Capítulo 51: Bienvenidos sean, nuestros aliados del Occidente

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Las Crónicas del Campamento Mestizo, fue escrito por Rick Riordan.


La Última Hija del Mar

Hestia pasó el libro a Nico Di Ángelo. —Capítulo 5: Bienvenidos sean, nuestros aliados del Occidente. Y antes de leer —Nico la miró, confundido —es momento de almorzar —todos sonrieron y corrieron, hacía el comedor, haciendo bufar a Hestia.

Tras el almuerzo, todos volvieron a tomar sus lugares.


Cuando me fui a dormir, lo último que esperaba, era tener un sueño húmedo.


Penny suspiró y se pasó una mano por la cara, al escuchar a Hermes y Apolo, silbando sugerentemente. La rubia se pasó una mano por la cara. —Hey, Arti, ¿podrías por favor...? —Hubo algunos gritos de dolor y suplicas de misericordia, por parte del dios de los mensajeros y el dios de la medicina, hasta que la diosa de la Caza, los dejó en paz y Apolo los tuvo que curar a ambos.


Estaba en una gran cama, Clarisse, Arti, Zoë, Bianca, Hazel, Hylla y Reyna, estábamos las ocho con las manos ocupadas y también con las lenguas ocupadas.

Sentí las manos de Reyna, tomándome de las mejillas, para que mis ojos aguamarina, se encontraran con sus ojos negros. —Hey, cariño, estamos en camino. Llegaremos pronto, a tu Campamento. —Me besó y luego fue Hylla, quien me besó,entonces reparé en su mirada y en la mirada de Reyna, ambas se veían asustadas.


—Entonces, tuviste un sueño con ellas, de que llegaban al Campamento —dijo Quirón, pero sin hacer caso del otro contenido del sueño. —Interesante Penny. Muy interesante.


Me obligué a despertar y me senté en la cama. —Eso de ninguna manera, podría haber sido un simple sueño. —Gruñí, mientras malhumorada, abría un cajón de mi nochero y extraía un chocolate, metiéndomelo en la boca. Me ha ayudado a relajarme, más veces de las que puedas creer.

Como mi cabaña, estaba tan cerca del mar, logré escucharlos: «¡Tierra a la vista!», mi brazo ardió y allí aparecieron: El tridente de Neptuno y las barras del brazo, que me nombraban Pretora. Salí corriendo de la cabaña, hacía la Casa Grande, en busca de Quirón, hasta llegar a la puerta, que comencé a aporrear. — ¡Quirón, miembros del Campamento Jupiter, están llegando a la costa! —por un instante, estaba tan metida en mis recuerdos de como llegué y conviví con los Romanos, que me quedé de piedra, ante mi voz y bajé mi mirada, lanzando una carcajada divertida, para luego ponerme a acariciar mi figura, como asegurándome de que todavía era Penny y no Percy.


Todos lanzaron carcajadas ante esto.

—Perdón por despertarte tan tarde, Quirón —dijo Penny sonrojada.

—Era un asunto importante —dijo Quirón —hiciste bien.


Quirón abrió la puerta, mirándome con los ojos muy abiertos. — ¿Estás segura?

Le enseñé mi brazo y creí que le causaría un paro cardiaco. —Tan segura, como que Hera y Anfitrite, me consideran como su hija.


—Tan segura como que Nico y Will, se estaban comiendo a besos en ese mismo instante, en lo que yo iba a avisarte —bromeó Penny sonriente, escuchando al hijo de Apolo y al hijo de Hades, gruñir enfadados por esa comparativa. Pero a ella le bastó, con mirarlos con una ceja alzada, para causarles un sonrojo a ambos.


—Vamos —dijo Quirón, saliendo junto a mí, con su camiseta roja a cuadros y su arco a la mano, —sube, te llevaré. —Lo miré por un instante, antes de cabalgarlo y salir rápidamente de la Casa Grande, justo cuando las Cazadoras llegaban, lideradas por Misa y Reyna, conmigo como representante de las jefas de cabaña, ellas allí como las Cazadoras y Quirón como lo que era: Entrenador de Héroes, nos aproximamos a la playa, en la cual dos barcos encallaron y las puertas se abrieron, dejándolos desembarcar.

Mis ojos se abrieron, sé que al menos mi rostro palideció, mi cuerpo comenzó a temblar y sabía que el Tridente igualmente temblaba, ante mi agarre tembloroso. ¿Qué demonios había pasado en el Campamento Júpiter? Esto no tenía el más mínimo sentido.


Los Romanos se miraron preocupados y volvieron la mirada al hijo de Hades, para saber de qué hablara su líder.

— ¿Qué ocurrió, Penélope? —preguntó preocupado Poseidón/Neptuno, pero ella no contestó. Inconscientemente, Penny tenía los labios apretados y el cuerpo tensionado, quizás ni siquiera sentía a Clarisse abrazándola. Parecía completamente sumida en sus pensamientos.


Esto era una maldita locura. Era una mala broma.

O al menos, no todos lograron embarcarse... quizás, otros barcos estaban en camino, desde San Francisco.

Pero no podía dar crédito a lo que veía. Las Cohortes no estaban completas. Eran menos de... ¿Qué le pasó a la Duodécima Legión Fulminata? Reyna Avila Ramírez-Arellano Pretora de la Duodécima Legión e hija de Belona, Frank Zhang hijo de Marte y Pretor también de la Duodécima Legión; Leila miembro de la Tercera Cohorte e hija de Ceres; Michael Kahale de la Primera Cohorte e hijo de Venus.

Del segundo barco, desembarcaron Hylla Ramírez-Arellano, Kinzie, Lulu y Doris. No había nadie más. Solo cuatro Amazonas. Bueno, pues... tres Amazonas y la mejor reina, que tendrán desde Hipólita.


Júpiter habló. — ¿Y los otros barcos? ¿y los otros Mestizos y Legados? —Pero nadie habló. No dijeron nada. Eso solo les causó una terrible sensación de vacío, en el estómago, a los Olímpicos.


—Reyna... Hylla —dije yo, acercándome a ellas, quienes tenían rostros de dolor y las lágrimas no paraban de caer de sus ojos, arrojándose sobre mí, para abrazarme, donde se deshicieron del dolor. — ¿Qué ha ocurrido?, ¿Dónde están los otros barcos con el resto de Cohortes? —cerré mis ojos, tratando de sentir algo más. Pero no encontré más barcos Romanos, ni sentí el aura de otros Mestizos.

—Salieron... desde un... agujero perfectamente hecho, tenía incluso... escalones de roca... —logré entenderle a Reyna —eran... eran demasiados... un hijo de... hijo de Envidia, comandaba a otros Semidioses quienes tenían armaduras y estaban fuertemente armados, salieron de un agujero... hablaban de un laberinto. Destruyeron el Campamento Júpiter, antes de volver en sí y reconocer que no buscaban una guerra contra nosotros. Sino... contra el Campamento Mestizo. El... el entrenador Hudge...

—Por favor, sígannos —pidió Quirón, dando algunos pasos al frente. —Soy Quirón, el entrenador de los Semidioses griegos. —Se presentó —Claramente, ha sido una noche muy larga y catastrófica para ustedes. Dormirán en la Casa Grande y mañana, haremos las presentaciones.


—Capítulo 6: Presentaciones y planes. —Nico le pasó el libro a su padre, quien tomó aire y comenzó a leer.

—Capítulo 6: Presentaciones y planes —leyó nuevamente Hades.

Leyendo: La Última Hija del Mar (Fem-Percy Jackson x Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora