Prólogo

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Quien diría que un excluido terminaríamos trabajando en algo tan monótono cómo sería ser Oficial de policía, algo irónico a decir verdad, ¿Por qué ayudar a las personas que tanto te discriminan?

Los normies ya de por sí odiaban a los "fenómenos" como ellos suelen decirle a las personas como Enid, aunque poco a poco se ha dejado de hablar de los excluidos ya que estos han ido disminuido en gran cantidad estos últimos años. Y eso había sido lo que había empujado a la rubia a entrar al departamento de policía, al parecer esto de la investigación de casos se lo había pegado su querida "compañera" de habitación, Merlina Addams.

Ahora comprendía porque a la pelinegra le apasionaba este tipo de cosas, y no solo eso, ella pensaba que hacer este tipo de cosas podría sentir la presencia de aquella mujer tan extravagante, de quién no había tenido contacto desde que se graduaron de Nevermore.

Tenía que aceptarlo, no podía superar que su "amistad" con Addams haya acabado tan abruptamente, literalmente acabando de un día a otro sin entender el porque. Ojalá pudiera encontrarla una vez más para hablar con ella, preguntarle que ha pasado en su grisácea vida o incluso llegar a abrazarla como esa noche, cuando fue la única vez que Addams fue capaz de abrazarla de vuelta.

-Oficial Sinclair, tenemos otro caso que atender.

Vaya, esa voz masculina la saco de su pequeño momento de nostalgia, "Debí parecer una idiota" pensó la oficial, ya que era común que cuando se adentraba en sus pensamientos terminaba con una "cara de tonta" en palabras de sus compañeros.
La rubia sacudió levemente su cabeza para así alejar aquellos pensamientos que había tenido hace un momento.

-Ah , por supuesto dígame qué es - apoyo sus codos sobre el escritorio, para posteriormente estirar una de sus manos hacia aquel policía, el cual le haría entrega de una carpeta.

-Estos actos han pasado por todo San Francisco, nunca es un lugar fijó y por ende nos a costado encontrar el paradero del responsable.

Era espantoso, las fotografías de los crímenes le revolvían el estómago a la mujer lobo, pero tenía que ser fuerte llevaba alrededor de cinco años en este trabajo, pero no iba a negar que este caso era posiblemente el más enfermo que había visto.

-¿Hay alguna pista o algún objeto que hayan encontrado en las escenas del crimen?- pregunto sin quitar la vista de las diversas fotos de aquellos crímenes.

-Si, de hecho siempre hay una de estas en todas las escenas.

Sinclair alzó la mirada, y se pudo encontrar como su compañero le entregaba una hoja de papel.

-Todas dicen lo mismo- mencionó mientras que la más joven desdoblaba la hoja.

Una vez termino de abrir la hoja de quedó callada, no podía creerlo, había entrado tanto en shock que sintió como una gota de sudor frío paso por su frente, ese tipo de letra... Era de una máquina de escribir y venía con una simple frase.

"Cara mía~"

Dance With The Devil - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora