Essential-Cedric Diggory

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Chapter Twenty Two
Smile?

Diana's Pov:

-¿y qué más quieren que haga?- bufaba Mónica en voz baja

-Cualquiera podría hacerlo mejor que tú- respondió una voz que salía de la chimenea...

Supe lo que estaba haciendo. Se estaba comunicando con alguien por la chimenea, esa voz era de alguien que estaba en otra parte. Fruncí el ceño ¿acaso no sabía Mon lo peligroso que era entrar a hurtadillas a la oficina de un profesor para usar su chimenea?

Estaba dispuesta a preguntar con quién hablaba, pero su respuesta agresiva y algo tajante me hizo tan solo cerrar un poco la puerta para espiar lo que ocurría por la pequeña abertura de esta.

-Sin embargo no tienen a nadie más que les haga este trabajo, ¿no es así? Ya les dije todo lo que tenían que saber, todo va de acuerdo al plan.

-Igual que todos los Vanderwall: te crees irremplazable, pero tu sabes bien lo que le ocurrió a tu primo, que también se creía el intocable- pude ver como Mónica apretaba los puños. 

-Es diferente- dijo pausadamente, como si quisiera controlarse para no explotar.

Nunca había visto a Mónica de aquella forma. Es decir, si, muchos podrían describirla como una chica de carácter fuerte, de respuestas directas de ser necesario. Pero esta vez parecía diferente, parecía cargada de odio, o algo parecido. 

-Eso también pensaba él, ¿No es así?

Aquella voz... llena de burla e ironía me estaba irritando, ¿acaso estaba provocándola? Me parecía un tipo estúpido y si fuera por mi saltaría a defender a mi amiga (para la cual el tema de la familia era algo íntimo y tocante) pero sabía que no podía hacerlo, si Mónica hacía esto en secreto era porque quería que lo fuera, porque no quería que yo me enterara, así que si quería descubrir qué estaba ocurriendo tendría que continuar de aquella forma.

-¿Qué mas quieren de mi?

-Así no se dice, se dice: "¿en qué más puedo ayudarles?"- Mónica suspiró y con un gran esfuerzo murmuró:

-¿En qué más puedo ayudarles?

-vamos aprendiendo. Pues bien, Vanderwall, ya que tienes aquella cualidad especial que- pero Mónica lo interrumpió, tan rápido como una hiena su cabeza había girado, como si hubiera presentido que alguien la estaba observando. Sus ojos se posaron en los míos y por arte de magia el fuego de la chimenea dejó apenas cenizas.

Mi mejor amiga, la chica con la que compartí cuatro años un dormitorio, se levantó del suelo y siquiera le importó lo empolvada que estaba su túnica. Me tomó del brazo y me atrajo hacia dentro de la oficina. Observó el reloj que se encontraba arriba de un escritorio y luego me miró como si nunca antes hubiéramos hablado.

-¿Qué te crees que haces?- su tono era amenazante, un escalofrío me recorrió la médula espinal. 

-¿Qué haces tú?- le respondí con una ceja alzada- ¿Utilizando la chimenea de un profesor? ¿hablando con un tipo sospechoso? ¿Te encuentras bien? ¿si sabes que te anduvimos buscando por todo Hog-

-Tú no tienes nada que ver con esto, son mis asuntos.

-¿A sí? ¿Entonces es esto lo que haces cuando desapareces y luego buscar cuatrocientas excusas?

-baja la voz- me espetó.

-estoy preocupada por ti, Mon. ¿Qué está ocurriendo? ¿Aquel tipo con el que hablabas te está amenazando con algo? Sabes que puedo ayud-

-Me estabas espiando.- era lo único que parecía importarle.

-porque te niegas a decirnos qué te ocurre. A veces uno no sabe que puede pedir ayuda o que alguien puede ayudar, y soy tu amiga, Mon.