Yo solo diré; que falta mucho para el final así que no den las cosas por hecho.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
KIM, TAEHYUNG.
¿Qué era lo que sentía por Jeon Jungkook?
Ahora mismo, no tenía ni puta idea. Y, no es por el hecho de tenerlo a Lee en mi vida, o quizás sí, no lo sé. El punto, es que si realmente le amara como tanto solía decir, jamás habría aceptado salir con mi mayor, y lo llevamos haciendo por más de una semana y, si les soy sincero, no fue del todo desagradable. Lo digo, porque podría acostumbrarme a él. Acostumbrarme a la bonita forma de tratarme, consentirme, quererme y satisfacerme, a Lee y sus mil maneras de conquistarme.
¿Quién no desearía un hombre como él?
Es perfecto, es todo lo que una mujer u hombre necesitan para ser feliz al lado de una persona que si sabe quererte. Debería de conformarme, de sentar cabeza y, por una vez en la vida, pensar y querer a otro que no sea Jeon. Mirar a alguien más aparte de esos luceros profundos y nocturnos que suelen perderme en otro mundo, su mundo, nuestro mundo. Debería, pero no es tan fácil cuando tienes a esa persona incrustada en el pecho, echando raíces, creciendo contigo en tu interior y creando una planta de cerezos que simboliza esa unión eterna de él y yo, de nosotros. No es fácil, si se trata de ese lindo azabache.
En ese momento, me encontraba en la mesa de uno de los restaurantes más costosos del gran Seúl, frente a mí, un hombre de traje negro, pálido y cabello negro, con aroma a colonia fina y una copa de vino exportado, me escaneaba de pies a cabeza y provocaba el mismo efecto que Jeon Jungkook. Mi interior revoleaba, mis manos sudaban y mis piernas temblaban, me sentía tan correctamente bien a su lado y me gustaba. A diferencia de Jungkook, ese hombre me había invitado a un cenar, si, solo a cenar. Tuvimos otros encuentros, claro está, pero, ahora estábamos allí, cenando en un restaurante rodeados de personas, con un reloj carísimo en mi muñeca, regalo suyo, flores a mi costado y una sonrisa encantadora frente a mí. En una semana, hicimos más de lo que en meses no pude hacer junto a Jeon, o mejor dicho en una vida. Habíamos salido de compras, cenado, conocí uno de sus yates privados, dimos un paseo por el parque, experimentamos cosas nuevas en la cama y comimos comida callejera hasta empacharnos de ella, para luego, visitar un bar en donde bebimos como los adultos que somos; él tequila y yo mi refresco. Lee, era mucho más divertido de lo que parecía, a pesar de ser adulto y pensar con toda esa sabiduría, sabía reír con algunos de mis chistes malos.
¡Me había llenado de regalos super finos y ropa de diseñador, Gucci por supuesto, Versace, Dior, Louis Vuitton, en fin!
A pesar de que nuestra vida juntos, era nocturna, se sentía confortable, mucho más real de lo que teníamos con Jungkook y eso que ni siquiera éramos novios, solo compañeros de cama. Entonces, si Lee me trata así siendo solo eso, ¿qué soy para Jungkook que me trata como la mierda?