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tenía nada que ver con la de ahora.

 —Bueno, igual sí que he cambiado. —Sonreí enigmáticamente.

—Ahora que lo dices, es verdad que viste de forma un poco diferente. 

Antes no se arreglaba tanto.

 —Sí, puede que sí. ¿Esa falda no es de una tienda de Omotesando? Yo meprobé la misma pero en otro color. ¡Es monísima!

—Sí, últimamente solo me compro la ropa allí —dije.Sonreí, con mi nueva ropa y mi nuevo ritmo de pronunciar las palabras,hasta el punto de que mis amigas no sabían con quién estaban hablando. Aunasí, Yukari siguió repitiendo: «¡Cómo os he echado de menos!», sin dejar desonreírme.

Miho y Satsuki quedaban muy a menudo en nuestra ciudad natal, por esoutilizaban expresiones y formas de hablar idénticas. Su forma de comerdulces era especialmente parecida: con sus manos de uñas arregladas, ambaspartían las galletas en pequeños trocitos que se llevaban a la boca. Intentérecordar si antes también lo hacían, pero mis recuerdos eran borrosos.Probablemente ya hubieran perdido los pequeños hábitos y gestos que teníancuando las conocí.

 —La próxima vez avisaremos a las demás. Ahora que Yukari ha vuelto,podríamos llamar a Shiho, por ejemplo —propuso Miho, y las demásaceptamos con entusiasmo.

—Sí, claro, ¡buena idea!

—Podríamos hacer otra barbacoa con los maridos y los niños

—¡Vale, me apunto! Estaría bien que nuestros hijos también fueranamigos.

—Ay, sí, ¡sería tan bonito! —suspiró Satsuki con cierta envidia.

—¿Vosotros no queréis tener hijos, Satsuki? —le preguntó Yukari.

 —Sí que queremos... Por ahora lo estamos intentando de forma natural,pero supongo que pronto empezaremos algún tratamiento.

—Bien, ¡es el momento ideal! —asintió Miho.

Satsuki miraba al niño de Miho, que estaba profundamente dormido, y mepareció que se establecía una especie de conexión entre los úteros de ambasmujeres.

 —¿Y tú, Keiko? ¿No tienes planes para casarte todavía?

—No, aún no.

—¡No me digas que sigues trabajando por horas!

Reflexioné antes de contestar. Era raro que una mujer de mi edad notuviera un trabajo estable ni estuviera casada, lo sabía porque mi hermana me

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