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Estuve con mis padres durante toda la noche hablando con ellos, recordando momentos lindos y hermosos de mi infancia.

-Nos alegramos que estés aquí, Saori- habló mi padre y mi madre asintió

-Muchas gracias papá, igual me alegro de estar aquí. Con ustedes- le sonreí, para después abrazarlo

-Lamento no haber ido al hospital, ninguno de los dos sabía que tú estabas ahí- habló el mayor aún manteniendo el abrazo

-Tranquilos, se que no lo sabían. No se preocupen- dije -Te amo, papá- le hablé cerca del oído

-Yo más, hija- escuché unos pequeños sollozos por parte de mi padres. Siempre tan emocionales.

Como yo...

Hora de irme.

-Mamá, Papá...- murmuré y ambos voltearon a verme, atentos de lo que diga

-Es hora de irme, gracias por todo.- les sonreí feliz de volverlos a ver

-Oh...hija...¿Por qué no te quedas?- habló mi madre un poco desanimada

-Prometo volver pronto. Espero ya no tener mucho trabajo, pero aún así gracias madre.- respondí

-Saori, tú madre se refiere a que ya es muy tarde. No puedes salir sola tan tarde.- me explicó el mayor

-Si entendí papá- reí -Es solo que quiero irme. Tengo algo importante que hacer- expliqué

-¿Qué vas a hacer a esta hora?- preguntó

-Algo importante- sonreí de lado

-Cuídate, ¿Si?- me habló mi padre y asentí

-Gracias. Volveré pronto- los abracé

-Avísanos cuando hayas llegado a casa, cariño- me dijo mi madre

-Claro- sobé sus espaldas -Nos vemos. Los amo- me marché hacia mi auto y ellos se iban despidiendo con sus manos alzadas

Me subí a mi auto, di una última despedida a mis padres y conduje hasta llegar a este lugar y apague el auto. Bajé y agarré todas mis fuerzas...

Agarré el aire suficiente, junto con el valor para hacer lo que tenía en mente

Inhale y exhale.

Me encaminé hacia aquella puerta y toqué el timbre que estaba a un lado de esta misma que resonó por toda la casa.

Mientras mi corazón se iba acelerando sintiendo que en cualquier momento se saldría

-Agh ¡¿quien carajo es?!- se escuchó al otro lado de la puerta junto con unos pasos pesados y abrió. Nuestras miradas chocaron por unos segundos y vi como sus ojos se abrían de la sorpresa

-Saori...- murmuró sin moverse

-Katsuki...hola- hablé por lo bajo, sonriendo y queriendo llorar por volver a verlo

-hola- me miró de arriba hacia abajo

Yo di el primer paso, algo que fue por impulso, así que lo abracé...y él aceptó el abrazo

-Te extrañé- sentí como salían las lágrimas rebeldes que recorrían mis mejillas

-Yo a ti...- recargó su barbilla sobre mi cabeza, sin ser brusco

Nos quedamos en este abrazo por un rato. Ninguno de los dos se separaba, para ser sincera, creo y siento que ninguno de los dos quería separarse nuevamente.

Este abrazo fuerte pero al mismo tiempo cálido hacia que nunca me quisiera separar...este donde no te quieres separar nunca más, este abrazo donde de verdad aprecias estar cuerpo a cuerpo con la otra persona, no de una forma sexual, sino una forma de cariño, una forma de consuelo.

No me canso de tocarte, de abrazarte y saber que eres real.

-Perdóname por no responder los mensajes- alcé la cabeza para verlo

-Tranquila.- me miró a los ojos y me observaba con mucha atención -Tenemos que entrar- habló

-No...- murmuré viéndolo nuevamente

-¿No?- preguntó confundido

Pasé mis manos por su cuello, haciendo que bajara su cabeza para por fin besarlo.

Déjame darte un beso, de esos que no se olvidan, ni en otros labios, ni en otras noches, ni en otras vidas.

Él al principio no correspondió mi beso, cosa que me preocupo por un momento. Hasta que sentí sus grandes manos apoyarse en mi cintura. Correspondiendo al beso.

El beso suave, sintiendo sus labios junto los míos.

Hay besos que detienen el tiempo, besos que estremecen, besos que relajan, besos que excitan, besos que sanan, pero también hay besos que provocan todo a la vez.

Son estos. Los de Bakugou Katsuki.

Aunque sinceramente estos besos no son como cualquier beso, es uno de esos donde dejamos de usar los labios y damos espacio al corazón, uno de esos donde quisieras que el mundo se detuviera para morir ahí.

Nos detuvimos. Nos miramos fijamente, el uno al otro. Yo, observando con delicadeza y mucha atención aquellos ojos color carmesí, obscuros, penetrantes y tan lindos.

Formé una pequeña sonrisa de lado y felizmente hablé -Te amo, Katsuki- recargué mi cabeza en su pecho

-Yo también te amo, Saori- colocó sus grandes brazos al rededor de los míos

Katsuki, quiero hacerte una petición un poco egoísta:

Ser tu último amor

𝓢𝓸𝓵𝓸 𝓽ú 𝔂 𝔂𝓸     (Bakugou Katsuki y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora