GOLDEN

33 ( San juu san)

Akasha se detuvo para descansar después de varias horas caminando, dejo caer su bolso y se recargo en una barda de piedra para tomar agua. Limpio su frente y volvió a arreglar su cola de caballo, con una mueca poso su mano sobre su vientre.

La herida comenzaba a molestarle.

- Simplemente genial.

Su cambio de planes comenzaba a temblar, había decidido desviarse por unas horas para visitar al hermano de rengoku por primera vez después de dos meses de su muerte. Pero su estado de salud estaba impidiéndole el paso.

- ¿Se encuentra bien? - pregunto una voz amable

Ella volteo y casi escupe el agua que había tomado al reconocer ese cabello y esos ojos similares a los de un búho. Sintió un nudo en su garganta y el malestar de su cuerpo dejo de ser lo principal.

El hermano menor de Kyojuro, yacía frente a ella.

Akasha no supo cómo reaccionar, balbuceo cosas inentendibles y tras eso se inclinó frente la joven que dio un sobresalto ante repentina acción.

— ¡Es un gusto conocerte al fin!

Senjuro vio preocupado a la mujer que al erguirse nuevamente se mareo y hubiera caído al suelo de no ser por qué el la sostuvo de los brazos.

— Cuidado señorita. Se ve muy cansada, venga conmigo, le daré algo de beber.

Akasha dejo que el joven la guiará, le observo en silencio y pudo jurar que vio a su querido amigo frente a ella. Tomo aire queriendo calmarse.

Senjuro la guio a una pequeña banca y rápidamente trajo un vaso de agua fresca que ella tomo con gusto.

— Lamento llegar aquí sin avisar. - murmuró tras limpiar sus labios.

El joven sonrió afable.

— Parece que usted me conoce.

Akasha pronto noto su error y suspiro.

— Soy Akasha sato, fui amiga de Kyojuro.

Los ojos de senjuro parecieron brillar.

— ¿Akasha?! ¡Es un gusto conocerla al fin! ¡Mi hermano me habló mucho de usted! — Exclamó con entusiasmo moviendo sus brazos dejando ver qué en una de sus muñecas, se encontraba una pulsera que ella reconoció al instante, dejándola paralizada.

Era la pulsera que le había hecho a Kyojuro cuando lo conoció.

— ¿D-de dónde la sacaste? - musito en voz baja apuntando su muñeca. Senjuro poso sus ojos en la pulsera y sonrio nostálgico.

— Oh, mi hermano me la dio por mi cumpleaños. — Sonrió con nostalgia tocando el objeto. — Es bonita, ¿verdad?

— Lo es...yo la hice.

Los ojos expresivos y extravagantes de senjuro se expandieron al oírle.

— ¡Es increíble! ¡Mi hermano dijo que alguien especial lo había hecho! ¡Me alegra conocerle al fin, Akasha San!

— Lo mismo digo. - sonrió levemente tragando el nudo en su garganta y pronto suspiro. — Lamento no haber venido antes. Me hubiera gustado estar contigo cuando el funeral ocurrió...

senjuro dejo de sonreír y bajo la cabeza.

— No se preocupe, comprendo.

Akasha asintió levemente y compartieron un agradable silencio en dónde el viento fue el único ruido.

Senjuro observo a la mujer, y noto lo cansada que se veía. Sus manos se mantenían en su vientre y la alerta de que estuviera embarazada, le hizo alterarse.