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Sus ojos verdes estaban tan abiertos como podían estar y su mandíbula parecía que en cualquier momento se iba a despegar del resto de su esqueleto.

-Esto definitivamente no es bueno.- murmuró para sí mismo mirando aterrado al frente, dónde se suponía que debía estar un enorme príncipe Gumm Gumm sepultado bajo grandes rocas que se desplomaron de la cueva, pero él no estaba- Ya no está. ¡Jimboooooo!- llamó alertado a su mejor, quien aún patrullaba los alrededores de la cueva en el bosque.

-¡Toby, ¿estás bien?!- llegó el cazatrolles en su forma troll agitado pensando que su amigo estaba en problemas.

Sin embargo, se desconcertó y se preocupó aún más cuando vió lo mismo que él.

Nada.

Bular ya no estaba ahí.

-¿Crees que...?- el castaño no pudo completar su pregunta cuando el ojiazul lo detuvo de inmediato.

-No quiero pensar en eso ahora.- soltó angustiado empezando a caminar de un lado a otro- Ayer despedí a mi novia, sabiendo que se va un lugar incluso más peligroso que aquí y, probablemente, fue la última vez que la ví... Y ahora el hijo de nuestro mayor enemigo no está, lo cual significa que esté en el mismo mundo con su padre y mi novia.- hablaba desesperado llevando sus manos a su oscuro cabello para removerlo.

Toby se sintió mal por su amigo, aunque él también estaba preocupado por Claire y Douxie, era obvio que el sentimiento era más intenso en Lake.

-¿Y no hay ningún modo de contactar con Camelot? Y así avisarles.- dijo tratando de buscar una solución para ayudarlo.

Jim chasqueó la lengua, antes de emitir un bajo gruñido.

-Tal vez Blinky tenga algo en todos sus libros.- dijo en un frustrado suspiro- Vámonos.- dió una última mirada a aquellas rocas y, con resignación, salieron de la cueva directo a Mercadotroll.

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-Vaya, sí que reforzaron la seguridad en nuestra ausencia, ¿no?- le comentó Hisirdoux a su amiga, mientras observaban desde el balcón de los aposentos de la princesa a varios batallones de guardas rondando en distintas zonas del castillo, tanto a los alrededores como adentro del mismo.

-Sí, puedo verlo.- respondió la chica sin prestar interés en las palabras del mago.

El de ojos marrones volteó a verla con intriga, ella estaba recargada con sus antebrazos sobre la superficie del balcón, su mirada perdida en algún punto muerto del jardín real frente a ellos. No obstante, lo que llamó su atención fue su ceño fruncido le hacía saber que estaba enojada y muy disgustada con algo o, tal vez, con alguien.

-¿Ya vas a decirme en qué piensas?- interrogó de frente tomando un tono de voz más serio.

Por fin la chica puso su atención en él y en sus palabras, también por fin volteó a verlo y se dió cuenta que Casperan la estuvo analizando desde hace un buen rato. Ella rodó los ojos antes de hablar.

-Es estúpido que integren más soldados a la guardia, porque piensan que humanos pueden pelear contra magos y trolls que esperan alzarse en rebelión, claro está, sin contar a Gunmar, Bular y su ejército de trolls oscuros.- contestó furiosa señalando los batallones haciendo sus rondas- Mi tío sólo logrará que muera gente inocente por su terquedad.- añadió entre dientes y apretando sus manos en puños.

-Por más que esté de acuerdo contigo, Arturo es el rey, no hay nada que podamos hacer para detenerlo.- lamentó el pelinegro.

Entonces, el rostro de la de cerquillo blanco se suavizó y cambió a uno más esperanzador.

•TROLLS & WIZARDS•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora