.

Sobre el exilio... el tiempo corría muy rápido, y era cuestión de pestañear para que el día llegase, ¿Que podría mantenerlo con vida si Muzan muriese? ¿Sangre? ¿Algún medicamento o planta medicinal? ¿Magia negra? Gruñó ante lo último, aquello no existía, si los rituales satánicos, pero era irreal, muy lejano a la realidad y mitos, va, nunca se puso en práctica, pero estaba claro que aquello no aportaría nada.
Soltando un bufido alto, se fue de allí, y Akaza lo siguió segundos después, cuestionandóse que dejó a Kokushibo así.

Aime volvería al día siguiente a su hogar, y probablemente tenga un día normal. Según pensó la mayoría.

...

Buenos días/ tardes/noches.

¿Les gustó? ¿Que piensan sobre lo último?

¿Saben, o tienen sospechas de que pueda mantener a Kokushibo con vida cuando Muzan muera? Los leo.

Besos y abrazos para todos, los veo próximamente.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora