Capitulo 1: The Red Means I Love You

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No podía creer lo que había visto en aquella hoja, debía ser una jodida coincidencia, quería pensar que era alguien distinto y no aquella mujer de trenzas que conoció en su adolescencia. ¿Pero quién en día seguiría usando máquinas de escribir? Si, quizás había mucha gente alrededor del mundo que aún lo hacía, pero siempre se le venía a la cabeza la misma persona.

-Merlina Addams- murmullo mientras seguía observando aquella carta que le habían entregado -¿Acaso esto es lo que haces ahora?- suspiro, se podía notar un poco de nostalgia en aquel pequeño gesto.

Soltó la carta dejándola caer sobre su escritorio, la rubia se estiró un poco hasta que su espalda hizo un sonido de crujido, provocando la satisfacción de la chica, se recargo sobre su silla regresando su mirada hacia una parte de su escritorio, dónde se encontraba un marco con una foto de ella y aquella pelinegra en su graduación de Nevermore.

Estiró un poco para poder tomar aquella foto, la sujeto con ambas manos, soltó una pequeña sonrisa al ver las expresiones que tenían aquellas dos amigas, una tan alegré como siempre mientras que la otra con su habitual rostro de pocos amigos.

-¿Enserio serás tú?- paso uno de sus dedos por el rostro de aquella morena, lo hacia de manera lenta con la yema de su dedo índice.

Pero su acción se vio interrumpida una vez más por múltiples golpes en la puerta de su oficina, Enid rápidamente volvió a acomodar el cuadro en su respectivo lugar sobre el escritorio, para posteriormente decir "Adelante" haciendo que aquel que llamaba a la puerta entrará.

-Oficial Sinclair, tenemos una nueva escena del crimen, será mejor que me acompañé.

No podía negarse a un llamado de la ley, así que sin quejarse se levantó del su puesto, tomo la gorra que se encontraba en el perchero a lado de la puerta y así seguir los pasos de su compañero.

***

-Se estima que la hora del crimen fue alrededor de las cinco horas, antes de que el sol saliera- dijo uno de los forenses que se encontraba en el lugar.

Era un caos aquel sitio, había sangre en las paredes de tal manera que parecía que la víctima comenzaba a rascar las paredes en busca de una manera, sabiendo que era inútil desgastando así sus uñas.
La oficial miraba con cierta repulsión, ya que a pesar de llevar ya bastante tiempo viendo este tipo de cosas, no terminaba de acostumbrarse del todo, y no solo eso al ser una mujer lobo su sentido estaba más desarrollado que la de sus compañeros humanos, lo cual hacia que está tuviera que tapar su nariz para que aquel olor a hierro y putrefacción no perforara su nariz y así evitar que su estómago sensible le hiciera vomitar lo que había comido en la mañana.

-Hey- hablo uno de los policias tocando el hombro de su otro compañero -¿Ya viste quién llegó?- susurró mientras de manera disimulada señalaba a Enid con su dedo pulgar.

-Esa fenómeno, no creí que la fueran a traer de verdad- volteo un poco su cabeza para ver a la rubia, que suerte tenían de que les estaba dando la espalda, si no está ya los hubiera confrontado -Sigo sin entender como es que la subieron a Oficial, apenas y puede entrar acá sin desmayarse- murmuró aquello en el oído de su compañero, y no pudieron evitar soltar unas pequeñas risas.

Aquellos sujetos tenían suerte de que la Oficial le tuviera bastante respeto a los "normies", si no está ya se hubiera acercado a ellos y posiblemente despedirlos o en el peor de los casos, rasgar sus estómagos con sus garras, ya que al parecer esos sujetos no sabían que además de su olfato, también su audición era superior.
A pesar de todas las malas situaciones que había tenido con los humanos, no les tenía ningún rencor, ya que ella sabía que había gente que no eran crueles con ella, un ejemplo era aquel compañero que la llevo a la escena, nunca se había portado mal con ella, y era bastante respetuoso, más gente deberían ser como él.

-Oficial, ¿Se encuentra bien?

Enid sintió una mano posicionarse sobre su hombro, lo cual hizo que está diera un pequeño salto, provocando que los otros oficiales se rieran de nuevo.
La rubia se dió la vuelta para ver a su compañero, afirmando con su cabeza, haciendo que este suspirara aliviado.

-Bueno, hay trabajo que hacer, acompáñame.

Charles era siempre tan paciente con ella, tanto que no podía negar que ciertas veces hubiera deseado conocerlo antes, ya que en su vida conoció a personas pacientes, y una de las primeras fue Merlina, que a pesar de que está odiara sus gustos, como el color rosa, los peluches, música moderna, supo lidiar con ello todo el tiempo que estuvieron juntas en Nevermore.

La habían guiado a otra habitación, la cual estaba cerrada y en completa oscuridad, Charles abrió con delicadeza la puerta, haciendo que está rechinara dejando ver la oscuridad que envolvía todo el cuarto.

-El foco de esta habitación se ha fundido, nadie ha querido entrar aquí por el fuerte olor- dirigió su mirada a la de la chica, quien al parecer ya sospechaba lo que le iba a pedir -Se que hacer este tipo de cosas te provocan náuseas, pero tú eres la única que puede hacer este trabajo.

Sinclair no tenía de otra, tal y como había dicho su compañero era su trabajo así que no podía quejarse mucho al respecto, soltó un suspiró para posteriormente quitar aquel pañuelo que había tenido en su nariz desde que había entrado al establecimiento. Nada más hacer esto, sintió como aquel olor tan asqueroso perforara con fuerza sus fosas nasales, sintió como su estómago comenzaba a revolverse incluso sus ojos se cerraron por un instante.

-¿Estás b-

El más alto fue interrumpido por el pulgar de la rubia, indicando que se encontraba en buen estado, aunque su rostro no le dijera lo mismo.

-D- Dejamelo a mi- trago saliva pesadamente, ya que estaba apunto de vomitar, pero tenía que soportar, y por ende tragar su propio vómito -Ve a ayudar a los demás, en unos minutos te alcanzó.

Dicho esto, el más alto dejo atrás a la rubia para que está pudiera seguir con su labor. Saco su arma y linterna, respiro profundo para calmar sus sentidos y entro decidida.
El lugar estaba en su mayoría vacío, no había ni siquiera sangre en el piso, por ende no entendía entonces de dónde venía ese inmundo olor.

-Supongo que no queda de otra- volvió a cerrar sus ojos para poder mentalizarse, y así comenzar a olfatear como si de un perro se tratará.

Cómo odiaba hacer esto, pero al mismo tiempo le hacía sentir tan bien porque podía usar sus habilidades en algo de provecho y no simplemente como algo decorativo.
Comenzó a percibir que aquella pestilencia tenía origen en una de las esquinas de la habitación, así que comenzó a acercarse lentamente veía algo blanco a la lejanía gracias a su linterna sus pasos eran algo lentos por el inevitable miedo que sentía.
Pero sus ganas de vomitar aumentaron cuando estuvo a lado de aquella cosa blanca, la cual era una tina, una tina con un hombre lleno de cortaduras por todo su cuerpo de las cuales habían brotado tal cantidad de sangre que la tina se había lleno de aquella sustancia carmesí.

-A-ah...- veía el cuerpo con cierto nerviosismo, sus manos temblaban a un nivel alarmante, sentía que en algún momento su cuerpo se debilitaría y por ende se desmayaría, pero su alma dejo su cuerpo cuando logro ver algo curioso en aquel cuerpo -¿D-D-Donde está su otro bra-brazo?- siguió inspeccionando el cadáver en busca de aquella parte, pero se encontró con que su otra mano de encontraba rígida señalando a una parte de la pared.

Enid se acercó a la pared a la que señalaba, paso sus manos por toda aquella sección, dando pequeños golpes para encontrar un sonido hueco, y tal como esperaba, había un espacio vacío entre aquella pared, uso su fuerza para romper la estructura, metió su mano pidiendo sentir lo que al parecer era otra hoja, sin pensarlo más lo saco y vio su contenido.

"Veo que aún eres buena para detectar el peligro, Mon Cher~"

Dance With The Devil - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora