✎ ⁞ 𝟮 𝟰◞

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Miró el reloj sobre su muñeca soltando un largo suspiro, sesenta minutos más y podría irse a casa a descansar; quería darse un buen baño relajante y ponerse la pijama para acostarse en su cómoda cama y despertar hasta la mañana siguiente.

El insomnio regresó a su vida desde la noche en que se besó con Sebastián, ya habían pasado dos semanas de eso pero aún así no lograba sacárselo de la cabeza.

Incluso ya había hablado con él sobre el tema, Sebastián lo entendió y lo afrontó con una madurez admirable, se encargó de recordarle a Alina que, a pesar de que ella no pudiera verlo como algo más que un amigo, él estaría feliz de seguir formando parte de su vida pues le tenía un cariño enorme y no era algo de lo que se podía deshacer de la noche a la mañana, y sinceramente no quería hacerlo.

A pesar de eso no podía evitar sentirse mal por no haber podido corresponder sus sentimientos; así como no podía evitar sentirse con pocos ánimos durante los últimos días y lo peor era que ni siquiera sabía la razón.

O tal vez sí la sabía pero la ignoraba.

Estaba mentalmente agotada, deseaba con todo su ser que esos minutos restantes se pasaran volando para poder firmar su hora de salida y retirarse.

Suspiró llevándose una mano al cuello atrapando entre sus dedos el pequeño dije con forma de luna que Diego le obsequió en su cumpleaños.

Diego...

¿Tanto se había molestado con ella como para no volver a hablarle?

Desde su discusión por la salida con Sebastián no tenía idea de lo que hacía o de si estaba bien, ya no sabía nada de él.

En muchas ocasiones estuvo a nada de llamarlo para poder hablar con él y solucionar lo que sea que estuviese pasando entre ambos, pero los nervios le ganaban y en vez de llamarlo se dedicaba a enviarle mensajes con la esperanza de que él le respondiera, mensajes que él nunca contestaba.

Ni siquiera los leía.

Su actitud la llevaba a analizar todo lo ocurrido con la mente fría, ¿por qué ella tendría que disculparse? no había hecho nada malo, en todo caso era él quien le debería ofrecer una disculpa o al menos una explicación por su comportamiento hostil hacia ella.

Y a pesar de todo lo extrañaba.

El moreno se metió en su vida con tanta rapidez y se había asegurado de conservar su lugar día tras día con su agradable presencia y su extraña manía de molestarla pegándose a ella como garrapata todo el tiempo haciéndola reír con sus incontables ocurrencias hasta que el aire le faltaba.

Cada que Edson iba al departamento para chismorrear con Angi y Alina, se disculpaba con ambas de parte de su amigo, siempre con la misma excusa.

— Si él no quiere venir solo dilo, no es necesario poner pretextos —. le había dicho Alina en una ocasión recibiendo una sonrisa triste por parte de Edson.

Angi ya le había preguntado infinidad de veces la razón por la que estaban enojados, pero ¿qué razón iba a darle? no estaba enterada de la verdadera causa de su enojo, por lo que se limitaba a mentirle sin tener el valor de contarle sobre su discusión; y por lo que notaba, Edson tampoco sabía el por qué del repentino alejamiento entre los más jóvenes.

Aunque era obvio que tarde o temprano se enterarían pues el que se hayan alejado el uno del otro de esa manera no era nada normal, ambos se la pasaban juntos todo el tiempo, incluso cuando salían los cuatro.

Sacó su celular del bolsillo trasero de su pantalón y lo desbloqueó, ilusionada con ver una respuesta o al menos un emoji de reacción en alguno de sus mensajes en el chat del castaño.

𝙎𝙏𝘼𝙍𝙍𝙔 𝙀𝙔𝙀𝙎        ━━━━ 𝖣𝗂𝖾𝗀𝗈 𝖫𝖺𝗂𝗇𝖾𝗓  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora