-No confío en nadie, incluyendote Levi
- Mi Lady no necesito que confíes en mí para amarte ni mucho menos para cuidarte.
Elba Albrecht llegó a la legión después de escapar de la tormentosa vida que vivió en el subterráneo, pero se encuentra con múlt...
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Mí plan técnicamente había funcionado.Ymir se había puesto tan histérica que hizo que Reiner parará.
Ymir había cambiado a su horrible forma de titán y se dispuso a quedarse en el bosque a la espera de Christa.
Seguía atada así que no podía hacer mucho y menos con el poco apoyo que Eren al estar inconsciente me otorgaba.
—¡Reiner!, Aquí viene.— grito Bertholdt.
Ymir venía en camino balanceándose entre los árboles pero...¿Dónde estaba Christa?.
Reiner sacó de su bolsillo una navaja e hizo un corte en su mano para volverse a transformar en un titán. Bertholdt tomó a Eren y Reiner me tomó a mí; después Ymir se colgó de la espalda de Reiner.
—¡Maldito Reiner!, ¿No me puedes poner en un mejor lugar?.— pregunté enfadada.
El gesto de Reiner al tomarme en su mano y por consiguiente correr, hacía que su mano se moviera de lado a lado provocando que llegara a marearme.
Reiner me colocó atrás de su espalda, al cuidado de Bertholdt y de Ymir. Tuve una mejor vista de los pasos de la legión que ahora se encontraban a pequeños metros de distancia.
Ymir sacó algo de su asquerosa boca de titán, haciéndome asquear.
—¡¿Christa?!.— pregunté al ver a la rubia repleta de saliva.
Ella e Ymir entraron en una extensa conversación por saber quién de las dos estaba haciendo lo correcto. Ambas se seguían mutuamente sin importar que o quienes, tenían una extraña pero fiel forma de amarse y mantenerse unidas, sin duda me puso a pensar en Levi aunque no fuera el momento indicado de hacerlo.
—¿Elba!.— habló Eren bastante somnoliento.
Eren por fin despertaba de su profundo sueño, encontrándose con todo a su alrededor hecho un completo desastre. Con extremada rapidez Mikasa comenzó a acercarse a nosotros, fue tan rápida que juraba que nos tomaría consigo.
—¡Rápido Reiner!, Protegenos.— dijo Bertholdt jalandome consigo hasta el pecho de Reiner dónde esté colocó sus manos.
Eren comenzó a patalear empujando continuamente a Bertholdt.
—¡Ya basta Eren, no te resistas!.— dijo Bertholdt molestó.
—Eso es imposible, a todos nos consta que ese imbécil es un terco.— habló Jean por fuera de los brazos de Reiner.
