Sentado frente a una mesa finamente tallada luego del almuerzo, el Omega miraba sin ver por los ventanales de aquel recinto los jardines que se extendían más allá de la fortaleza; el frío invernal impedía que los rosedales estuvieran en sus máximo esplendor, pero todos se mantenían verdes y algunas otras especies sí alcanzaban a florecer en aquella época tan inhóspita para la vegetación. Cubriéndose con la manta que había transportado hasta allí, frunció el ceño por el malestar emocional que sentía ante la situación que surcaba su cabeza una y otra vez.
Las palabras de Lyonel Tyrell ya no tenían tanto peso en sus pensamientos luego de la conversación con Villin, pero sí parte de lo que el hombre le había dicho entre medio de insultos y amenazas de decapitación hacia el jefe de la casa Tyrell; Villin lo había instado insistentemente a hablar con Aegon sobre aquel tema pero Lucerys no era tonto. Sabía que el verdadero objetivo de Villin no era que Lucerys se quedara tranquilo con una duda que en realidad no tenía, sino que Aegon le soltara información.
¿Cómo lo sabía? Por la insistencia con la que le preguntaba si ya había hablado con el otro. Lucerys no sabía exactamente qué tipo de información buscaba Villin de Aegon o qué se suponía que tenía que preguntarle él mismo para que se la dijera, pero la situación ya había escalado al punto en el que Lucerys no quería hablar ni con uno, ni con el otro. Por alguna extraña razón, sentía que Aegon guardaba más de un secreto y que llegar a conocerlos podría no ser del todo beneficioso para él.
Además, ¿por qué se los contaría justo a él? Ni aunque tuviese algo que ver con Aemond, porque...un secreto era eso, un secreto. Es una situación que sólo conoce un número limitado de personas conocía y no entendía por qué él debería de saberlo.
Salvo que el secreto lo incluyera de alguna manera, lo cual era una idea que intentaba descartar para no generarse más paranoia de la que ya tenía encima con todo lo que estaba ocurriendo.
— Oye, ¿estás bien? No se te va a ocurrir enfermarte o algo así, justo ahora.
La voz de Aegon lo sobresaltó al punto de provocarle un respingo en el sofá donde se había acomodado con frazada y todo; volteando, lo vio apoyado en el marco de la puerta con dos tazas humeantes en las manos.
— Estoy bien. Sólo tengo frío.
— Si tú lo dices.— ingresó a la estancia con aquella renguera a la que Lucerys ya se había acostumbrado, acercándose a él.— Toma. Es para el estómago. Villin me dijo que seguías indispuesto.
— Gracias.
Conteniendo los insultos y también los cuestionamientos, Lucerys tomó la taza que Aegon le ofrecía. Hacía un par de días que se sentía bastante bien y ya no había tenido tantos problemas con el estómago - salvo que Lyonel estuviese casualmente cerca de su posición para descomponerlo - y le resultaba como mínimo sospechoso que Villin hubiese dicho algo como aquello justamente en aquellos momentos. Estaba claro que había terminado convenciendo a Aegon de que le llevara aquella taza con no sabía qué tipo de contenido dentro para darle la oportunidad - que no quería realmente - de hablar a solas con el otro.
— Te la hubiese traído él, pero...está entretenido lanzándole miradas furibundas y amenazas indirectas al idiota de Lyonel.— El comentario hizo sonreír a Lucerys mientras olfateaba el borde de la taza. El aroma a especias lo relajó, resultándole agradable. Conocía esa fragancia.
— Al menos aún no lo asesinó.
— No le falta mucho. No lo aguanta más.
Ambos permanecieron en silencio. Por el rabillo del ojo, Lucerys observó a Aegon caminando con cierta dificultad hacia otro sillón de un sólo cuerpo, resoplando con esfuerzo al sentarse. A diferencia suya, no dudó en tomar el contenido de su taza casi en forma frenética para luego recostarse en el respaldo y cerrar los ojos, suspirando. Fue en ese momento que el Omega volteó para observarlo mejor; su cuerpo estaba completamente oculto con ropas de abrigo, pero parte de su cuello y el rostro estaban al descubierto dejando a la vista las cicatrices de las quemaduras.

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Tóxico [Lucemond]
RomanceLucerys Velaryon esperaba encontrarse en cualquier situación peligrosa...pero no en aquel tipo de problema, menos con su tío Aemond. Omegaverse, R+18