Epílogo

950 53 16
                                    

Caminaba sintiéndome la más dichosa de las mujeres. El hombre que me esperaba en el altar, me miraba con los ojos llenos de amor. Llegué hasta él, y aunque podía jurar que mi lista de invitados superaba las cien personas, en estos momentos, sentíamos que solo estábamos nosotros dos. Todo se trataba de nosotros.

Esta vez nos sentíamos más confiados de que nuestro amor podría con todo lo que nos esperaba, por eso, decidimos sellar nuestro pacto ante Dios. El padre que auspiciaba la boda bendijo nuestra unión y sorpresivamente, todo lo que hablo sobre el significado del amor real, encajaba a la perfección con lo que sentíamos el uno por el otro.

La hora de la celebración llegó. Todos esperaban que los novios hicieran el "primer baile" como marido y mujer, no los hicimos esperar. JVKE empezó a tocar el piano para nosotros al ritmo de Golden Hours y cedimos ante la hermosa melodía de inmediato. No apartamos la vista del otro mientras nos movíamos al unísono.

Yo estaba segura de que en estos momentos él veían a su bailarina de ojos azules, yo definitivamente tenía frente a mi al joven que me protegía ese día lluvioso en el tren.

Un destello de luces doradas al fondo de la pista nos hizo volver a tierra, ambos reímos con complicidad. Por fin, despertar cada mañana, sería mucho mejor que seguir soñando.

Los niños fueron a nuestro encuentro, los recibimos felices y bailamos con ellos. Para mi estaba claro, si me dejaran repetir un día, para toda la vida, definitivamente sería este.

Cuatro años después

Mi mejor amigo y yo nos mirábamos llenos de orgullo y quitamos la tela de satín que cubría el enorme letrero.

Escuelas de Arte Columbo-Taylor.

Todos los invitados a la inauguración aplaudieron. Dylan subió hasta el podio e hizo que me parara a su lado.

-Buenas tardes. Muchas gracias por tomarse el tiempo de venir a ser testigos del sueño cumplido de dos amigos de vida. Para nadie es un secreto, que la hermosa mujer a mi lado y yo compartimos una amistad de más de veinte años -me miró con cariño-. No hay nada de ella que yo no sepa, ni ella de mi, ambos sabemos los sueños del otro, sabemos, incluso, lo que el otro está pensando solo con un simple choqué mirada -le sonreí.

-Hoy es un día que nos llena de regocijo, pues siempre tuvimos la meta de que nuestros apellidos vayan juntos en algun lugar, lastimosamente, nos conocíamos lo suficiente como para saber que una acta de matrimonio no sería la opción más viable -todos reímos.

Pasado

No podía estar más feliz, por fin mi mejor amigo habia venido a visitarme a Milán. Solo cuando lo tuve en frente me di cuenta lo mucho que lo extrañaba. Paseamos por las calles de Italia riéndonos de todo. No importaba cuanto tiempo pasaba sin que nos viéramos, nada cambiaba entre nosotros.

Tomábamos vino viendo las estrellas desde el techo de mi departamento. Estábamos en ese punto en el que prometíamos un montón de cosas, viajar por el mundo y hacer todo lo que nos pasaba por la cabeza. Me acosté sobre mi panza y lo miré. Me sonrió, quizá, al ver en mi ojos como me habia afectado el alcohol.

-Tengamos una empresa juntos -ladeó su cabeza viéndome con atención.

-¿Una empresa? -preguntó y asentí-. ¿De qué? -pensé un momento.

VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora