15 (Juu go)

76 13 8
                                    

Este capítulo va dedicado a mi hermana.

*********

La presencia de Akasha en la casa de tomioka comenzó a alegrar el ambiente ligeramente, el pilar comenzaba a tolerar los ataques enérgicos de la chica que a veces iba de un lado al otro tarareando o entrenando con su espada. El no solía hablar mucho con ella, solo lo necesario, por ejemplo: al saludar, dar los buenos días y le diría buenas noches si Akasha no cayera como saco de papas a su futón a eso de las nueve de la noche.

Giyuu se daba cuenta del esfuerzo que la chica ponía en los entrenamientos con sanemi, jamás la escucho quejarse por las heridas que este le causaba; un día fue a verla entrenar, vio con atención que, a pesar de caer una y otra vez, Akasha no dejaba de intentarlo hasta que algo en sus movimientos mejoraran y lograran tocar a Sanemi. También se dio cuenta de lo vengativa que era, si el pilar del viento le dejaba una marca, ella le hacia otra segundos después. A veces ella solía llegar malhumorada con marcas rojizas en sus brazos por los golpes del entrenamiento y otras simplemente saltaba de alegría por golpear al pilar.

Nunca lo admitirá en voz alta, pero tomioka comenzaba a encariñarse con ella. Le divertía tenerla cerca, e incluso cuando tenía un mal día. Con verla sentía menos presión en sus hombros.

Ella pareció comprender su forma de ser y no lo obligaba a hablar más de la cuenta, por lo que la mayoría de las veces en el que compartían un tiempo juntos, ella era la que hablaba y tomioka simplemente la escuchaba atentamente para asentir o negar en el momento correcto.

Todo iba relativamente bien, hasta que varios dias tomioka dejo de ver a Akasha en las mañanas y de escuchar sus torpes intentos de fugarse de la casa sin despertarlo. Ella salia cada vez más emocionada a sus entrenamientos y un día el pilar se preocupó ligeramente al notar que Akasha llevaba su arma extraña en su espalda. Se abstuvo de preguntar y solo se quedó callado sentado frente a la mesita con el té entre sus manos.

Tomioka tuvo un mal presentimiento y lastimosamente tenía razón.

— ¡Tomioka San!

La voz de Tanjiro hizo que volteara lentamente dejando de lado su katana, el chico pelirrojo corrió hacia el jadeante y con un semblante lleno de horror.

— ¿Que sucede?

Giyuu guardo la calma, sabía que él y Akasha se habían vuelto muy unidos últimamente y el pelirrojo llegaba a sobreproteger a la chica, casi pegando al grito al cielo cuando ella mostraba orgullosa las marcas que había recibido de su entrenamiento.

— Es Akasha San, fue herida en el entrenamiento. - su voz tembló y tomioka noto la sangre en las ropas de tanjiro se tensó y apretó los dientes perdiendo poco a poco su calma.

— ¿Que tan grave fue?

— Sanemi San la ataco no midiendo su fuerza. Escuche decir a Aoi que quizá pierda su brazo derecho.

El corazón de Giyuu se retorció y no supo cómo reaccionar. Sintió una inexplicable necesidad ir con ella, pero sabía que sería inútil, si Akasha perdia su brazo no habría nada más que hacer; además, tenía una misión ese mismo día, y no podría quedarse, tenía que cumplir con su trabajo.

Solto un suspiro, bajo la cabeza y continúo preparando sus cosas. Esto, a los ojos de Tanjiro fue demasiado extraño, sentía el olor de una profunda tristeza e impotencia emanar del pilar.

— volveré mañana. - comento a secas empezando su camino, Tanjiro lo siguió incrédulo y confundido.

— ¿Pero ¿qué hay de Akasha San?

— No podemos hacer nada más que esperar a que le ayuden. - le dio una mirada sobre su hombro.

— Yo pensé que ustedes dos eran pareja. - admitió tanjiro realmente confundido por la sequedad con la que Tomioka se comportaba.

GOLDENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora