12 ( Juu ni)

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Decir que Akasha no tenía miedo, sería una gran mentira. Estaba aterrada y sus manos temblorosas alrededor del mango de su katana la delataban.

Cuando ella había llegado decidida a pedirle al pilar del viento que la entrenara, esperaba una risa burlona y hasta un empujón. incluso había pensado en esperar a Rengoku en la entrada de la sede y pedirle que le ayudara con su objetivo cuando volviera de su misión.

Pero grande fue su sorpresa cuando Sanemi simplemente dijo que si y la corrió de su casa diciéndole que la quería ver a la mañana siguiente al amanecer.

Ella se preparó mentalmente para el entrenamiento, aquel hombre parecía ser un salvaje, pero algo le decía que, si él había llegado hasta ser un pilar, era porque era bueno en lo que hacía.

Todo el camino hacia el hogar del pilar del viento se mantuvo tensa y a la espera de cualquier cosa, pero cuando llego ante sanemi, este parecía realmente sorprendido de verla ahí.

— ¿Que yo dije que? - gruño con una mano en su cabeza.

— Dijiste que me entrenarías.

— ¿Yo dije eso? estaba ebrio no pensaba bien. Vete antes de que te golpee.

— Por favor, necesito entrenar con un pilar.

— ¿Por qué yo? ¿acaso los demás se negaron por lo patética que te ves pidiendo ayuda después de casi morir en tu primera misión?

— Tu fuiste mi primera opción. - mintió viéndole fijamente. Si no estuviera realmente desesperada por entrenar para vengarse, ella le hubiera respondido con algo peor.

El hombre de cabello blanco se mantuvo en silencio viendo fijamente a la chica que se quedó quieta frente a él, debajo de sus ropas se encontraba temblando como hoja en invierno. Sus ojos se abrieron enormemente cuando el pilar del viento se lanzó contra ella de manera sorpresiva, Akasha alcanzo a esquivar el golpe dando un salto hacia atrás que casi la hace caer.

— Atácame. - dijo él sonriente. — Si llegas a tocarme con tu katana fea, voy a entrenarte.

Akasha apretó el arma entre sus manos viéndolo insegura. Él no tenía un arma a la vista.

— Pero tú no tienes una katana.- murmuro insegura, Sanemi al escucharla solto una carcajada que retumbo en el jardín. Akasha pensó que esa risa era capaz de espantar a los pájaros.

— No la necesito, después de tu pobre actuación en la misión. Es obvio que no sabes pelear.

Akasha apretó sus dientes y lanzo una estocada en su dirección, sanemi volvió a reír. Eso enfureció a la chica y lanzo una patada que nuevamente el hombre esquivo.

— ¡Deja de correr y ataca! - grito realmente molesta, estaba cansándose de buscar la forma de golpearlo y que el simplemente corriera.

— Si tú lo dices.

Akasha se dio cuenta de su error ya cuando el puño de Sanemi se había estrellado en su estómago sacándole el aire de golpe haciéndole caer de rodillas.

— ¡Detente! - Grito una voz familiar, Tanjiro se había saltado la cerca y se encontraba enfrentando al pilar del viento con un gesto de ira profunda. Su cuerpo se mantenía a la defensiva protegiendo a Akasha que apenas y podía entender lo que sucedía.

— Quítate de en medio mocoso. - gruño el hombre acercándose amenazadoramente.

— No tienes por qué ser tan duro con ella. - Grito el fuertemente dando un paso al frente.

— Ella lo pidió, solo cumplo órdenes. - comento sanemi con sorna.

— Pero...

— Niño rojito. -La voz temblorosa de Akasha hizo que tanjiro volteara de golpe, ella se encontraba de pie con un gesto de dolor en su rostro. Ella poso una mano en su hombro en forma de gratitud. — Estaré bien.

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