*Narra Selim*
—No tenia ni idea de lo asustada que estaba. –Leonora va de un lado a otro en mi habitación– Ilynka de verdad esta aterrada.
—¿Aterrada? Parece más bien psicótica. No luce ni un poco asustada, se ve a leguas que le falta una jalada de orejas. –me siento en la cama y Leonora me abofetea con la mirada– ¿Qué? Desde que estoy aquí solo la he visto discutir como una niña.
—Ilynka tiene buen corazón, pero toda esta situación de la Alianza, su familia y la Escuela de Élite la tienen un poco... descolocada. –sus justificaciones no me parecen suficiente– Ha sufrido mucho, eso es lo único que conoce. Mi pequeña siempre ha estado sola y aprendió todo lo que sabe a la mala, lo entenderías si hubieras estado con ella.
—Tampoco estuviste con ella, todos esos años de soledad la aislaron de su humanidad. –ella hace una mueca y asiente– Me parece que solo justificas su actuar porque no estas preparada para ver su nueva realidad. –me dirige una mirada asesina y se acerca.
—¿Y qué clase de realidad es esa? –me pongo de pie y agitó las manos– ¿Tratas de decirme que me niego a ver el monstruo en que se convirtió?
—¡No! –gruño– Sigues tratándola como una niña tonta, piensas que es vulnerable y que necesita ser protegida, pero te estas equivocando. –doy vueltas como ella– A Ilynka le gustan los retos, supongo que es una de las cosas que aprendió en la Escuela esa a la que fue. Necesita recordar porqué sigue viva, recordar quién es y en quién puede convertirse. Todos necesitamos una motivación para seguir viviendo, para ella tiene que ser algo que la descoloque y la haga sentirse incomoda como desafiar su parte más caótica siendo más humana. Ella es perfectamente capaz de defenderse de cualquier cosa, incluso del mundo entero.
—Creo que no te sigo la idea. –gruño y pienso en una forma de explicarlo con más claridad.
—Ella necesita que alguien le ayude a encontrar sus propios propósitos, no solo a seguir su legado o respetar los deseos de su difunto padre. –Leonora pone los ojos en blanco y yo hago una mueca– Quiere limpiar su nombre y demostrar que realmente es buena para algo, quiere ser reconocida por lo que ella logra, no por lo que le ordenan que tiene que hacer. –miro por la ventana con mi mente en otro sitio lejano– Ilynka necesita que alguien la proteja de sí misma y que evite que su humanidad salga corriendo cada vez que la sangre de Ares invade su mente. Necesita apoyo para expresarse, alguien en quien confiar para que deje de autodestruirse como forma de castigo. –me paso las manos por el pelo y suspiro con cansancio– Necesita que alguien la escuche y no la juzgue por sus errores, alguien que la aconseje estando dentro de sus trincheras, a la vez que se envuelve en sus batallas y le ayuda a pelearlas. –mi voz falla en el último instante, creo que me estoy reflejando demasiado con esto– ¿Ya entiendes? No debe ser tratada como una niña indefensa, sino como una adulta que puede decidir por sí misma pero que requiere de un empujón para funcionar.
—Supongo que sí entiendo, pero justo ahora tengo la mente dispersa. –asiento y Leonora sonríe– Haz lo que consideres adecuado para ella, gánate su confianza y ayuda en lo que puedas. Hagamos que la Alianza avance.
..........
*Narra Ilynka*
—¿Estás segura de que si escuchas realmente a Leonora? –asiento gravemente a la pantalla mientras hablo con Rasmus– Lo dudo, siempre eres buena quejándote y poco escuchando.—¡Que me lleven los nueve infiernos si miento!– gruño mientras me tiro del cabello– Traté de salvar a un hombre que era víctima de las circunstancias y me llamaron monstruo vengativo.
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LA PATRONA
FantasyIlynka esta decidida a limpiar su nombre y quitar del camino a todo aquel que trate de evitar su posesión como líder de la Alianza de las Diez Familias. Durante su estancia en la Casona Rugido de Águila, Ilynka luchará por mantener su humanidad y no...