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Sus ojos se fueron abriendo entre parpadeos y de forma lenta, su nuca le latía dolorosamente, por lo que levantó parsimoniosamente su cabeza y su cuello crujió levemente por el movimiento. Enfocó su vista adaptándose a la poca luz de lo que parecía ser una celda, siendo solo iluminada por cuatro antorchas, una en cada pared.

Cuando sus músculos dejaron de estar entumecidos y se sintió con las fuerzas necesarias para ponerse de pie, así lo hizo. Justo cuando sus secuestradores entraban a la celda y cerraban las rejas tras ellos.

Jim gruñó enojado e intentó acercarse a ellos para atacarlos. Sin embargo, unas cadenas que aprisionaban sus muñecas, lo detuvieron a unos centímetros de la pared a la cual él estaba encadenado.

-¿No creías que te íbamos a encerrar sin ninguna póliza de seguro o sí?- le preguntó Douxie con sarcasmo y el troll azul volvió a gruñir.

-No te trajimos para hacerte daño.- le aclaró Claire, antes de mover su mano derecha y aparecer la espada del Lake en ella. Jim trató de tomarla, pero la cadena que cerraba sus muñecas se lo volvió a impedir; ahora su cuerpo estaba inclinado hacia delante lo más que podía, mientras sus brazos estaban extendidos hacia atrás, aún intentando romper las cadenas.

-Si no me quieren hacer daño, ¿por qué dejarme inconsciente y encadenarme aquí? ¿Por qué tienes mi espada?- debatió él con ímpetu, fulminando a la chica con la mirada.

-Como dijo mi amigo, necesitamos seguridad.- respondió ella con simpleza.

-Escucha, tienes que bajar más la voz y confiar en nosotros...- el mago intervino en la conversación cruzándose de brazos, pero el troll lo interrumpió.

-Sí, claro. Confiaré en dos magos que me secuestraron.- soltó irónico- Y me engañaron haciéndose pasar por el príncipe Gumm Gumm para lograrlo.- recordó.

-Sentimos tener que engañarte con tu príncipe, pero...- esta vez, Jim interrumpió a la princesa.

-¡Bular no es mi príncipe!- discrepó furioso y haciendo más tensión en las cadenas que lo retenían. Claire y Douxie se miraron de reojo al escucharlo- Como dije, él es un Gumm Gumm, un troll oscuro. Yo no soy un troll oscuro. Soy el Cazatrolles.- diferenció creando más confusión en el par de magos.

-¿Hay dos razas de trolls?- cuestionó el de mechones azules encogiéndose de hombros.

-¿Eres un troll que caza trolls?- se extrañó la heredera.

El cazatrolles suspiró un poco exasperado e intercaló su mirada entre ambos magos.

-Les puedo decir todo acerca de los Gumm Gumm, son ellos los que han estado asesinando a su gente.- propuso meditando bien sus palabras, claramente, aún no confiaba en ellos- Por cierto, ¿dónde estoy?- preguntó observando detenidamente la celda, no parecía ser de una cárcel de Arcadia. Sino parecía ser más antigua.

-Estamos en nuestro reino. El reino de Camelot.- anunció Claire sacando la diplomacia que se le fue inculcada. Los ojos del troll se abrieron de golpe.

-¿Reino dices? ¡Estamos en el siglo XXI! No hay ningún reino llamado Camelot.- refutó nuevamente sospechando de ellos.

El Casperan chasqueó la lengua. No iba a ser fácil explicarle.

-¿Hisirdoux? ¿Estás ahí?- el mago y la princesa se asustaron al escuchar la voz de Merlín cerca de los calabozos. Nadie debía enterarse que Jim estaba allí con eso o tendría una muerte segura- ¡Niño, aparece ya! ¡Necesito tu ayuda! Voy a bajar y espero no encontrarte metido en otra celda otra vez, no creas que no escuché una voz aquí.- amenazó el mayor y se notaba la irritación en su voz.

•TROLLS & WIZARDS•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora