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—Vaya, estas despierta. –gruñe Selim terminando de anudarse los cordones– ¿Acaso no podrías dormir hasta tarde como las niñas normales?

Lo observo por encima del libro de encantamientos sobre jardinería y lo analizo con irritación. Luce más cansado de lo habitual, supongo que no la lleva bien con los entrenamientos.

Cuando llegó tenía la costumbre de  llevar el cabello acomodado de lado, tenía sus rizos bien controlados, pero hoy veo que ha cambiado, sus rizos se volvieron salvajes y también su aspecto, ni siquiera se ha rasurado la barba, esta desaliñado y destruido como una muñeca vieja.

—Tengo cuatro respuestas para la misma pregunta. –me pongo de pie y dejo cuidadosamente el libro sobre la mesa para café– Uno: no soy una niña. –enumero con los dedos comenzando por el indice– Dos: podría dormir hasta tarde si no tuviera... no me gusta dormir hasta tarde. –me encojo de hombros a la vez que levanto los dedos medio  y anular frente a su cara– Tres: no soy normal. –me acerco irguiendome, sabiendo que apenas le llego a los hombros, elevo el pulgar– Y cuatro: no me vuelvas a llamar niña, jamás.

—Ay, my little pony se enojó. –sonríe burlón mirándome desde arriba.

Sonrió irritada y levanto la mano, giro la palma y formó un gancho con mis dedos indice y medio, para después girarla y cerrar el puño de golpe.

Con ese movimiento pongo a Selim de rodillas frente a mi, le hago sentir un terrible dolor en los músculos como si tuviera calambres.

—¿Qué estás...? Basta... –grazna en medio de un gemido de dolor– Ilyn... Ilynka.

—¿Te gusta lo que my little pony sabe hacer? –ladeo la cabeza y sonrió divertida, acaricio su cabello y lo tomo con el puño, luego me acerco a su oreja mientras lo sostengo– Siempre que pienses que no puedo ser peor, te invito a considerarlo dos veces. –siento sus jadeos de dolor en mi cuello y algo en mi se sacude impaciente– Siempre puede ser peor.

Lo suelto y dejo de doblegar su energía, lo hago de golpe y eso lo obliga a caer al suelo como peso muerto. Tarda un rato en recuperarse y me dirige su mejor mirada asesina.

—Haz cruzado la línea, Ilynka. –ruedo los ojos, bufa por el esfuerzo de tratar de ponerse en pie– ¿Por qué has hecho eso?

—Es mi instinto. –me encojo de hombros– Si no quieres que te ataque entonces deja de provocarme. –me pongo de pie, ya con ropa adecuada para entrenar– Deberías trabajar en eso, porque si yo pude entrar tan fácil en tu mente, cualquiera podrá y no me sirves de nada si eres una marioneta.

—Me tomaste con la guardia abajo. –se pone de pie agitado– ¡Entraste a mi mente sin mi consentimiento! –grita y yo me río.

—¿No has escuchado lo que dije? Justamente porque es fácil entrar a tu mente cuando estás distraído es por lo que te digo que tienes que trabajar. –le doy la espalda y salgo al pasillo para ir en busca de John, con él siguiendome de cerca y enojado– Nadie llegará a ti y te dirá "hey, voy a controlar tu mente, ¿Estás preparado?" Eso sería una reverenda pendejada.

Avanzamos silenciosos por los pasillos oscuros de la Casona, después salimos al jardín principal y veo a los guardias haciendo estiramientos para tratar de despertar.

Parecen zombies, aunque cualquier ser normal lo seria a las cuatro y media de la mañana.

—Si alguien te va a controlar lo hará sin preguntar y no dudará en hacerte sufrir más de lo que yo lo hice, así que ponte verga. –comento como si siguiéramos en la misma conversación de hace rato– Evidentemente me veo obligada ayudarte, no dejaré que mueras bajo mi guardia.

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