𝙎𝙏𝘼𝙍𝙍𝙔 𝙀𝙔𝙀𝙎 ━━━━ 𝖣𝗂𝖾𝗀𝗈 𝖫𝖺𝗂𝗇𝖾𝗓

✎ ⁞ 𝟯 𝟰◞

Quería estar con su amiga el máximo tiempo posible y no despegarse de ella ni un solo segundo.

Trataba también de acercarse aún más para empezar a darle señales de su atracción hacia ella.

Y eso le iba saliendo de maravilla, pues había estado aventándole sutiles comentarios coquetos, aunque estaba terriblemente dudoso de su reacción, pero luego no dejó de hacerlo cuando al soltar el primero ella no se molestó sino todo lo contrario, se sonrojó.

Un día después de no poder verla por su trabajo, le pidió acompañarlo a su entrenamiento y ella aceptó.

Se sentía contento de que Alina se llevara bien con sus compañeros a tal punto de saludarlos como si los conociera de toda su vida; hasta Hirving ya había tomado la confianza suficiente para establecer una amena conversación con ella y bromear entre ambos, tenía el presentimiento de que ellos formarían una linda amistad.

Y ni hablar de Andrés y Memo, se notaba a leguas que los dos le habían tomado mucho cariño en tan poco tiempo; Andrés aprovechaba para hacerlo avergonzar, en un sentido amistoso, frente a ella y Memo simplemente la integraba a todas sus conversaciones preguntándole cosas sobre su vida, nada que pudiera incomodarla, y Alina le contaba todo lo que podía entre risas y miradas alegres; el arquero incluso le comentó que Alina tenía un alma tan noble que era imposible no quererla.

No se equivocaba, cualquier persona que la conocía quedaba flechada por su personalidad tan bondadosa y protectora.

Los minutos transcurrieron rápido y al salir del entrenamiento los dos tenían un hambre inmensa.

Si no comían pronto era muy probable que se pusieran insoportables, o al menos solo él, ya que se volvía la persona más intolerante y hostil del planeta cuando estaba hambriento.

Por otro lado, Alina solo se mantenía callada con ese semblante serio en su rostro en el que mantenía los labios sellados en una fina línea y su ceja derecha se levantaba ligeramente dándole un aspecto intimidante; era una de esas miradas que con solo verla cualquiera se preparaba mentalmente para recibir o un insulto o un buen golpe, pero para su buena suerte, Alina solo se mantenía en silencio.

Conocía tan bien a su amiga que ni siquiera le preguntó el lugar al que quería ir a cenar, manejó directamente a una taquería para complacer el estómago de Alina con su comida preferida.

La joven le había preguntado seriamente si él podía comer tacos, pues la nutrióloga del equipo le elaboró una rigurosa dieta de acuerdo con su nivel competitivo, su edad y otras cosas en relación a su fisiología.

Él, con una sonrisa cómplice y juguetona le dijo que su nutrióloga no tendría por qué enterarse, sería un secreto que se llevarían hasta la tumba; eso a Alina le causó gracia debido al dramatismo que su amigo utilizó en su oración y sin dudar, estuvo completamente de acuerdo.

— No no, deja eso —. su amiga trataba de quitarle la botella de cerveza de la mano para alejarla de él. — No se toma cuando se maneja, Lainez.

El muchacho que los atendía los miró entretenido, desde el momento en que ordenaron hasta que les llevó su comida, se la habían pasado discutiendo como niños pequeños.

— Pero no estoy manejando, estoy sentado —. respondió bromista haciendo reír al mesero quien a penas acababa de dejar la orden de tacos al pastor frente a Alina. — Una no me hará daño ¿verdad que no, hermano? —. le preguntó al muchacho, metiéndolo en su conversación.

— Tu propina va a depender de lo que respondas —. bromeó Alina causando que él riera enteramente divertido por la situación.

— Mejor hazle caso a tu novia, carnal. No la hagas enojar porque luego te vas a andar dando de topes en la pared —.
dijo dándole la razón a Alina y recibiendo una sonrisa amistosa de su parte.