-No confío en nadie, incluyendote Levi
- Mi Lady no necesito que confíes en mí para amarte ni mucho menos para cuidarte.
Elba Albrecht llegó a la legión después de escapar de la tormentosa vida que vivió en el subterráneo, pero se encuentra con múlt...
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Desperté con los ojos empapados en lo que parecía ser el área de salud de la legión. Moví un poco mi visión a mi alrededor, miré la silueta de Levi sentado en una silla junto a mí, con sus codos pegados a sus piernas, las manos cruzadas ocultando su rostro, parecía ser uno de esos religiosos dando una oración.
—¿Levi?.— dije en un tenue sonido de mi voz atrayendo su atención.—¿Estás bien?.
Levi levanto su rostro preocupado y se levantó rápidamente al verme.
—¡Elba!, ¿Estás bien?, ¿Cómo te sientes?,¿Quieres que te traiga algo?.
Levi caminaba cómo loco por la habitación mientras me bombardeaba de preguntas.
—Levi...—me miró.— Estoy bien, no te preocupes.
Levi miraba hacía abajo con sus manos en los bolsillos de su pantalón, tenía un semblante desesperado por saber que decir.
—Levi.— me acerqué y tomé su mano.— Enserio estoy bien.
Levi me miró, tomó aire y suspiro.
—Cámbiate, quiero mostrarte algo.
Sin más Levi salió de la habitación dejándome completamente sola. Extrañamente sentía una presión en el pecho, como si me apretaran el corazón. Ignore mis síntomas y me puse ropa limpia, la que tenía estaba envuelta en sangre, la cual me hizo recordar y mi cuerpo tembló ante la memoria de tales perdidas.
Tomé mis ligeras botas y las coloqué en ambos pies. Noté que las heridas en mis manos se había ido por completo sin dejar un sólo rastro o cicatriz que fuera testigo. Cómo era una costumbre até mí cabello en compañía de un delgado listón. Al estar enfrente de la puerta me sentí nerviosa, sé que la mayoría tendría la reacción que tuvo Levi al verme, sinceramente era algo que quería evitar por completo pero al mismo tiempo algo que tenía que afrontar. Tomé la manija y lancé un pesado suspiro, como si eso fuera a aliviarme de todas mis penas.
Abrí la puerta y frente a mí estaba Levi de brazos cruzados, apoyando su espalda en la pared, mientras mantenía sus ojos cerrados. Me acerque a él despacio, evitando a toda costa que mis botas hicieran crujir la madera del piso. Al estar a pocos centímetros de su cara, noté algunos de sus cabello negros tapando su frente. Acerqué mis dedos para apartarlos pero me sobresalté al fuerte agarré que derrepente dió Levi tomando mí muñeca.
—¿Qué haces?.— dijo sin abrir sus ojos.
—No te quería molestar, lucias muy plácido durmiendo.— dije apenada.
Levi entre abrió uno de sus ojos dejando al otro cómo un guiño.
—¡Ah!, Sólo eras tú, entonces puedes seguir con lo tuyo.
Levi volvió a cerrar sus ojos, volviendo a su habitual sueño de 10 segundos.
—¿Tuviste una mala noche?.— pregunté mientras quitaba los finos cabellos de su frente.
