19(Juukyuu)

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El pilar del agua respiraba de manera agitada, se encontraba escondido tras un muro de bambú queriendo recuperar fuerzas. sus manos temblaban por el cansancio alrededor de la katana y suspiro queriendo calmarse.

Habían llegado hacía ya bastantes horas al pueblo donde el demonio atacaba y no habían podido trazar un plan, ese ser tenía una habilidad peculiar que comenzó a confundirlos. Sanemi había sido la primer víctima, musitando una y otra vez disculpas a su familia justo enfrente del demonio que estuvo a punto de matarlo de no ser porque tomioka ataco al demonio y se llevó al pilar del viento a la fuerza.

Giyuu sabía que debía mantenerse con la mente fría, no sabía como el demonio conocía a las personas que añoraban y no quería caer en sus trucos. Pero pronto entre balbuceos escucho a sanemi decir desde el suelo.

— No toques a Akasha...

El rostro de la chica se coló en su mente y de nuevo aquella expresión triste que vio antes de irse, removió su estómago. Apretó sus dientes con fuerza y haciendo uso de su respiración, se lanzó en contra del demonio, dispuesto a cortar su cabeza de una vez por todas.

La hoja de la katana se encajó en la carne del demonio, pero escucho un quejido demasiado humano que le helo la sangre.

Abrio sus ojos con terror cuando noto que a quien le había encajado el arma, no había sido al demonio. Parpadeo realmente confundido y dejo de moverse viendo los ojos dorados de Akasha que comenzaron a lagrimear.

— No lo mates por favor, es mi hermano. la voz de akasha manchada de dolor resonó en sus oídos. Rápidamente saco la hoja de la piel bronceada y retrocedió aturdido.

Akasha se dejó caer de rodillas, posando su mano en el hombro herido que comenzó a sangrar de manera escandalosa, como una fuente repugnante. Akasha a pesar del dolor se levantó y volteo hacia el demonio y toco su mejilla con cariño.

Ella volteo sobre su hombro y le observo de manera fría.

— Perdonaste a aquella demonio, ¿porque no puedes perdonarlo a él?

La sangre había ocultado el bonito haori de tonos naranjas de akasha, pero ella seguía ahí viéndole con odio. Giyuu pensó que había perdido la respiración.

— Pensé que te detendrías si me interponía. - sollozo realmente adolorida, giyuu dio un paso al frente cuando ella cayo de nuevo al suelo.

— Akasha...

— ¿Porque me odias, Giyuu?- su voz sonó rota.

— Yo...

— Si hubiera sabido que el conocerte me haría morir tan temprano, jamás hubiera salido de mi hogar.

— Akasha...

— Sabito estaría decepcionado de ti.

La mención del nombre de su viejo amigo, lo llevo al borde de la locura y juro haber visto un mirar familiar en ella. Estuvo a punto de negar, de disculparse, pero cuando dio un paso, algo pareció esclarecerse en su cabeza, pronto vio asqueado a la mujer de frente suyo.

— A ella nunca le hable de Sabito. - exclamo con ira coloreando sus palabras.

El demonio con el rostro de Akasha sonrio de manera espeluznante y se levantó del suelo, tranquilamente sacudiendo el polvo de sus pantalones con desdén.

— En verdad pensé que te volverías loco, si la veías a punto de morir. - la voz sonó burlona.

La voz alterada de akasha hizo que giyuu encendiera aún más su coraje.

— ¡Muestra tu verdadera forma, y enfréntame! - grito con fuerza alzando su katana.

El demonio rio entre dientes colocando sus manos tras su espalda, de manera tranquila y burlona.

— Lo haría si no supiera lo mucho que te afecta ver el rostro de esta señorita.

— ¡No me afecta!

— ¿No? entonces por que dudaste en matarme? ¿Si hubiera sido otro rostro, hubieras atacado sin pensar? - sonrio con sorna mostrando sus dientes manchados de sangre roja y espesa que resbalo por su barbilla.

— No me conoces, tú no eres nadie para decir eso.

— ¿No? - el demonio se llevó una mano a la barbilla pensativo. — En estos momentos, soy todo. ¿te digo por qué? El lindo rostro que tengo ahora representa a la persona que es tu todo. y estoy seguro de que, si logras matarme, quedaría en tu recuerdo el cuerpo inerte y decapitado de la mujer que amas, bajo tu propia mano.

Giyuu trago saliva, no quería seguir escuchando, pero el solo pensar en una escena donde akasha moría por sus propias manos, le hizo querer vomitar.

Apretó los dientes y rezo en sus adentros a todos los dioses existentes, de que akasha estuviera a salvo en su hogar, esperándolo sentada en el jardín como siempre lo hacía.

Repitió eso en su mente una y otra vez mientras luchaba contra el demonio con el rostro de Akasha.

No es ella, es un demonio.

No es ella, es un demonio.

No es ella, es un demonio.

Ella está bien, debe estar con tanjiro corriendo en el jardín o recolectando ramas para sus pulseras.

Con eso en mente fresco y como un mantra, alzo su katana y con fuerza desmesurada se acercó al cuello del demonio y dijo.

— ¡Akasha está a salvo en nuestra casa!

A pesar de que su mente repitiera a gritos aquello, al decapitar al demonio, evito a toda costa voltear a ver el cuerpo que comenzó a consumirse en cenizas.

Giyuu no dejo de pensar en Akasha durante el camino de vuelta, con Sanemi a sus espaldas realmente exhausto mentalmente. El pilar del agua solo deseaba llegar a su casa y verla ahí de pie, sonriente.

Por primera vez en sus años de trabajo, tomioka paso de largo por la finca de patrón y se dirigió a la suya con rapidez, ignorando a todos. cruzo el jardín con rapidez hasta detenerse en el lugar donde él le había tirado la comida.

" no quiero nada de ti"

La culpa comenzó a asfixiarlo y la oscuridad solo incremento aquel sentir. Abrio la puerta de golpe siendo recibido por el lugar vacío y silencioso. No había rastro de la chica en ningún lugar.

El miedo comenzó a entorpecer sus sentidos y corrió hacia la habitación, encontrando todo bien acomodado en su lugar.

Su respiración comenzó a ser rápida y pesada.

" yo no la mate, el demonio no era ella."

Volteo de golpe encontrando a tanjiro de pie fuera de la casa, tenía un rostro de angustia que hizo que tomioka se acercara rápido a él, sobresaltándolo al presentir sus emociones revueltas.

— ¿Dónde está?

— Se fue a una misión, justo después de ustedes. - contesto viendo con pesar al pilar que parecía estar a punto de perder la cordura. tenía los ojos abiertos con las pupilas encogidas en terror.

— ¿Qué clase de misión?

— me dijo que era una que solo ella podía terminar.

El corazón de Tomioka estuvo a punto de salírsele del pecho.

Ella había ido a acabar con su hermano.

NO COPIAS NI ADAPTACIONES

MAJO


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