-No confío en nadie, incluyendote Levi
- Mi Lady no necesito que confíes en mí para amarte ni mucho menos para cuidarte.
Elba Albrecht llegó a la legión después de escapar de la tormentosa vida que vivió en el subterráneo, pero se encuentra con múlt...
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" Volviendo a ti "
-Carsten Lehmann aceptas cómo esposa a Lady Elba Albrecht, para amarla y respetarla durante la eternidad.
-Sí, acepto.
-Usted Lady Elba, acepta como esposo a Carsten Lehmann para amarlo y respetarlo en sus eternos días.
La palabra 'eterno' me estaba carcomiendo viva, todos esperaban ansiosos aquellas palabras mías mientras estaba totalmente inmóvil frente a un altar inexistente.
-Tch, son sólo sus nervios, el día de la boda, dirá las palabras adecuadas.-habló Carsten.
Claro,este sólo era un pequeño ensayo para el trágico día. Carsten quería que todo marchara perfecto y que no hubiera ningún contratiempo durante la boda. Yo me sentía un títere, no podía hablar si Carsten no lo permitía, no podía beber o comer algo si él no lo permitía primero. Tenía un inmenso número de sirvientes a su disposición y todos y cada uno de ellos respetaban y obedecían sus órdenes.
Yo sólo me convertí en una más de todos ellos. Alguien con quien Carsten podía jugar y manejar a su antojó.
Me fuí a mí habitación arrastrando mí propia alma y ese maldito vestido blanco el cual también sólo era una prueba. Había hecho esto unas cuentas veces y el encargado de todo siempre era Carsten.
Cerré la puerta detrás de mí colocando mí espalda en la inmensa puerta, solté un suspiro contenido desde que había despertado. No mentiría la habitación que Carsten me había dado era realmente lujosa, tenía unos enormes ventanales, con unas lujosas cortinas de seda y una cama en la que si fuera otra situación tal vez podría dormir muy bien. Pero odiaba estar en esas cuatro paredes, buscando día y noche una salida.
-Elba.
Un toquido en la puerta hizo que me sobresaltara.
-¿Quién es?.-pregunté acercándome a la manija.
-Ja, ¿Quién más podría ser?, ¿Acaso esperas a alguien más?.-habló Carsten.
La verdad sí. Esperaba a alguien más, a quien fuera realmente, pero que me sacara de aquí.
-Abre la puerta Elba, me estoy desesperando.
Trague saliva y cerrando fuertemente mis ojos tomé el picaporte entre mis manos y abrí la puerta.
Carsten quien se encontraba al otro lado, me miraba serio, con sus cejas rubias rectas y los puños apretados. Mi cara no demostraba el miedo que sentía de verlo tan furioso.
-¿Y?, ¿Me dejaras pasar?.- preguntó.
-¿Acaso se te perdió algo en mi habitación?.-contesté.
