-No confío en nadie, incluyendote Levi
- Mi Lady no necesito que confíes en mí para amarte ni mucho menos para cuidarte.
Elba Albrecht llegó a la legión después de escapar de la tormentosa vida que vivió en el subterráneo, pero se encuentra con múlt...
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Llegamos a las calles de Trost, con vestimentas que cubrían todo nuestro cuerpo en un intento de pasar desapercibidos.
—No caminen demasiado juntos, llamarán la atención.— susurro Levi.—Historia, Eren y Elba caminen con naturalidad.
—¿Qué piensas que estamos haciendo?,¿caminar en dos manos?.—respondí.
Levi me miró frunciendo sus cejas, no aguante su mirada y voltee hacía otro lado, observando la ciudad.
—¿Por qué hay tantas banderas de la familia real?.— pregunté.
— Debe ser el aniversario de la coronación real.— contestó Sasha.— Una vez al año ofrecen una gran cantidad de comida.
Observamos una gran multitud que comenzaba a hacer una sola fila y así recibir los alimentos prometidos por el Rey.
—Vaya, es un Rey muy generoso.— dijo Sasha.
—No sabe que hacer con tantas reservas, la gente siempre es débil ante la comida.— habló Levi.
Seguimos caminando aprovechando el desliz de las personas entretenidas por su festín. Mientras lo hacíamos me quedaba pensativa sobre como poder ayudar a Erwin y si había una posibilidad de también ayudar a los demás en toda ésta situación en donde yo estaba involucrada.
—¡Tengan cuidado!.— grito Levi alarmado.—¡Atrás!.
Levi puso su mano enfrente de mí cintura pero la carreta que se dirigía hacía nosotros paso demasiado cerca que hizo que Levi cayera al suelo, mientras los malditos rufianes que iban arriba de ella me tomaban y me lanzaban a la carreta, junto a Eren que en realidad era Jean otra vez y junto Historia que en realidad era Armin.
Todo era parte de el plan, despistar a los raptores para averiguar quién estaba detrás de todo esto. Claro que pensamos en la idea de que a mi también me reemplazará alguien pero nuestra desventaja de su saber nada acerca de nuestro enemigo me hacía dudar mucho a lo que preferí ir junto a Armin y Jean para protegerlos y sacar información.
Llegamos a un establecimiento oscuro y bastante siniestro, donde no había más que simple mercancía, sujetaron nuestro cuerpo pegado a una silla con una soga.
Intentaba encontrar una forma de romper las sogas pero nada me resultaba.
—Mierda.— dije en un susurro.
—E-Elba.— tartamudeo Jean.
Mire al castaño quien tenía una mirada aterrada y pálida, voltee a la dirección que señalaba con sus ojos y quede impactada con ver la mirada aterrada de Armin mientras aquel hombre lo tocaba.
