✎ ⁞ 𝟱 𝟮◞

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— ¡Bomba! Diego Lainez presume nueva conquista —. soltó abruptamente el mayor utilizando un tono gracioso en su voz, imitando exageradamente a un presentador de algún programa de chismes.

Aquella frase provocó que Alina se desestabilizara. Al no poder concretar el pase a la barra más alta, cayó de cara contra la colchoneta cuando su mano izquierda no logró tocar de manera óptima la barra y su diestra no fue capaz de soportar todo su peso para recuperarse de su error.

Gabriel soltó un suspiro alarmado y sin dudarlo corrió hasta llegar a ella para asegurarse que estuviera bien. — Mi intención era que te desconcentraras, no que te lastimaras, Pau —. se preocupó cuando no obtuvo ni un simple movimiento en respuesta.
— ¿Pau? —. la llamó tratando de asomar su cabeza entre la ranura de las dos colchonetas unidas con el propósito de verla.

Al no poder hacerlo, se dio por vencido y se sentó junto a ella esperando por que le dijera algo; la observó, se mantenía en una posición firme boca abajo con los brazos extendidos a sus costados y sus piernas formaban dos líneas rectas que apuntaban hacia el caballo con arzones que se ubicaba a unos cuantos pasos de ellos.

Al poner atención en su espalda notó el sutil movimiento de arriba a abajo al ritmo de una respiración pacífica, no le sorprendería que ya se hubiese quedado dormida.

Últimamente se la pasaba mucho, demasiado, tiempo en el gimnasio entrenando minuto tras minuto desde que las puertas se abrían hasta que se cerraban, practicaba sus rutinas y nuevas acrobacias una detrás de otra hasta que le salieran lo mejor posible.

Algo que ya empezaba a preocuparle, tenía conocimiento del nivel de perfeccionismo que Alina poseía y que, en su opinión, le parecía un arma de doble filo tanto en su vida personal como profesional.

Admiraba su capacidad de no darse por vencida y no conformarse con lo que ante los ojos de los demás se veía adecuado, pues ella siempre buscaba la forma de mejorar y luchaba arduamente hasta conseguirlo; por otro lado, el estar buscando siempre la perfección podía jugarle en contra principalmente en su bienestar físico y, sobretodo, mental.

No le encantaba la idea de aceptarlo, pero Alina realmente compartía parte de su personalidad con su padre.

Su padre.

Hacia ya tantos años que no veía ni sabía absolutamente nada de Leonardo y era por decisión propia.

En un pasado, Gabriel llegó a clasificarlo como una de sus mejores amistades. La relación entre ambos siempre había sido muy buena hasta que Alina nació y perdieron el contacto, tiempo después tuvo la oportunidad de conocer a quien consideraba por mucho su mejor alumna.

Ni siquiera tenía conocimiento de que su viejo amigo fuera su padre, él supo observar el talento que Alina poseía y se atrevió a acercarse directamente con ella para preguntarle si quería entrenar con él.  La pequeña Alina que aún no cumplía los cinco años de edad aceptó sin dudarlo, diciéndole lo contenta que estaba por que él le diera la oportunidad, era una niña bastante inteligente para su edad.

Pero las cosas empeoraron cuando el destino, y los entrenamientos de Alina, hizo que ambos adultos se reencontraran en su antiguo gimnasio. Por un momento creyó que él sería el mismo y volverían a tratarse como alguna vez lo hicieron.

Pero fue todo lo contrario.

Leonardo se había convertido en una persona enteramente despota, a quien no le importaba en absoluto pasar de manera cruel por encima de los demás con tal de cumplir sus objetivos.

Gabriel se decepcionó al no encontrar un mínimo rastro de aquel joven social y agradable que en varias ocasiones se había asegurado de brindarle su sinceridad amistad.

𝙎𝙏𝘼𝙍𝙍𝙔 𝙀𝙔𝙀𝙎        ━━━━ 𝖣𝗂𝖾𝗀𝗈 𝖫𝖺𝗂𝗇𝖾𝗓  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora