GOLDEN

14 (Juuyon)

— ¿Qué haces en mi habitación? -gruño el molesto viéndole con furia, akasha se quedó sin habla y tembló. No era por miedo, sino por lo diferente que Giyuu se veía con el cabello suelto y despeinado sobre sus hombros. Se maldijo al sentirse realmente atraída y sorprendida.

¿Desde cuándo se veía tan malditamente bien? - se preguntó para sus adentros.

— Yo...

— ¡Contesta! - gruño el apretando el brazo sobre su cuello. — ¿Pensabas matarme?

Ella de golpe lo empujo haciéndolo caer bajo su cuerpo de manera automática, si no estuviera realmente molesta por que Giyuu creyera que quería matarlo, estaría sorprendida por la facilidad con la que pudo moverlo. Eso quería decir, que los entrenamientos de sanemi comenzaban a dar frutos.

— ¿Por qué demonios piensas eso? - gruño ella sosteniendo sus hombros con fuerza, tomioka chasqueo la lengua e iba a moverse nuevamente hasta que noto por la luz de la luna, las heridas en su rostro y los moretones en sus hombros descubiertos por el haori que se había resbalado por los movimientos. — ¡Yo jamás haría algo como eso! ¡se supone que somos un equipo!

— ¿Entonces que haces aquí?! ¡por que supongo que no vienes a darme las buenas noches! - grito de vuelta.

Ella se quedó sin habla y eso tomioka lo tomo como una ventaja; de un movimiento rápido hizo que ella volviera a estar bajo su cuerpo, ella solto un gruñido por el dolor de su espalda.

— Venia a cambiar tu pulsera. - confeso con sus mejillas rojas.

— ¿En medio de la noche?!

— Apenas son las ocho. - murmuro entre dientes, Tomioka le vio de mala manera y ella suspiro sabiendo que si quería salir viva de ahí tendría que confesar. — Bien...la pulsera que te di es para poder sentir algo de ti y así no sorprenderme cuando estas cerca.

— ¿Mentiste diciendo que era un regalo de bienvenida? - Giyuu alzo una ceja y ella asintió avergonzada. — Eres una idiota.

— No tanto, pero sí. - el aflojo el agarre en su cuello. — Lo siento, no quería hacerte sentir mal. Se que estos días te he ignorado, pero no lo hago a propósito, lo juro. Solo que no puedo sentirte cuando estas cerca y que tu no me hables no me ayuda, ¿sabes? y me siento mal porque tú me dejas estar en tu casa, compartes tu comida conmigo y...

— Cállate.

— ¿Por qué? me estoy disculpando y...

— Estas sangrando, cállate.

Tomioka se quitó de encima de ella y busco algo entre sus cajones, akasha no sabía a qué se refería cuando noto que algo húmedo caía en su ojo, solto un bufido al notar que la herida que se había hecho en el entrenamiento se había abierto.

— Mierda.

Antes de que ella pudiera levantarse, él se había acercado y colocado un pedazo de tela en su herida apretando lo suficiente para que Akasha se quejara.

— ¿No fuiste con shinobu para que te ayudara? - reclamo.

— Digamos que no le agrado mucho desde que desaparecí hace una semana. - solto una risita. Ella no admitiría que la esencia de la pilar mariposa le daba miedo.

— Idiota.

— Ya me lo dijiste. - ella rodo sus ojos.

— y lo repetiré, debiste pensarlo dos veces antes de pedirle a sanemi que te entrenara.

— Tú me dijiste que no, shinobu no era una opción, Rengoku San aun no vuelve de su misión y a los demás pilares no los conozco.

Él se quedó callado apretando la herida, tenía parte de su cabello suelto sobre los ojos y hombros. Akasha se detuvo al querer quitar un mechón que cubría sus ojos. Ella secretamente comenzaba a adorar su aspecto tan natural.