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-Saori, ¿eres tú?- se escuchó una voz femenina detrás de mi y volteé

-D-Denki...tengo miedo...- me acerqué a él tratando de aferrarme a su brazo pero él se hizo a un lado

De la sorpresa lo miré y él solo me sonreía pacíficamente

-Solo vine a dejarte Saori, aún no te han dado de alta aquí

-¿A qué te refieres?- lo miré completamente desconcertada

-Llévenla a su habitación- ordenó aquella mujer

¿Qué habitación?

Miré que los otros dos hombres con los que venía se iban a acercando a mi peligrosamente.

-Volveré, lo prometo Saori- Denki acarició mi mejilla con delicadeza

-Denki...¿dónde estoy?- pregunté con la voz entrecortada y los ojos llorosos

-Estarás bien.

Después de que él haya dicho eso comenzó a darme la espalda e irse nuevamente a aquel carro. Los otros dos hombres que estaban acercándose por fin me agarraron

Traté de hacer fuerza, patalear, pegar, rasguñar e incluso implorar para que me soltaran. Pero todo fue inútil.

Entramos a un lugar que parecía ser un hospital por dentro

-¡Suéltenme!- gritaba con todas mis fuerzas -¡Por favor!

-Te dije que aún no era bueno que saliera, Eri- habló uno de los hombres a la mujer que anteriormente había dicho que me agarraran

-¡Lo sé! Discúlpame, ¿quieres?. Es solo que creí que era bueno para ella que saliera.- respondió frustrada la mujer

Entramos a una habitación blanca, casi vacía, solo había una cama.

Yo seguía gritando de la frustración, lágrimas salían por lo mismo, por el susto, por todo.

Solo si Katsuki estuviera aquí....

-Pásame eso- señaló la mujer en cuanto me sentaron en la cama vacía

Por un momento traté de levantarme para poder correr y escapar de este horrendo lugar, pero los dos hombres me agarraron con fuerza y claramente me fue imposible.

-Saori, cálmate. ¿Me recuerdas?- me habló la mujer

No dije nada, no tenía opción, solo quedarme callada

-¿Me recuerdas Saori?- preguntó una vez más

Yo negué y ella suspiró

-Bueno, te diré después- ella se sentó lentamente al lado mío -Mientras es hora de descansar

-¿Dónde estoy?- pregunté preocupada

-En casa- me sonrió para después tocarme delicadamente la mejilla

Sus acciones eran tranquilas y lentas, sus palabras eran suaves y dulces. Hasta que después me enterró bruscamente en el brazo de golpe una jeringa que ella tenía en la mano. Yo grité del susto y después del dolor, ella retiró la jeringa y eso aún me causaba ardor

Solté un fuerte grito y cerré los ojos con fuerza

-¡¿Qué me inyectaste?!

-A descansar, pequeña- solo veía su sonrisa de lado que estaba marcada en su cara, para después levantarse y darme un beso en la frente -Nos veremos cuando estés más tranquila...

Me recostaron en la cama, ya no tenía más fuerzas para moverme, mi vista se volvía cada vez más borrosa.

Hasta que por fin todo se obscureció.

Volví a abrir los ojos, solo veía el blanco techo y el cuero me dolía un poco. Traté de levantarme pero me fue imposible, tenía una puesta una camisa de fuerza que causaba que se me haga imposible siquiera levantarme

No sé cuánto tiempo estuve así

Solo miraba el techo, la preocupación, la frustración, el coraje, la impotencia me inundaban causando lágrimas en mi

No sé dónde estoy, qué hora es, que día es...

...ni siquiera sé quién soy yo

Y eso me duele, me frustra.

No sé cuánto tiempo ya estuve así, hasta que por fin la señora entró.

-Buenos días, he notado que ya te has levantado- habló sonriente, yo solo la veía expectante

-Seguro ya tienes hambre- y por si fuera poco, mi estómago rugió en ese instante. Maldita sea.

Ella rió al instante de escuchar mi tan vergonzoso momento

-¿Puedo salir a tomar el sol, por favor?- pregunté una vez después de haber terminado de desayunar

Aunque mi desayuno solo fue una manzana, la manzana más roja que jamás alguien haya visto

Sonreí feliz -Me recuerdan a sus ojos...

-¿De quien?

-De mi esposo, es difícil olvidar esos hermosos ojos color carmesí que te fulminan con la mirada, o ese hermoso cabello cenizo...

-Lo amabas mucho, ¿cierto?- asentí

-Demasiado...- suspiré -¿Ya puedo salir?

-Tus piernas están débiles, Saori- me miró

¿Débiles?

Si ayer yo todavía caminaba...bueno, ni quiera sé si es el mismo día, o ha pasado otro día. No lo sé.

-Yo aún puedo caminar...- reclamé

-No, no puedes.

Traté de levantarme pero al momento de hacerlo no sentí las piernas, caí casi al instante.

-¿Lo ves?- sonrió

-¿Qué me inyectaste? Seguro por esa cosa ya no puedo caminar- su semblante inmediatamente cambió a uno serio

-No es por eso, desde que llegaste no podías caminar...

Ella al decir eso, recuerdos a mi llegaron. Ella tenía razón...por eso misma me llevaban cargando...

no había caminado desde que me había encontrado con Denki...

𝓢𝓸𝓵𝓸 𝓽ú 𝔂 𝔂𝓸     (Bakugou Katsuki y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora