XLVII:

427 72 38
                                    

Buenas, buenas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Buenas, buenas.

Este hiatus es el más grande que he tenido en toda mi historia en esta plataforma. Pero creo que volví con más ganas (?)

En fin, besos y abrazos.

_____________________________

Los días pasaban con rapidez, y el silencio reinaba en todos los distritos.

Los rumores para la gente se habían vuelto realidad. Muzan estaba asesinando cruelmente a la gente, incluyendo niños para aumentar su fuerza. Por otro lado, Kokushibo estuvo recibiendo las dosis de Tamayo, y por suerte, ya comenzaban a haber cambios en su organismo, jamás pensó en enfermarse o tener algún tipo de efecto secundario. Sin embargo, el dolor muscular se aparecia frecuentemente, no dejando que el se moviese con su agilidad diaria.

La Luna Superior entro silenciosamente al hospital, el sabía que Aime ya estaba internada, y eso le dio la señal a todos de que el final de Muzan estaba cerca.
A paso lento, se acercó a la cama donde ella reposaba, era muy común verla dormir más se lo que debe (doce a quince horas), y aquel día, no fue muy normal.

-Sabia que vendrías. -Susurró ella, y encendió la luz.

El dejo la Nichirin apoyada en el rincón de la pared, y se arrimo a ella, sentándose en la silla de madera que estaba pegada a la cama.

-¿Te fue bien con lady Tamayo? -El tomo su mano con delicadeza y la besó. Ella sonrió y tomo un mechón de su oscuro y largo cabello.

-Falta poco, Aime. Muy poco para poder acompañarte. -Comentó el y ella asintió.

-No tengo prisa, se que te estás esforzando por lograr esta enorme meta, y se que estás sufriendo. -Paso su mano por la mejilla de Kokushibo. -Ha estado inquieto toda la mañana.

El coloco una mano en el vientre de Aime, y por mera casualidad, sintió unas leves patadas, alegrando a ambos, no obstante, no lo suficiente.

-Se acerca muy pronto la caída de Muzan. Aime.- Si la castaña debía de mencionar algo malo, era su mirada. -No será sencillo, tampoco puedo garantizar que todos salgamos ilesos.

Aime se dio cuenta al instante de lo que se vendría. Ella se sento en la cama con duro esfuerzo, y el intento detenerla.

-No me asustes, Kokushibo-San, no sé a qué va eso último, pero tienes prohibido...-Ella calló al instante cuando lo vio jugar con la punta de la manta.

El no la miraba. Por más que lo llamase dos o tres veces, el se limitaba a encogerse de hombros, o soltar algún balbuceo. Ella respiro profundo, le costaba mucho cazar indirectas, o cosas muy obvias, como esas palabras.

-Se supone que seriamos una familia, no me lo prometiste, pero me has dado las señales.-Apretó con fuerza las sábanas, mientras las lágrimas intentaban salir por sus ojos verdes cargados de angustia. -¿No volverás? ¿Lo nuestro acabará cuando te enfrentes a Muzan?

-No dije eso, solo que, esto es más complejo de lo que pensé, va, pensamos. -Kokushibo supo que los cazadores, o los pocos que quedaban, andaban igual de confundidos y asustados. -Muzan-Sama es una caja de sorpresas, la unica desventaja que tiene no es leer mentes, y aún así es prácticamente indestructible, indestructible en el sentido de no tener un plan en manos. Lo más lógico para todos es aguantar hasta el amanecer, ya que el sol lo matará.

-¡Pero son muchos! -Espetó ella, intentando alejar el aire funesto.-¡Todos son fuertes, Kokushibo-San!

El alzó la mirada y la vio.
Tenía muchas formas se describir a Aime: joven, hermosa, inocente, terca y medianamente orgullosa, solo que esa noche parecía brillar. El la describió como un ángel soltando su luz en aquella vasta oscuridad.

-¿Piensas en un plan? Te recuerdo que estamos hablando de- Ella lo corto, cubriendo la boca del demonio con su mano.

-Ya sé, ya sé. Muzan es indestructible, bueno, el sol puede matarlo, pero...-Colocó con mano en su mentón, pensando.-¿No pueden salir a luchar a cierta hora? Digo, a las siete de la mañana prácticamente ya está de día.

El dejo caer su cabeza en la cama, poniendo nerviosa a Aime. Y descartó esa idea automáticamente.

-Bien, olvida eso.

-No, suena bien, sin embargo, Muzan no andará hasta esas horas, al contrario, se ocultara a eso de las cuatro en punto. No es tonto.

-Entonces intenten llamarlo a un sitio llano, cerca de aquí hay un campo, y las casa están algo lejos, tienen que entretenerlo. Akaza-San está contigo, ¿no?

Oh, si, Akaza. La Luna Superior Dos decidió traicionar a Muzan, y apoyar a Kokushibo. Pero en realidad, el motivo era una muchacha que conoció mientras vigilaba a Aime.

-Bueno, no me sorprende, Akaza es más blando y emocional que tu. -Aquello hizo que el demonio frunciese el ceño. -Me refiero a que el es más...¿humano?

-Dejalo así. -Solto el.

-Me parece bien. -Acabo ella.

Segundos después, ella se terminó por reír, todo lo que se habló de Muzan había quedado en el olvido con eso último. Kokushibo solo la miraba y escuchaba decir tonterías, como de costumbre, no obstante, tonterías interesantes, el se había olvidado de los chismes humanos, y de lo malos que podrían llegar a ser, a tal punto de arruinar vidas.

-Aime, ¿No te cansas de esto? -Comento, refiriéndose a toda la historia.

-¿De que?- Le pregunto, entre suaves risas. -De esto vivo.

El rodó los ojos y negó, no cambiará jamás, y se pregunto internamente si ella sería capaz de contagiar a su futuro hijo con ello. Deseoso estaba de saberlo.

Al final, la noche fue bastante tranquila, y lejana a los problemas, en si, Aime lograba alejar el estrés de el, sabía la enorme carga que tenía Kokushibo en sus hombros, ni hablar de Akaza, siendo los más poderosos, tenía miles de vidas en ambas manos, y Aime estaba en ellas.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora