⸂ Sugar ♡ Ice ; gruvia, au.

25. . . ❨❨🍧❩❩

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Dio otro bocado a un dulce ácido de los pocos que le quedaban en la bolsa que le regaló Juvia, lo hizo durar hasta hoy. Está desganado. Sin ganas de nada. Frío, distante, mal genio con todo el mundo. Se rehusó y se retractó dar el primer paso. Estaba claro que perdería el tiempo. Si será amigo de Juvia, bueno...

Erza le llamó en el día, si tenía disponible para ir a ayudarle a preparar pasteles. Juvia dijo que sí, irá este viernes en la tarde. Con mayor razón él no irá, no quiere tener contacto con ella, por el momento.

Jellal le contó a Erza todo lo que pasó. Es tan terco, dios. No hay forma en que entienda que, sin importarle el nuevo amiguito de Juvia, tiene que decirle lo que siente. Pero no. Es un hielo muy duro de romper. Podría colocarlo cerca de la estufa, se derretiría.

Es viernes, sin ver a Juvia. Hasta Cana le preguntó qué pasó, pues en la universidad su amiga estaba normal, contando sobre el educador de la guardería de los hijos de Levy. Se le caía la baba por él. ¿No hizo nada lo que le aconsejó?

Nada. También vio muy feliz a Juvia con ese payaso bicolor, para variar con un tatuaje en la cara.

Es tan frustrante el sentir que todo fracasó. Nunca debió sentir algo por ella primero. Pero bueno, nada qué hacer.

Sorano le da un suave masaje en los hombros en la sala de estudios del área de arquitectura, sentada en la silla, detrás de él. Jellal fue por un café y a perderse con Sting en los videojuegos. A Sting le preguntó cuándo pagarían la mitad del espejo de Cana, le dijo que mañana. Mañana le enviará su parte también.

―Como tu hija adoptiva ―detrás de él, Sorano le habla apretando los nudos que tiene en los hombros. Está muy tenso―, me da lástima que sufras. Eres guapo, tendrías a cualquier mujer.

―No a cualquiera ―realmente le va muy mal con las mujeres―. Hace años atrás quise estar con una, pero yo no podía darle una relación seria..., ella eligió a otro que sí. Y ahora me pasa esto, es casi igual.

― ¿La de antes sabía que tú sentías algo? ―Gray asiente con la cabeza― Es diferente. La que te gusta no sabe y sólo quiere pasarla bien. Es cuestión de conversar.

―Con Mest, ¿no tienes problemas?, ¿él no está con otras?

―Por lo que sé, no ―medio frunce el ceño, sin detener el masaje―. Es cosa de él, no se lo impido.

― ¿Y tú?

―Al principio sí, ahora sólo me concentro en estar con él. Dice que soy un poco loca, extravagante y llorona.

―Eres un poco lenta. ―añade riéndose.

―No me es fácil entender cosas tan complicadas, pero sí de relaciones humanas.

―Relaciones humanas... ¿Eres un extraterrestre?

―Soy un ángel.

― ¿Gray, estás aquí?

Esa voz... ¿Qué hace aquí Juvia?

Sorano suelta los hombros de Gray, justo al levantarse al verla en la entrada. De nuevo, ¿qué hace aquí?

― ¿Estás ocupado?

― ¿Cómo...? ―¿entró? Tiene la credencial falsa, ¿todavía la tiene? Se pone nervioso, caminando hacia la peliazul, llevándola a las afuera de la sala, al pasillo de barandas que dan al cielo abierto, sobre el primer piso, mirando para todas partes en que nadie la reconozca, sobre todo el papá de Cana― ¿Qué haces aquí?