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Chapter one
Diana's weakness?

-Cuídate, ¿Si?

-Lo haré, mamá- Diana le sonrió.

Estaban en el andén 9 3/4. La chica de Gryffindor se encontraba ansiosa por entrar al tren y quería terminar con la despedida por más que sabía que extrañaría a su madre. Desde hacía tiempo que su casa se sentía solitaria y vacía, lo que aumentaban la voluntad de Diana de volver a Hogwarts lo antes posible. A veces no era tan fácil evadir aquella tristeza que la consumía en las sombras de su habitación cuando ciertos recuerdos la atormentaban, esas veces siquiera su gran optimismo y energía era suficiente.

 Comenzaba una vez más el ciclo escolar en Hogwarts y para la chica significaba poder divertirse una vez más. Los vagones del tren comenzaban a llenarse, el revoloteo en su estómago que le indicaba su felicidad y nerviosismo la hizo sonreír.

Una vez más en lugar seguro- dijo la pequeña vocecilla que tenía en su cabeza.

Buscó el vagón 17 con la intención de esperar pacientemente a la llegada de sus amigos- ya que siempre llegan tarde y a ella siempre le tocaba guardar los lugares.

Ellos tenían una tradición: el primer día de Hogwarts, los 6 se conocieron en aquel vagón- el número 17-  en su primer año o segundo año. Desde ese momento siempre se sentaron allí, y en su quinto/sexto año no esperaba ser diferente.

El aroma a madera y viaje pasaban por sus fosas nasales, el color marrón, rojo y dorado se mezclaba de los distintos detalles de aquel tren en la visión de Diana, quien amaba volver a verlos y disfrutarlos como la primera vez que había pisado aquel vehículo. 

Mientras pasaba por los vagones muchas personas la saludaban. Diana no era una persona popular en el sentido "Harry Potter", no la alababan, no era un chisme ni un tema de conversación concurrente de las demás personas. Pero, si estudiabas en Hogwarts, probablemente ya habrías oído su nombre o hablado con ella. 

Su extroversión y compañerismo la hizo conocer a mucha gente, una chica valiente y servicial, la viva imagen de un Gryffindor según muchos. Su sonrisa era lo que cautivaba a todos aquellos que lograron tener una charla con ella. Sin dudas era una persona que si o si le cae bien a todo el mundo, carismática y divertida, su felicidad era contagiosa. Así que no era sorpresa que la saluden con sonrisas de bienvenida mientras ella caminaba por el pasillo del tren. Esta devolvía a todos el saludo y también saludaba a personas que todavía no conocía, a la vez que prestaba atención a los números que aparecían encima de los vagones.

Había llegado al vagón 17, pero en cuanto lo abrió se dio cuenta de que estaba siendo ocupado por un gran número de personas. 

Las risas inundaban el pequeño cubículo, los cuales cesaron un poco en cuanto vieron la puerta abrirse y aproximarse una pequeña Gryffindor en la puerta. 

Oh, dios.

Diana se había topado con nada menos que un grupo de Hufflepuffs, mejor dicho, EL grupo de Hufflepuffs. Esas personas si que eran populares, si que se corrían chismes por todos lados y si que eran un gran tema de conversación. Aunque más que nada se hablaba de cierto integrante, cierto chico de Hufflepuff que se robaba suspiros hasta de las más duras Slyhterins.

Diana intentó sonreír, ya que había algunos integrantes que en efecto conocía, pero no podía evitar sentirse nerviosa al saber que allí se encontraba él, su mayor debilidad. Intentó evitar su presencia, siquiera verlo, solo centrarse en sus amigos.

-eeeey, Diana- dijeron dos del gran grupo que se encontraban sentados. 

-Sean, Thomas- los saludó con un fingido entusiasmo, tambaleando un poco la sonrisa- Qué hay.

Essential-Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora