Capitulo 10: American Trash

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En la estación se había hecho otra reunión con todos los integrantes del departamento, nuevamente se encontraban discutiendo las pruebas encontradas en la escena del crimen. Para la mayoría de integrantes, está era una reunión bastante normal, pero no para Enid, quien mantenía su vista fija en aquel policía que le había visto hacía unas horas atrás, para empeorar el asunto, aquel sujeto era uno del par que siempre se la pasaba criticando a la oficial, lo cual hacia que el ambiente entré ellos se hiciera pesado.

-Sinclair fue la encargada de que el sitio se encontrará fuera de peligro- si tan solo supiera Charlie supiera la verdad -Ella reviso los cuerpos por si había algún riesgo de bomba o algo por el estilo, afortunadamente no hubo nada de eso.

La rubia ignoraba por completo aquellos halagos que su compañero le estaba dando, ella solo permanecía ahí, observando con sus ojos azules aquel chico, que en este punto comenzaba a ponerse nervioso, sintiendo como su cuerpo era invadido por varios escalofríos, haciendo que este se abrazara a si mismo.

-¿Richard?- ese era su nombre -¿Se encuentra bien?- pregunto Charlie preocupado.

-S-si, es solo que a-am- bajo su mirada, acarició sus brazos con sus manos, intentando calmarse -Es solo q-que tengo algo de frío, es todo- Se negaba a alzar la mirada de nuevo, ya que si lo hacía se encontraría con aquella mirada tan aterradora que tenía la oficial, nunca había creído que llegaría el día en que este se encontrará asustado por aquella mujer.

-Si gustas puedes retirarte, te pasaremos el informe mañana.

-B-bien, gracias Charlie- se dió media vuelta, daba igual que estuviera de espaldas, aún podía sentir aquella mirada sobre él, sentía que en algún momento aquella mujer saltaría sobre él para asesinarlo.

Su amigo se le quedó viendo extrañado, alzo su mano para preguntar si podía acompañarlo y asegurarse de que estuviera bien al salir, a lo cual él contrario aceptó, dejando así al par de criticones fuera de la vista de la oficial, ya cual no pudo evitar mostrar cierta irá y miedo dentro de ella.

Comenzó a recoger sus cosas para poder irse otra vez a su casa, se notaba desesperación en sus movimientos ¿Cómo no estarlo? Si literalmente una de las personas que más te odia en este mundo había sido testigo de algo que podría arruinarte en cuestión de segundos, tenía que hacerlo callar, de alguna o otra forma, quizás ahorita aquel chico se encontraba intimidado por la rubia como para hablar, pero eso solo en la reunión, pero cuando esté salió junto con su maldito achichincle ¿Que aseguraba que este no le había dicho ya a su amigo sobre aquella llamada tan sospechosa?

-Joder- sus garras rasgaron el costado de la madera de aquel escritorio -Ese maldito va ha abrir la puta boca- chasqueo su lengua estresada -Si el mundo se entera, me meterán a la cárcel, y me volveré una escoria de excluido...- hizo una pequeña pausa -No quiero terminar como los demás- murmuró para si misma.

-Enid- su amigo abrió la puerta que se encontraba a sus espaldas, haciendo que la excluida diera un pequeño salto -¿Está todo bien? Estabas un poco rara hace rato ¿Acaso hizo algo Richard?

-¿Rara? ¿Yo? No no, descuida no es nada- agitó levemente sus manos en señal de negación -Es solo que me estaba asegurando de que no volviera a interrumpir como la otra vez.

-Eso es lo raro, tu no sueles hacer eso, normalmente me lo dejas a mi.

-Lo sé, pero Charlie, soy la Oficial y tengo que comenzar a mostrar más autoridad, no puedo seguir viéndome tan pasiva ante las provocaciones de los demás.

El más alto se le quedó viendo algo confundido, ese carácter claramente no era propio de aquella chica, y el hecho de que se encontrará algo a la defensiva no ayudaba mucho.
La lobo intentaba mostrar templanza ante la situación, aunque en su interior estaba muriendo de miedo, estrés y ansiedad, quería explotar en forma de un ataque violento por su frustración, pero no, mantener la calma era la clave en este instante, para no despertar sospechas.

-Debo irme Charlie- tomo sus cosas y se dirigió a la puerta, dónde la mitad del cuerpo de su compañero se interpuso.

-Te llevo a casa- ofreció como solía hacer.

-No, estoy bien, me hace falta estirar las piernas- le sonrió al contrario para que no se preocupara.

El hombre dudo unos instantes en quitarse o no, pero al ver la típica sonrisa de la contraria se relajó y la dejo pasar, pero de nuevo hubo algo extrañó, está al salir por la puerta no se despidió como solía hacer, simplemente se fue y ya.

-¿Que le pasará?- volteó su vista hacia a el escritorio de madera, logrando ver aquellas marcas recientes de garras sobre ella, preocupándose.

***

-¡Mierda!- pateó una lata de refrescó mientras caminaba -Esto no estaría pasando si no hubiera agarrado ese estúpido teléfono.

Todo el tiempo que llevaba caminando lo estaba usando también para insultarse, no podía creerse que fuera tan tonta como para estar siguiéndole el juego ha aquella maniática, odiaba que siempre la pelinegra encontrará una manera de hacerla enloquecer, y que está siempre cayera aún sabiendo de las consecuencias.
Podía sentir como su sangre hervía por sus venas, porque a pesar de que la llamada con aquella homicida le había traído un problema gordo a la mesa, está aún seguía con él, tal y como dijo la azabache.

"Tu siempre te ablandas cuando se trata de mi"

Odiaba admitirlo pero era verdad, le era imposible llevarle la contraria, y mucho menos ahora entregarla a la policía, la tenía completamente hechizada.

Seguía su camino hacia su hogar, hasta que repentinamente aquel celular que le había dado la gotica comenzó a sonar, rápidamente sacó el teléfono de su bolsillo, se detuvo un momento para observar de nuevo el letrero de número desconocido, suspiró y contestó.

-¿Que quieres ahora?

-¿De nuevo enojada?

-¿Tu que crees genia? Por tu culpa alguien ya sabe que tengo contacto contigo.

-¿Mi culpa? Yo no fui quien grito en plena escena del crimen.

-No empecemos con eso, porque tú fuiste quien me dió este teléfono.

-Y también fui quien te dijo que bajarás el tono de voz para que no te escucharan, pero ya viste que pasa cuando no me obedeces.

-¡Cállate!- ahora su sangre hirviendo había subido hasta su rostro -Mejor dime para que me llamaste.

-...- una vez más ese tipico silencio, pero este duro más, hasta que fue interrumpido -Mira detrás de ti.

-¿Que?

Sin pensarlo mucho, giro su cuerpo, encontrándose inesperadamente con aquella asesina frente suyo.

-¿Cómo es q-

No le dió tiempo de decir algo más, ya que seguidamente la más pequeña enterró una jeringa sobre su cuello, inyectandole así una sustancia que provocaba que la oficial cayera sobre sus rodillas, comenzaba a perder fuerza y su vista progresivamente, termino tirada en el piso, con sus ojos entre cerrados, apenas logrando distinguir la silueta de la chica de trenzas.

-Esto es extrañamente familiar- fue lo último que escucho Enid, ya que está había quedado inconsciente.

Dance With The Devil - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora