KIM, TAEHYUNG.
Como la fría noche de un día de luto, como la tumba de los amantes prohibidos y el marchitar de una rosa, así se sentía el tiempo desde su partida. Su adiós, fue como un constante invierno sin abrigo, las hojas caían, el viento silbaba como si fuese una película de Tim Burton; aterradora, pero delirantemente magnifica, el sol aparecía y desaparecía en segundos de lamentos y la luna brillaba campante las veces que quería, con soledad y nostalgia, con frio y con almas perdidas. EL aroma a muerte se hizo presente, sin embargo, él jamás apareció. Era el escenario perfecto de una historia trágica, una en la que yo era el protagonista que no sabía cómo superar una partida.
¿Fue difícil?
No.
Fue imposible.
Había pasado una semana desde su partida. Todo de mí, representaba añoranza, desesperación y abandono. Había caído en una depresión repentina y mi cuerpo, por motivos obvios, comenzó a decaer. ¿Así se siente la soledad? Todo se ennegreció, absolutamente todo tomó un aspecto siniestro, oscuro, incluso los árboles se ramificaron en esqueletos negros que bailaban con el lamento del viento. Había caído en el pozo de las amas perdidas, de aquellas que caminan muertas entre los vivos, con el corazón congelado y una angustia debilitando mi ser.
¡Bienvenida ansiedad, bienvenida mi estadía en el hospital!
Era obvio que pasaría tiempo sin comer, sin fuerzas y lleno de lágrimas. ¿Qué esperaban? No soy tan fuerte como pensaban, Hoseokie es el fuerte y ya no está a mi lado. Por eso dicen que tener dependencia emocional es un completo desacierto, ojalá nunca, pero nunca aquellos condenados a la dependencia tengan que separarse de su apoyo emocional porque se siente peor que la muerte, mucho peor.
Mis padres, habían prometido no decirle nada a Hoseokie quien, debido a la distancia, pasó mucho tiempo incomunicado y cuando me escribió no hice más que mentir, decir que estaba bien, bromear para que él que se sintiera tranquilo cuando yo estaba roto, como un espejo partido en mil pedazos. Allí, comprendí que a veces necesitamos poner nuestro dolor por detrás de las personas que queremos y a eso lo llamé empatía, no necesitaba ser egoísta con él, hacerlo sentir miserable, porque bien podría llorarle y decirle que regresara, preocuparle y culparle, pero eso sería pensar solo en mi bienestar y yo jamás haría eso. No con Jung Hoseokie, el único chico que me aceptó sin juzgarme y que se quedó para ver como desarrollaba mi caótica existencia ocupando un asiento en primera fila.
Pero, esa no fue la única parte de la historia, a mi triste soledad se le sumó un problema más; Jeon Jungkook, él buscó mil formas de comunicase conmigo, supuse que le preocupaba mi repentina ausencia a las clases de piano y al instituto. No respondí a ese llamado, no tenía ánimos de hacerlo a veces nos pasa eso, ¿verdad? Nos aislamos por nuestro bien. Luego, llegaron los mensajes insultantes, parecía estar furioso por mi supuesto berrinche y porque de seguro y según sus suposiciones me encontraba revolcándome con Jung. Creo que llegó a esa suposición porque ambos habíamos desaparecido. Después, solo me escribía y suplicaba que regresara, supuse que había bebido, de lo contrario, jamás escribiría algo así y eso sí que dolía. Correría a su lado, pero la depresión es más fuerte, el vacío es más grande y el desamino, en momentos así, es confortable.
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¿Y Mi Dignidad? Kookv
FanfictionKim Taehyung siempre estuvo enamorado de Jeon Jungkook, pero él solo lo trata como si no existiera.