𝓢𝓸𝓵𝓸 𝓽ú 𝔂 𝔂𝓸 (Bakugou Katsuki y tú)

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El problema no son los sueños, me gusta soñarte.

El problema son los amaneceres, despertar y no tenerte, abrazar la nada...

Ese es el problema, soñar contigo y despetar sin ti.

Saori Takahashi

Regresé a mi oficina únicamente por mis cosas, me iría directamente a la cafetería donde quedé verme con el señor Juko.

Esta vez decidí ir en mi carro, para llegar más rápido.

Iba de camino escuchando la canción "Off to the reaces" de Lana del Rey, esta canción se ha vuelto una de mis favoritas. En si, me gustan mucho las canciones de Lana del Rey.

Volviendo al tema, por fin había llegado a la cafetería. Cerca del vidrio grande que daba vista a las mesas, estaba el señor Juko sentado leyendo el periódico.

-Buenas tardes- saludé a la chica peli negra que se encontraba a en la entrada

-Buenas tardes- me sonrió -¿Mesa para uno?

-Me están esperando- aclaré -Es en aquella mesa, donde está el señor del gorro café- señalé

-Oh claro, adelante- la seguí hasta la mesa

El señor Juko al darse cuenta de mi presencia, apartó su periódico y me dedicó una amplia sonrisa haciendo más notorias sus arrugas por su edad.

Para ser sincera, es el único viejito que me ha dado mucha ternura. No es que odie a los viejitos o algo así, si no que es el único con el que he tenido una "conexión" por así decirlo.

-Gracias- me dirigí con la amable chica al haberme dejado la carta.

-Hola, Juko- esta vez le hablé a este tierno anciano. Dedicándole una sonrisa.

-Hola Saori, ¿cómo estás?- preguntó

-Me encuentro bien, ¿y tú cómo has estado? ¿sigues enfermo?- le pregunté debido a su último estado de salud, nada grave gracias al cielo.

-Ya he mejorado, gracias. Aunque pasó algo ayer.

Levanté mis cejas en forma de soto presa y curiosidad -¿Qué sucedió?

-Me visitó la familia de mi hijo.

-Eso es bueno, ¿no? ¿Hace cuanto que no los ves?

-Desde que mi nieta tenía como 5 años, creo- rió

-¿Cuantos años tiene ahora?

-Me comentó que tiene más de 20- Abrí mis ojos con sorpresa -no lo recuerdo exactamente, esta mente de anciano ya no da mucho.- los dos reímos

-Estas como nuevo, Juko- rió

-Eso quisiera

-Tú alma es como la de un joven.- confirmé

Seguimos la conversación de lo que había pasado hoy, en lo que platicábamos, los dos pedimos bebidas y una rebanada de pastel para cada uno. Yo pedí el de mi sabor favorito.