31 ( San juu ichi)

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-Deberías decirle. - el pilar del fuego musito con sus mejillas llenas de arroz, Akasha bajo los palillos y le observo con confusión.

- ¿Qué cosa?

- A Giyuu, de que lo quieres.

Las mejillas de la chica se sonrojaron intensamente y se ahogó con su propia saliva, causando que Rengoku le palmeara la espalda varias veces. Ella se recompuso a duras penas y le observo con terror en su mirada.

- ¿Estás loco?

- Akasha, querida. ¿estas consiente de que nuestro trabajo es peligroso?

- Si, pero...

- ¿Qué tal si mueres cuando enfrentemos al demonio del tren? - la idea hizo que rengoku perdiera el apetito por unos segundos, luego prosiguió. - Si estuvieras a punto de morir, cosa que no permitiré por su puesto. - le apunto con sus palillos dejando caer unos cuantos granos de arroz en la mesa, que él recogió de inmediato con agilidad. - ¿Con quién te gustaría hablar por última vez?

- Contigo - respondió sincera y fue momento del pilar del fuego de atragantarse. - y con Tanjiro y Giyuu.

- Ya estás hablando conmigo- sonrio él tras darle un trago a su vaso. - ¿Que me dirías?

- Que tienes malos modales al comer. - gruño tomando una servilleta y pasándola torpemente por la nariz de pilar que estaba manchada de salsa de soya. Fue un gesto inconsciente, que en cuanto se dio cuenta de lo que hizo, se retiró casi pateando la mesa. Cerro sus ojos con fuerza y se cubrió la cabeza con las manos esperando un golpe que jamás llego. - Lo siento, yo no lo pensé, ¡lo siento.!

Rengoku le observo realmente preocupado y dejo su plato para tomar una de las manos que la protegían.

- Oye...Esta bien, gracias.

Ella bajo sus brazos con cautela y al observar la mirada del pilar, sintió la vergüenza carcomerla intensamente.

- Lo siento.

- No hay por qué disculparse, fue un gesto lindo.

- ¿Enserio? -El hombre de cabello extravagante asintió efusivamente y Akasha apretó sus labios. - Vaya...yo pensé que te molestarías.

- ¿Por qué lo haría? Es un gesto puro, yo hago lo mismo con mi hermano. - sonrio.

- ¿y no te golpea por eso? - pregunto con sorpresa, rengoku se tensó al ver su mirada confundida. - Mi hermano no dejaba que lo tocara, decía que podía enfermarlo.

El chasquido de los palillos al partirse por la fuerza que el pilar había puesto en ellos fue lo único que se escuchó entre los dos por varios segundos.

- Ese no era un buen hermano Akasha. Los hermanos te quieren, y te apoyan. No negare que habrá discusiones, pero después de todo, los hermanos siempre estarán juntos.

Akasha asintió levemente tratando de recordar un buen momento con su hermano, pero simplemente obtuvo aquellos recuerdos horribles y se estremeció por ello.

- En ese caso, si en mi otra vida tengo hermanos. Seré la mejor. - sonrio esperanzada comenzando a comer.

El pilar del fuego le observo en silencio.

- ¿Por qué esperar hasta la otra vida? Empecemos hoy. - se puso de pie rápidamente llamando la atención de los comensales del restaurante. - En estos momentos, Akasha san, te proclamo como mi hermana.

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