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Mis problemas eran muy parecidos, pero no entendía por qué Shiraha descargaba su frustración sobre quienes lo rodeaban, si no tenía nada por lo que luchar y nada que proteger. «Es sin duda una vida muy dura», pensé mientras bebía agua caliente. Casi nunca siento la necesidad de ingerir líquidos con sabor, por eso suelo tomar agua caliente sola, sin bolsitas de té o infusiones.

 —Por eso quiero casarme, para que no puedan reprocharme nada —dijo Shiraha—. Necesito a una mujer con dinero. Quiero emprender un negocio relacionado con la comunicación. No puedo darte más detalles porque no quiero que me copies la idea, pero lo ideal sería casarme con alguien que mefinanciara la empresa. Estoy convencido de que será un éxito, y entonces nadie podrá echarme nada en cara.

—Si los aborreces porque se meten constantemente en tu vida, ¿por qué aspiras a vivir como ellos?

 Al fin y al cabo, eso era aceptar el mundo en su totalidad, pensé extrañada.

—Es que ya estoy cansado —dijo Shiraha, y yo asentí. 

—Los demás no entienden que estés cansado. Sabes que, si te casas, los que te critican empezarán a entenderte y se callarán. Por eso quieres hacerlo cuanto antes. 

—No seas tan simplista. A los hombres, a diferencia de las mujeres, no solo se nos critica por eso. Cuando terminamos los estudios debemos encontrar trabajo, cuando tenemos trabajo debemos ganar más dinero, cuando ganamos dinero debemos casarnos y tener hijos. El mundo nos juzga constantemente. Las mujeres lo tenéis mucho más fácil, no nos compares —dijo Shiraha, visiblemente malhumorado.

—Entonces casarse no es la solución, ¿no? No tiene sentido —dije, peroél siguió hablando vehementemente sin contestarme. 

—He leído muchos libros de historia para averiguar en qué momentoempezó a equivocarse el mundo. Me he remontado a la era Meiji, al periodoEdo y al periodo Heian, y el mundo siempre ha estado equivocado. ¡Inclusoen la Edad de Piedra!

Shiraha zarandeó la mesa y derramó el té de jazmín. 

—Esto es lo que descubrí: que el mundo no ha cambiado desde la Edad dePiedra. Las personas que no aportan nada a la comunidad son marginadas,como los hombres que no cazan o las mujeres que no tienen hijos. Aunquedigan que la sociedad actual es individualista, quienes no se esfuerzan por

La DependientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora