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Chapter Eight
You Need to Calm Down


Diana's pov:

Octubre se pasaba y Mon no había mencionado el tema de la bufanda amarilla. Sospechaba que era porque siempre estábamos acompañadas y esta quería hablarlo a solas, pero yo tenía la esperanza de que se le haya olvidado.

Nick, John y Zeus solo sabían hablar sobre el torneo, preguntándose incluso cómo es que vendrían las otras escuelas o dónde se hospedarían.

-Yo podría perfectamente hacer espacio para que algunos se queden en nuestro dormitorio.

-Haces eso y te mato- advirtió Zeus, a quien no le gustaba mucho convivir con personas desconocidas- imagínate si no limpia o no sabe qué es la convivencia respetuosa- dijo como si fuera el mayor pecado del mundo, o como si fuera lo equivalente a matar.

Al ver cómo Zeus se estremeció, sostuve una risa.

El punto es que era viernes 30 de octubre, estábamos a un día de navidad y a la vez era la esperada llegada de los estudiantes de Durmstrang y Beauxbatons. Una vez tocó el timbre- que tocó treinta minutos antes de lo que debía- todos salieron disparados hacia la entrada de Hogwarts. 

Por primera vez pude ver a Hogwarts tan limpio como nunca antes, todo estaba puesto en su lugar y con un brillo con cara de que Filch estuvo bastante ocupado este mes. Los estudiantes también se encontraban pulcros, con sus túnicas puestas, con sus cabellos peinados y bufandas respectivas en caso de tener frío... menos Cedric, claro. Aún no le había devuelto la suya. 

Desde aquel acontecimiento a principios de mes, el primer "chismorreo" sobre mi persona se divulgó por todo Hogwarts: yo, Diana Amarount, tenía un amor secreto con algún integrante de Hufflepuff. Para los que me conocían, que pensaban que yo ni siquiera habré pensado en la palabra amor toda mi vida, creían que era un gran acontecimiento. Las miradas a veces se posaban en mi para ver a quién miraba, así que echarle un ojo a Cedric no era opción estos últimos días. Quizá después de todo aquello era bueno, tenía que de alguna manera olvidar a aquel amor imposible que llevo cuatro años esperando.

Debía madurar, yo debía cambiar, dejar de soñar y centrarme en el futuro, quien sabe y quizá también conocer a alguien que me guste...

Mónica me agarraba de la muñeca, guiándome a la entrada y empujando a todo aquel que se cruzara en nuestro camino.

-necesitamos los primeros puestos para ver la llegada de todos, apúrate.

Corrí con ella, afortunadamente encontramos un buen lugar. Los montones de estudiantes y profesores miraban expectantes a que algo aparezca por la entrada.

-¿crees que hayan chicos guapos de Durmstrang?- me preguntó emocionada.

-yo creo que los chicos de Beauxbaton son más lindos.- respondí divertida.

-¡Ay, si! Rubios de ojos azules y con acento francés... elegantes, finos y educados. Qué sueño.

Comencé a reírme al ver a mi amiga tan emocionada por la llegada de los nuevos colegios. Con la vista busqué a nuestros amigos, ¿Dónde rayos se había metido Nick esta vez? No sería la primera vez que se mete en lugares extraños...

-Hola- me sobresalté y miré a quién me había saludado- ¿te molesta si me quedo aquí? 

Era Cedric... me estaba pidiendo estar a mi lado.

Dios si, por favor quédate a mi lado para siempre.

-yo...- de repente me di cuenta de que Mon estaba a mi lado y mi nerviosismo aumentó.- y-yo. Es decir claro que no me molesta, pero ya sabes, estoy aguardando lugar a-a mis amigos.- intenté sonreír.

-ah, por supuesto. No te preocupes, nos vemos luego.- me sonrió y se fue de mi lado.

Noooo, quédate.

-Me estás jodiendo.- la voz de Mónica resonó por mi oído. Me di vuelta de repente, para dar de cara con su rostro impactado. 

Mierda, mierda, mierda.

-¿Qué e-

-¡él es tu chico secreto!- me susurró.

-¿Qué? Estás completamente loca.

-¿La bufanda que tienes es la de él o no?

-Yo..- no podría objetar nada, lo sabía.

-¡no puedo creerlo!

-No es lo que crees, Mon-

-Con nadie más que Cedric Diggory, ¿por qué no dices nada?

-ES que no est-

-¡claro, es por Cho!

-¡Déjame hablar!- le grité de repente, atrayendo la atención de muchos. La acerqué a mi algo avergonzada por haber gritado tan alto, esta vez susurré- escucha, Mon. Para nada es lo que estás pensando. Él es solo... un conocido, hablamos un par de veces y nada más.

-Ya... y te sonrojas por eso. 

-No estoy sonrojada, por Merlín- si, lo estaba- no ent- pero fui interrumpida, los gritos provenientes del resto de los alumnos. Los de Beauxbatons habían llegado.


"MM"

Essential-Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora