-No confío en nadie, incluyendote Levi
- Mi Lady no necesito que confíes en mí para amarte ni mucho menos para cuidarte.
Elba Albrecht llegó a la legión después de escapar de la tormentosa vida que vivió en el subterráneo, pero se encuentra con múlt...
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'secretos'
Me aleje unos momentos de los demás, esto para estirarme un poco y descansar mi cuerpo mientras caminaba.
Habíamos llegado hasta una zona segura cerca de la muralla Rose, aún teníamos algo de tiempo para resivir algunas noticias sobre los escuadrones fuera e idear un plan para su rescate.
Creo que no me dí cuenta de lo mucho que estaba cambiando hasta que me tope con una multitud de personas dirigiendose a algún refugio, por su seguridad no se podían quedar cerca de la muralla, hasta solucionar el problema con los Titanes y peor aún, tapar el posible agujero que originó la entrada a los titanes.
—¡Mamá!, ¡Mamá, ¿Dónde estás?!.— gritaba una pequeña niña entre toda esa multitud.
Me acerque a ella con paso apresurado,tratando de hacerla a un lado para que no se fuera entre la ola de personas.
—¡Oye, tranquila!.— trate de sonar amable.
—¡Quiero a mí mamá!.— decía entre sollozos la pequeño niña.
Intente pensar en una idea para poder encontrar a la mamá de la pequeña, sobre todo pensando en que había bastante gente a nuestro alrededor.
La mejor manera de que su madre nos viera era desde un punto alto, pero no podíamos subir edificios o algo por el estilo.
—Lo tengo, sube a mis hombros y trata de localizar a tú mamá.
La niña asintio. La subí a mis hombros tratando de estirarme un poco en puntillas para tratar de vernos más altas.
La niña miraba en todas dirección tratando de encontrar a su madre.
—¡Ahí!.— señaló la niña.—¡Mamá, por aquí!.
La niña comenzó a agitar sus brazos en el aire mientras veía como una señora con el semblante pálido el cual poco a poco iba tomando su color viéndose totalmente aliviado se acercaba a nosotras.
Baje a la niña de mis hombros cansados para que se reencontrará con su madre.
La pequeña corrió hasta los brazos de su progenitora, aliviada de reencontrarse con ella.
—¡Muchas gracias, capitana Narbe!.— dijo la madre de la pequeña.
Suspiré asombrada por el apodo, tal vez no sabía lo que significa pero por el momento lo iba a dejar pasar.
