✎ ⁞ 𝟱 𝟯◞

298 32 15
                                    

Las palmas de las manos le hormigueaban por el nerviosismo que poco a poco lograba inundar cada centímetro de su cuerpo, tenía unas inmensas ganas de correr a los vestidores para hacerle saber a Diego que todo saldría bien y que estaba segura que él jugaría igual de bien que siempre.

A pesar de que su novio se mostraba tranquilo, ella lo conocía y sabía que le resultaba inevitable sentir nervios en cada partido sin importar contra quien fuera.

— Oye, tú eres Pau, ¿verdad? —. la joven volteó a ver a la persona que la había llamado, él la miró con una sonrisa y terminó de acercarse a ella. La confusión de Alina fue mayor cuando el pelinegro de ojos cafés la abrazó como si se conocieran de toda la vida; no le molestaba ya que el chico parecía muy agradable, pero si le había sorprendido su gesto. — Sí, definitivamente eres tú. Reconocería esos ojos tan bonitos donde fuera.

— Perdón... ¿nos conocemos? —. preguntó cuando el pelinegro se separó de ella, él rió bajo ante su expresión confundida y asintió sin dejar de mirarla.

— No te culpo por no recordarme, la última vez que te vi me quitaste mi columpio —. Alina frunció el ceño ante su respuesta.

Ni siquiera tuvo que forzar a su mente a acordarse de ese momento en específico pues, al verlo detenidamente, pudo reconocer de quién se trataba.

— Tú me lo quitaste primero —. se defendió con gracia haciéndolo reír.
— Ha pasado mucho, ¿qué has estado haciendo? —. preguntó curiosa.

No podía dejar de verlo.

No porque le hubiera parecido atractivo o le gustara, sino porque se sorprendió a sí misma al ser capaz de reconocerlo.

Ahora que lo veía bien no había cambiado mucho, solo creció bastante, le sacaba casi una cabeza de altura y sus facciones se veían más maduras, lo cual era bastante normal considerando la edad que ya debería tener, pero aún así seguía viéndose joven.

— Pues ya sabes, un poquito de esto, un poquito de aquello —. el pelinegro se encogió de hombros. — ¿Y tú? ¿sigues compitiendo?

— Sí, bueno... pasaron un par de cosillas pero no hace mucho retomé mis entrenamientos y todo eso —. él asintió comprendiendo, ahora entendía por qué nunca volvió a escuchar su nombre en aquellas competencias de gimnasia.

— Kevin, no mames te ando busque y busque como pendejo —. la voz de Edson interrumpió su amena plática, ambos se giraron a verlo. El pelinegro lo hizo como si hubiese sido atrapado haciendo alguna travesura y Alina lo miró con diversión, preparándose para lanzarle un comentario burlón.

— Pues...

— Cállate a la verga, Alina, no empieces de  agraviosa —. la regañó con gracia antes de que pudiera finalizar con su comentario. — ¿Se conocen? no sabía que se conocían.

— Y yo no sabía que eras amigo de Pau, de haberlo sabido ya nos hubiéramos puesto al día con los chismes, ¿verdad Pau? —. Alina rió bajo asintiendo.

— ¿De dónde se conocen? —. preguntó el mayor con curiosidad, no era muy común ver a Kevin hablando con alguien que no fuera parte de su círculo social, era agradable y amigable, pero era bastante reservado en cuanto a sus amistades.

— Una vez tuve una competencia en Colima, mis abuelos me llevaron y estuvimos paseando por todos lados, y uno de esos días fuimos a un parque muy bonito... —. empezó a narrar la joven, acordándose cuando conoció a Kevin, quien ese entonces tenía solamente diez años. — Y este niño, muy latoso por cierto, me quiso quitar el columpio rojo.

— Había otro a lado, Paulina, no mames.

— Pero era azul y yo quería el rojo —. ni siquiera rechistó por la forma en que Kevin la llamó, era algo que tarde o temprano pasaría.

𝙎𝙏𝘼𝙍𝙍𝙔 𝙀𝙔𝙀𝙎        ━━━━ 𝖣𝗂𝖾𝗀𝗈 𝖫𝖺𝗂𝗇𝖾𝗓  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora