Me escondía detrás de un auto viejo esperando que Carlos me avisara que me moviera de lugar, cuando noté como Enzo apareció detrás de mí.
-Quítate el uniforme -lanzó sin más y empezó a quitar su casco.
-¿Qué? -me quité el mío-. ¿Quieres tener sexo aquí? -el hombre al escucharme me miró sin dar crédito y poco después, empezó a reír a carcajadas.
-Dios mío, Abigail. Estás enferma -espetó divertido cuando logró recuperarse-. Solo te daré mi protección para que no te lastimen. Vamos, apúrate -me hundí en el suelo decepcionada de mí. El hombre me había pedido que me quitara la ropa una vez y yo me olvide por completo que estábamos divorciados.
-No podre jugar si me pongo tu protección, me quedará enorme -volví a colocar mi casco y al ver mis intensiones de irme me tomó del brazo y lo mire.
-¿Quieres casarte conmigo? -lanzó viéndome con una linda sonrisa.
-¿Quieres que te dispare? -espeté y agradecí que no podía ver mi sonrisa de idiota gracias al casco que traia puesto.
Salí hacia otro lugar y de repente todo el intercambio de disparos ceso, Dylan corrió hasta detrás de mí al confirmar lo que ya sabíamos.
-Dylan, ¡No te atrevas a usar a mi mujer de escudo! - gritó Luciano desde algún punto ciego.
-Dispárennos -gritó juguetón y yo no pude sentirme más usada, aunque sinceramente, era divertido.
De repente y sin ningún aviso previo, el chico me lanzó hasta detrás de unos arbustos falsos. Cuando logré ponerme sobre mis rodillas, dispuesta a lanzarme sobre él, entendí cuál había sido el motivo de su acción. Alguien nos había disparado y él se había sacrificado por mí.
-¿En serio, April? -gruñó levantando el visor de su casco.
-¡Amor, perdón! ¡No era a ti! ¿Estás bien? -no habíamos pensado en que la perra de April si era capaz de matarme.
-Yo estoy bien, el que no estará bien es el carrito de compras que me enviaste esta mañana -todos reímos y poco después, se fue hasta la zona de perdedores.
Y así fueron cayendo uno a uno, los chicos habían encontrado la forma de acabarse entre ellos. Para sorpresa de todos, ahora solo quedábamos mi amiga y yo. Ahora empezaba el juego para mí, era obvio que ella no me dejaría ganar fácilmente, así que arme un plan.
Me adentré en el bosque y como pude me fui quitando el uniforme rosa, lo acomode cerca de uno de los arbustos como si en efecto, yo estuviera tirada ahí y me trepé sobre el árbol más cercano. Ahora solo me quedaba esperar.
Desde lejos, vi como April se acercaba sigilosa. Todos los demás la seguían a una distancia prudente, curiosos de no perderse el desenlace. Noté el momento preciso en donde descubrió mi uniforme. Inteligentemente, lo rodeó fingiendo ir a otro lado y me disparo un par de veces sin ninguna pena.
-¡Gane! -chilló cuando se acercó y confirmo que uno de sus tiros si me había dado.
Di un solo disparó justo en el centro de su casco.
-¿Segura? -dije y sonreí al ver su cara cuando quitó su casco y miro hacia arriba.
Todos gritaron eufóricos al darse cuenta de lo que había hecho. Me bajé, me puse mi uniforme y empece a bailar coqueta sacando la bandera roja que tenía en mi bolsillo.
Llegué hasta el mástil y la colgué. Hice una reverencia ante los aplausos de los presentes.
-Así te haces respetar... -un Luciano orgulloso se acercó a mí y me jaló hasta él-. Bien hecho, Nena -besó mi frente y le sonreí.
-Muchas felicidades, Camila -Giancarlo estaba orgulloso de su chica favorita y no lo podía disimular-. Vamos, los perdedores les invitaremos a comer.
-Oh, Palumbo, me temo que no podremos esta vez -me miró-. Ya tenemos planes para esta tarde -lo miré confundida y me sonrió.
***
No podía dejar de verme, me sentía como una linda princesa. Las chicas de mi edad vestían este tipo de ropa con regularidad, sin embargo, me sentía ridícula eligiendo atuendo tan angelical como estos con cuatro hijos y el tipo de trabajo que ahora realizaba.
Llevaba un romántico vestido con corte princesa, de tirantes gruesos, que iba ajustado solo hasta la mitad de mi abdomen. El encaje era hermoso, con fondo blanco hueso y flores en tonos pasteles. Ondulé mi cabello y lo amarré en una linda coleta alta. Un maquillaje excesivamente sencillo, en donde el protagonista sería un lindo labial magenta. Tomé mi bolso y salí en busca del chico que seguro ya esperaba por mí.
-Maldición... -dijo inmediatamente al verme y sonreí.
-¿Estoy...?
-Estás hermosa, nunca te había visto más bonita -lanzó interrumpiendo lo que estaba por preguntarle.
-Muchas gracias, Guapo -se acercó a mí y tomó mi cara con delicadeza entre sus manos.
-Maldita sea, Camila -mordió su labio con fuerza tratando de reprimir sus deseos.
-¿Qué pasa? -dije viéndolo directamente a los ojos. Su respiración se aceleró.
-Hay que irnos... -se separó con suavidad y tomó mi mano yendo hasta la salida.
Luego de un par de horas en la carretera, llegamos a lo que parecía un rancho, era inmensamente amplio y todo ahí estaba en el lugar correcto.
El sol ya se había ocultado y caminábamos de la mano disfrutando de la suave brisa y el aire puro.
Mi mano izquierda fue hasta mi boca cuando vi lo que tenía frente a mí.
-¿Luciano? -lo miré un segundo y sonrió satisfecho de mi reacción.
El camino repleto de pétalos blancos nos llevaba hasta un enorme árbol, el cual estaba completamente forrado de luces amarillas, muy tenues, pero que juntas simulaban el sol a mitad de la noche. Velas esparcidas alrededor, una mesa lista para dos.
-Dios, esto es hermoso... -volví a verlo y tomándome de la mano fuimos hasta el lugar preparado para nosotros.
-Mira todo esto, Nena -dijo y le hice caso, desde cerca era aún más mágico. Se pegó detrás de mí y me abrazó agarrándome de la cintura-. Esto es lo mínimo que mereces, Nena. Eres una mujer fuerte, inteligente, tenaz y perspicaz. Nunca he conocido a nadie como tú... -hizo que volteara a verlo.
-Cada vez te veo sufrir por ese hijo de puta me dan ganas de matarlo y no puedo dejar de preguntarme, ¿cómo es que alguien dañaría a alguien como tú? ¿Como alguien que lo tiene todo lo pierde de esa forma tan estúpida? -yo no podía dejar de verlo.
-Si nadie te ha demostrado lo que vales, lo que mereces, déjame a mí hacerlo. Puedes estar completamente segura que no hay otra, no habrá otra. Es más, si ahora mismo me dices que lo deje todo por ti y te siga a donde vayas, lo haría sin pensarlo dos veces.
-No quiero que me respondas nada, no quiero que tomes una decisión a la ligera. Solo quiero que te enteres, que esta es la verdadera manera de tratar a una chica y no de la manera en la que estoy seguro, los hombres de tu pasado te han tratado.
-Nena, desde hace tiempo estoy esperando por ti, así que cuando estés lista, no importa que hora sea o donde yo este, tú solo dilo. Puedes estar segura de que vendré a ti y te haré la mujer más feliz.---------------------------------------------------------------------------
Pónganme en sus oraciones, no sé cómo terminar esto.
ESTÁS LEYENDO
Venganza
RomanceTERCER LIBRO DE LA TRILOGÍA "-Abigail, si cruzas esa puerta se acabo -caminé con paso seguro hacia la salida. Sinceramente era una decisión que ya habia tomado y sus amenazas no me harian cambiar de opinión."