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En el reino de Camelot se vivía constantemente en medio de un ambiente muy tenso. El rumor de una rebelión por parte de los trolls y magos marginados se hace cada vez más fuerte, pero por desgracia, esa no es la única amenaza que está vigente contra el mando del rey Arturo, pues pequeños ataques nocturnos de los Gumm Gumm dirigidos por Gunmar estuvieron ocurriendo en las últimas noches.

El rey golpeó con ambos puños la mesa redonda de mármol que tenía en frente y dirigió su vista furiosa hacia Morgana, quien estaba al lado izquierdo de la mesa.

-¿Y no puedes usar tu poder para evitar que anochezca? Así ningún Gumm Gumm o troll podrá atacarnos.- le dijo en tono demandante.

-La magia no funciona así, hermano.- negó la princesa con voz calmada, pero firme.

Obviamente, no se iba a dejar intimidar por él.

-Majestad...- lo llamó Merlín, quien estaba al frente de la pelirroja, al lado derecho de la mesa, según la perspectiva de Arturo- Nuestros únicos enemigos aquí son los trolls oscuros, deje su orgullo de lado y reconozca a los trolls y magos como lo que realmente son, su gente. Ellos se pueden unir con nuestros humanos contra Gunmar, su hijo y su ejército; tendríamos la guerra ganada.- sugirió una vez más el poderoso mago.

Sin embargo, sólo logró que el rubio frunciera más el ceño y golpee una vez más la mesa, esta vez, con las palmas de sus manos para quedar recostado en ellas e inclinarse más hacia el anciano.

-¡Esa no es una opción! ¡Todo lo mágico está maldito en este mundo! ¡Y ustedes también son la prueba de ello, traidores!- exclamó con ira, mientras lo fulminaba con la mirada.

Merlín y Morgana conocían demasiado bien a Arturo, desde la muerte de su esposa había perdido el rumbo, su felicidad y su esencia. Quedó trastornado por tener que presenciar la cruda muerte de la persona que más amaba en el universo entero, tanto que está cegado y no se da cuenta del grave error que comete en generalizar a todos los seres sobrehumanos. Error que le puede costar su reinado y, peor aún, sus vidas. Sin embargo, ambos magos aún confían en que el verdadero Arturo siga ahí adentro, pues podían notar su dolor al saber de su traición, porque ambos son muy importantes para el rey.

La ojiverde intentó una vez más llegar al corazón y la razón de su hermano.

-Merlín solo trata de ayudarte, Arturo.- volvió a hablar captando nuevamente la atención de los hombres- Ambas amenazas que tenemos se nos están viniendo encima y ahora, sin nuestros herederos, todo está siendo más complicado. Sabes, perfectamente, que Claire y Douxie no sólo nos apoyaban con su magia, sino que también son muy buenos en el combate cuerpo a cuerpo. Necesitamos todas las fuerzas posibles, nuestros guardias están agotados y heridos, no van a resistir por mucho más.- señaló haciendo notar su preocupación. Al final de todo, sus guardias sólo son simples humanos peleando contra grandes trolls oscuros.

Arturo miró pensativo hacia una de las grandes ventanas que tenía a su lado derecho, donde pudo apreciar unos segundos la tranquilidad de la noche en su cielo estrellado.

Tranquilidad que duró muy poco.

-¡Señor, Gunmar y sus trolls se aproximan!- informó un guardia entrando estruendosamente en la sala de reuniones.

-¡Alisten a todos los guardias disponibles!- le encargó y el guardia salió de inmediato- No dejaremos que se acerquen al castillo.- sentenció a ambos magos, quienes asintieron, antes de que los tres salgan por sus caballos.

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Ambos sentían la adrenalina del momento, saltando de árbol en árbol, con el viento chocando contra sus rostros, el querer ganarle al otro.

•TROLLS & WIZARDS•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora