—Sí, algunos son así... Pero esta clase de hombres suelen sertrabajadores, amables y encantadores. Tengo una amiga que está loca por untío así, aunque yo no sé qué le ve.
—Yo tengo una amiga que le puso los cuernos a su marido y él seconvirtió en un mantenido para vengarse. Si al menos hiciera las tareasdomésticas, se podría decir que trabajaba de «amo de casa», pero ni eso. Perocuando mi amiga se quedó embarazada, cambió completamente de actitud yse ve que ahora son tan felices.
—Es verdad, esta clase de hombres da mucha importancia a un embarazo.Todas parecían más contentas que cuando habían descubierto que yonunca había salido con nadie, y siguieron hablando como si lo entendierantodo. Antes, cuando no tenía un empleo fijo ni había tenido ningunaexperiencia sexual, la gente solía reaccionar como si no entendiera nada.Ahora que tenía a Shiraha viviendo en casa, sin embargo, era como si losupieran todo de mí, incluso mi futuro.
Mientras mis amigas daban vueltas y más vueltas a nuestra relación, mesentí como si estuvieran hablando de una completa desconocida. Era como sila historia se desarrollara dentro de sus cabezas y fuera un cuento que notuviera nada que ver conmigo, solo coincidían los nombres de los personajes.
Cuando intentaba intervenir, decían:
—Deberías escuchar nuestros consejos.
—Eso, eso. Tú eres una novata en el amor, Keiko. Nosotras estamoshartas de escuchar historias sobre los hábitos de esta clase de hombres.
—Miho tuvo un novio parecido cuando era joven.
Estaban tan animadas que decidí hablar solo cuando me preguntaban poralgún detalle concreto.
Por primera vez me había convertido en una auténtica «colega», por asídecirlo. Tuve la sensación de que las demás chicas me daban la bienvenida asu bando.
Tomé plena consciencia de que hasta entonces había estado en el «otrobando» para ellas, y mientras seguían hablando escupiendo saliva, yo lasescuchaba y de vez en cuando contestaba imitando la forma de hablar deSugawara: «Sí, claro, ya lo entiendo».
Desde que tenía a Shiraha en casa, las cosas me iban aún mejor en latienda. El problema era que tenía que alimentarlo. Cuando pensaba quetendría que trabajar también los viernes y los domingos, que hasta entoncestenía libres, mi cuerpo se movía cada vez con más eficiencia.
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La Dependienta
Novela JuvenilAUTORA: Sayaka Murata el orden de las paginas no son como en el libro original.