XXIV

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—¡¿Cómo me encontró?! ¡¿Me ha estado siguiendo?!— Chilló Aime, mientras caminaba de un lado a otro

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—¡¿Cómo me encontró?! ¡¿Me ha estado siguiendo?!— Chilló Aime, mientras caminaba de un lado a otro.

Cómo se sabe, dos largos y aburridos meses pasaron, todo el mundo estaba en lo suyo, pero, esa tranquilidad duro poco, pues, Kyosuke, luego de tanta locura, y algún que otro ataque de cólera, logro obtener la ubicación de Aime, a manos de un aldeano, quien no sabía las verdaderas intenciones del chico; ya feliz, y "bien" arreglado, entro a El Barro Rojo de Ámsterdam, y con la mirada cargada de ansiedad, no faltó las miles de preguntas a los aldeanos respecto a la muchacha, quien estaba en su casa, bajo los nervios.

—¿Por qué no lo has denunciado? Aquí hay pena de muerte.— Soltó Minami, como si fuese lo más normal del mundo, cosa que Aime no...estaba muy de acuerdo con eso.

—Minami-San, se que, ante todo lo que te he contado, para ti, y ante los ojos de los demás, la Pena de Muerte es totalmente valida, pero, siento que...no sé, no es el momento.— Lo último pareció una pregunta, más no una afirmación.

La muchacha de cabellos celestes, ladeó la cabeza, y tomo unas tijeras plateadas, ante su mirada, parecía querer matarlo. Cosa que, Aime decidió tomar distancia.

—Este barrio no es como el Distrito Rojo, aquí está permitida la justicia a manos propias, si lo matas, o haces que alguien lo haga por dinero, nadie dirá nada, porque, aquí es normal.— Dejo las tijeras en la mesa de madera, cubierta con un mantel rojo.

Aime lo pensó, ella no sería capaz de matar a alguien, ni siquiera alzarle la mano, al contrario, si Kyosuke se encontraba con ella, no haría nada, no tendría la fuerza física para darle el golpe que se merece.
Ante todo eso, a paso rápido, salió de la casa, despidiéndose de Minami, y dejándole en claro que buscaría una forma "sana" de solucionar el asunto, y dejarle en claro a Kyosuke que ya no volvería a Michigan, y que podría irse sutilmente al infierno.

Raramente, el barrio estaba movido. La gente caminaba de un lado a otro, comprando comida junto a la familia, como dangos, bolas de arroz, sushi, ramen, pulpo a las brazas (bastante extraño para ella), etcétera; los restaurantes estaban en el colapso, pero, eso significa buena suerte, pues, era Sábado, muchas familias se reúnen los fines de semana para gastar su dinero en comida, juegos y apuestas sanas.
A paso tranquilo, se dirigió a un puesto de verduras, cenaría con Minami esa noche, ya que la chica tenía mucho chismerio para contar, según ella.

Paró de golpe, y apretó sus puños.

No podía creer lo que veía. No supo si aquello de trató de algún karma pendiente, no pudo evitar preguntarse...

¿Que rayos hacia Kyosuke a unos metros de ella, charlando con una muchacha? Muy bella, por cierto.
La mirada de el parecía al podré de la histeria, estaba más que claro que el no oía a la chica, parecía querer callarla a los gritos, pero, ante eso, Kyosuke volteó, probablemente para mirar a otro lado, y desear que ella se callase, pero, la vio.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora