Las manos de Diego ascendieron por la cadera de Alina hasta llegar a su cintura, acariciando cada centímetro de ella con lentitud, tomándose todo el tiempo necesario para memorizar cada parte de su cuerpo; la escuchó suspirar, separándose solo unos milímetros de él para que ambos pudieran tomar más aire antes de retomar su sesión de besos nocturna. Ella lo sujetó por la nuca y volvió a besarlo con necesidad, como si no lo hubiese hecho en meses.
Apretó el agarre de su cintura en el instante en que su novia lo empujó con suavidad haciéndolo recargar la espalda contra el respaldo del sillón y se acomodó sentándose sobre su regazo, colocando cada una de sus piernas a los lados. Las delgadas manos de Alina recorrieron sus hombros, y bajaron por toda la longitud de sus brazos hasta perderse en su abdomen, donde se aseguró de dejar una serie de caricias con las yemas de sus dedos, jugando atrevidamente con los botones de su camisa, torturándolo al no desabrochar ni uno solo.
Jadeó por lo bajo cuando la joven dio una suave mordida sobre su labio inferior, sabía lo que estaba haciendo y no dejaría que ella le arrebatara esa diminuta pizca de cordura aún existente en su ser, aunque lo estaba consiguiendo con facilidad.
Iba a reprochar en el instante que se separó de él, rompiendo el acalorado beso, pero rápidamente lo ignoró al sentir sus suaves labios dibujando incontables besos cortos en la piel de su cuello; el moreno bajó las manos hasta los muslos de Alina apretando con fuerza, sin llegar a hacerle daño, haciéndole saber lo mucho que le encantaba aquel gesto.
Una leve risa se le escapó cuando la joven chilló regañándolo por la fuerte nalgada que le había dado en respuesta a esa sutil mordida sobre su lóbulo.
— Lina —. la llamó, obligándola a apartarse del hueco de su cuello y la miró buscando alguna señal que le indicara que se detuviera.
No la obtuvo.
En su lugar, recibió una sonrisa juguetona siendo completamente sorprendido por los labios de su novia sobre los suyos, moviéndose en un vaivén lento y profundo que pronto se volvió desesperado.
Supo que no había vuelta atrás cuando la cadera Alina se restregó contra su pelvis, en movimientos tranquilos de adelante hacia atrás sacándole un sinfín de gemidos que solo ella era capaz de escuchar; pronto, el calor de la habitación se volvió sofocante y las prendas empezaron a desaparecer de una en una, solo en ese pequeño lapso se dio cuenta de la situación, de lo que ambos estaban por hacer.
Sin detener sus caricias que repartía por la espalda de su novia, la agarró por los muslos y la levantó sin esfuerzo, llevándola hasta su habitación donde se encargó de depositarla sobre la cama con delicadeza; sus traviesas manos recorrieron el cuerpo semidesnudo de Alina, rozando su piel con extremo cuidado, como si de una joya preciosa se tratase.
El tiempo pareció detenerse a su alrededor mientras se movía sobre ella, sintiéndose el hombre más afortunado del mundo al presenciar cada gemido que salía de sus rojizos e hinchados labios, los cuales besaba en toda oportunidad que se le presentaba, y derritiéndose por completo cuando Alina rasguñaba su espalda tras cada estocada que los hacía sentir como si estuvieran en el cielo; la observó detenidamente, sus ojos se cerraban de vez en vez, su ceño se fruncía ligeramente y sus labios se entreabrían tras jadear o suspirar.
Alina centró su vista en él, mirándolo como siempre lo hacía y la escuchó llamarlo con voz suave, estaba seguro de que le decía algo más pero solo lograba entender su nombre.
No sabía lo que sucedía, la voz de su novia se oía como un eco, no era nada parecido a la manera en que le hablaba hace unos minutos.
— Diego... —. ahora la escuchó más fuerte, sintiendo también un par de empujones delicados en el hombro, como si estuvieran moviéndolo de un lado a otro.
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𝙎𝙏𝘼𝙍𝙍𝙔 𝙀𝙔𝙀𝙎 ━━━━ 𝖣𝗂𝖾𝗀𝗈 𝖫𝖺𝗂𝗇𝖾𝗓
Diversos❝ 𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘳𝘪𝘦 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘦𝘭 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘯𝘪𝘯̃𝘰 𝘦𝘯 𝘴𝘶𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 ❞ ● 𝐡𝐨𝐧𝐞𝐦𝐨𝐧 𝟐𝟎𝟐𝟐 En curso. Prohibido adaptar. Vota, comenta y hazme saber tu opinión. 𓄹𓈒 𑑛 𝐀𝐥𝐭𝐡𝐞𝐚