34 ( San juu yon)

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Su plan de llegar directamente a dormir se fue por la borda cuando fue interceptada por sanemi que la arrastró hacia Oyakata Sama. Ella lo había mantenido al tanto de su trabajo enviándole cartas que al contrario de Tomioka, sanemi respondió con rapidez diciendo en cuanto llegará, le mostraría el artefacto al patrón.

Akasha tomo la taza de té que una de las hijas del patrón le sirvió y agradeció en silencio. Oyakata Sama deslizó sus dedos por la prenda protectora de material resistente, analizando lo mejor que podía con el tacto, ya que su vista no serviría de mucho.

— ¿Planeas que los cazadores lo usen en sus batallas?

Akasha relamió sus labios.

— Así es, con los herreros nos enfocamos en que fuera cómodo y flexible para que no les moleste al atacar.

— ¿Que material es?

— Hierro, sin embargo, para mayor protección usamos un material único en su totalidad. El cristal amarillo de mi katana.

el patrón alzó ambas cejas al escucharla.

— ¿Fundiste tu katana para esto?

— Así es, estoy consciente de que no podré volver a usarla jamás. - la tristeza tiño su voz durante unos segundos. — Y me niego a guardarla en un rincón. Así que decidí mezclar ese material con los otros que forman está prenda. Es sumamente protectora, varios lo probaron y solo deja unos cuantos rasguños, como moretones que desaparecerán en unos cuantos días. — Dio otro pequeño sorbo y continuo—Estoy pensando en algo para proteger los brazos y las piernas, pero por el momento, esto es lo que logramos crear.

— Es maravilloso.

Akasha sonrió levemente.

— Me alegra que le guste.

— Haremos que los pilares y los usen como prioridad, después haremos que los demás los usen. ¿Hay bastante material para unos cuantos más?

— Lo hay. — Asintió levemente. — Pero el cristal amarillo de mi katana en algún momento va a acabarse.

— Podremos usar hierro. Preguntaré a mis conocidos sobre material resistente. Esperemos obtener algo.

— Eso sería maravilloso. — Akasha sonrió con entusiasmo. — Gracias.

— Gracias a ti, Akasha. Tu ingenio podría salvar bastantes vidas en la batalla. Me alegra que hayas encontrado otro propósito.

Ella sonrió.

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— ¿Tendré que usarlo sobre mi ropa? - pregunto Sanemi mientras la acompañaba hacia la casa de tomioka. Ella estaba exhausta y apenas podía con su alma, por ello lo había obligado a guiarla.

— Debajo sería preferible.

— Genial. - dejo caer el bolso con sus cosas en cuanto estuvieron frente la casa y palmeo torpemente su cabeza. — Me voy.

— ¡Espera! ¿No vas a asegurarte que en verdad llegué a la puerta?

— No soy tu padre para hacer eso. — Exclamó él dándole la espalda, alzó una mano como despedida alejándose de ahí.

— Idiota.

Cuando entro a la casa se la encontró vacía, sonrió inconscientemente al ver que tomioka había dejado la puerta abierta para ella, como se lo había dicho meses atrás.

Dejo sus cosas en su habitación, se dio una ducha decente y cuando salió del baño dispuesta a dormir por horas, se encontró al pilar del agua entrando a la casa. Este se quedó quieto en su lugar y le observo por varios segundos.

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