XXXVI: El Rapto 2/3

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Todo había salido mal

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Todo había salido mal. Aún no era capaz de comprender que hizo mal.

Kokushibo se encontró sentado en la entrada de la casa de Aime, quien estaba secuestrada por Douma. El no lo sabía, ni siquiera era capaz de identificar algún olor en el aire, solo dos días pasaron nada más, no una semana o más, lo cual, le hizo sospechar que esa persona ya andaba al asecho hace tiempo, analizando los movimientos de ambos, y esperando la oportunidad para cometer la acción.
Akaza no pudo hacer guardia por otra misión, lo cual, los dos se encontraron lejos de ella, y cuando recibio la noticia de que Aime no estaba, llegó a su hogar lo más rápido posible, sin creerle; La Luna Superior Tres comenzó a sospechar, y lanzar teorías muy relevantes, como la mención de algunos demonios, o humanos de Michigan mismo. Pero, ¿Por qué buscar a Aime luego de meses? Habría que tener una mente muy retorcida para armar un plan muy bueno, y al final, resultó más que bueno, sino perfecto.
Sentado, solo y con la mirada enrojecida de la rabia, no era capaz de pensar con claridad, tirando directamente a la violencia, y empezaría por Michigan, ¿Cuanta gente la desprecio allí? Aparte de Kyosuke, estaba aquella espantosa mujer, Mai, se había olvidado de ella, ¿Y si la tenía secuestrada en forma de venganza por haberla abandonado? Le arrancaría los la piel a trozos finos, como si se tratase de cortar fiambre, y su Nichirin estaba ansiosa de ser usada para eso.

De repente, Akaza cae frente a el. No hubo necesidad de preguntar, solo ingreso a la casa, con el objetivo de olfatear el aire, sin embargo, estaba claro que, un aire frío, mil veces peor que los del invierno mismo. Eso, alzó sospechas en la Luna Superior Tres.

—No hay pruebas de nada.— Se volteo, y lo miró.

Las venas estaban espantosamente marcadas en todos su cuerpo, o más bien, las partes específicas, y su rostro, parecía a punto de explotar.

—El ambiente está extraño. Es imposible que ella se haya dejado secuestrar, sabes que es capaz de dar lucha.— Ahí mismo, los dos, comenzaron en trabajar en quien. —Esta claro que, un ser humano no puede dejar un cuarto así de ordenado. Aime dejaría de alguna forma, una señal, sea sangre, objetos rotos, etcétera. Cosa que aquí no hay, si debo de arrojarle la culpa a alguien, que sea un demonio.

Pestañeo, y Kokushibo ya no se encontró en el interior de la casa, ni fuera. Había desaparecido, ninguno de los dos es tonto, el pelinegro quiso descartar aquello, se suponía que Akaza y Muzan sabían de ella, va, y Daki, junto a Gyutaro, pero ya no contaban, estaban muertos.
Se mordió la uña del pulgar, ¿Como diablos paso todo? Aime no es capaz de planear algo así, algo tan bien organizado, sin ofender su inteligencia, claro, pero, ante su estado físico incluso de antes, es malísima, y el mismo Kokushibo puede decirlo abiertamente.
¿Un demonio? Si, claro está, alguien muy poderoso, rápido y silencioso.
Con los labios apretados, se marchó de allí, no sin antes mirar el lugar por última vez, e irse a la fortaleza, donde armaría una investigación secreta hacia los otros demonios.

...

Eterna fue aquella noche sola y encerrada. Dos chicas, vestidas con kimonos blancos y miradas serenas, fueron a llevarle comida, según bajo la orden de Douma, y de paso, arreglarla para según ellas, participar en un gran festín.
Vestida hermosa, con grandes adornos de hielo en su cabeza, la guiaron a la enorme sala, y por más que Aime estuviese preguntando, ninguna parecía hablar, o no lo tendrían permitido, supuso ella.

La casa, era gigante y oscura, sin embargo, pequeñas luces iluminaban los techos, mínimo, para alumbrar por donde caminaban, hasta llevar al salón. Al ingresar, vio a la Luna Superior Dos sentada en un tipo de almohadón gigante, rodeado de otros más pequeños y coloridos, a cada lado, habían otras muchachas, con bandejas de comida muy, a su parecer, tentadora, pero no se dejaría engañar, apostó que tendría algún tipo de veneno o sedante.
Cuando Douma la vio, sonrio de oreja a oreja, dejando ver sus largos y filosos colmillos.

—¡Aime-Chan, que linda estás! ¡Siéntate, ven!— El golpeó felizmente los cojines a su lado, y ella dudo, pero fue prácticamente arrastrada por las dos jóvenes quienes la habían arreglado. —Puedes tomar lo que desees, está comida humana fue preparada para ti.

Aime podrá considerarse idiota en muchas cosas, pero jamás caería ante algo tan tonto como eso. De todas formas, se levemente alegro.

Ahora, las muchachas, soltaron un gemido ahogado cuando una de ellas, específicamente una niña de catorce años, cae en mil pedazos, sus brazos, piernas y cabeza se separaron del torso en un perfecto corte. La mirada del rostro de la chica, demostraba horror. Aime cubrió su boca y miro hacia otro lado, el ni siquiera se había movido, solo se reía mientras aplaudía, similar a un niño recibiendo su regalo pedido.

—¿Por qué? ¿Que hizo ella?— Susurro la castaña, mientras observaba a las jóvenes tomaban las partes de su compañera, y se la llevaban a quien sabe dónde.

Douma volteo a verla, su felicidad había desaparecido, dejando una mirada siniestra.

—No me gustan las jóvenes rebeldes. — ¿Aquello fue un reto? Quiso verlo así, porque, de alguna forma escaparía, y eso se vería como un reto.

El silencio volvió a reinar el salón. Las miradas de las chicas estaban en el suelo, no eran capaces de mirar a nadie, ninguna cantaba, y lo estuvieron haciendo cuando Aime había ingresado.
No obstante, la castaña rompió el silencio.

—¿Como sabes de la relación que tengo con Kokushibo-San? ¿Quien te dijo?— Douma la vio, pero, esa mirada pareció divertida y extasiada.

—Yo los vi a los dos una noche que decidí seguir a Kokushibo-Dono. ¿Que se siente, Aime-Chan? Me refiero al amor, ¿Que puedo hacer para sentir eso? Si ese anciano puede, yo igual.

En un pestañeo, el término encima de ella, asustando a la chica, ¿Que debía de hacer? El la tenía agarrada de ambas muñecas con una fuerza descomunal, a tal punto de sentir como su circulación se cortaba.

—Dime, Aime-Chan, ¿Serías capaz se complacerme? Tu belleza es tan... asquerosamente humana que me enloquece; tu suave olor a jazmines, tu piel cálida, ni hablar de tus ojos verdes, ¿Esto es lo que Kokushibo-Dono disfruta todos los días? Que suertudo.

Para su asco, ese hombre paso su lengua por la comisura de sus labios, y por mero instinto, lo golpeó entre las piernas. Sorprendentemente, funcionó, el jadeo y se alejó de ella rápidamente, pero sin intenciones de parar sus acciones.

Douma, de alguna forma, quería provocar los instintos humanos de ella, enloquecerla y que ella se pueda defender, estaba claro que le daría la oportunidad, y no se dejaría llevar por su mente.

—¡Lo lamento, me deje llevar!— Sacudió sus manos, fingiendo tristeza. Aime no le creyó. —Niñas, lleven a la chica a su cuarto, mañana será otro día más interesante.

Las chicas obedecieron con esfuerzo, porque Aime aún seguía en una especie de shock, y al parecer, sus piernas fallaban a la hora de caminar, pero lograron dejarla y acomodarla en su futon para que durmiese.

Con una mirada disimulada, pensó en esas dos niñas, quienes podrían ayudarla a huir. Y realmente quería depositar su fe en ellas para ser libre.
Mirando el techo, se preguntó donde estaría el, ¿La estará buscando? ¿Ella creerá que se fue? El miedo e inseguridad gobernó en su alma, si escapaba, que lo dudaba, y mucho, tristemente se hacía pocas ilusiones, era Douma, el demonio mas mitómano de la Fortaleza, aparte de mitómano, sádico, veloz y manipulador emocional.

Mordió su lengua, y miro la pequeña ventana que permitía el ingreso de la débil luz lunar, mañana sería el día, ¿Se arriesgaba a perderlo todo? Si, ¿Es estúpido? Si, evidentemente, ¿Es cabezona? Esta claro que sí, ¿Pero pierde algo con intentar? Si, su vida. Tiró de su cabello con fuerza, ¡¿Por qué tenía esa vida tan arriesgada?! Oh, si, andaba enredada con un demonio, pero no se arrepentía, si de la situación que estaba viviendo actualmente, raptada por uno de ellos, quien parecía totalmente ajeno a las consecuencias de tal acción. Pff, a nadie le importaría si Douma muere a manos de Kokushibo o Muzan mismo, en si, si eso pasaba, alteraría de alguna forma la jerarquía demoníaca que el líder de los demonios habría organizado hace años atrás.

—Que los dioses me acompañen. —Susurró.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora