Estiró el brazo dispuesto a tocar el timbre cuando la puerta se abrió de golpe dejándolo ver a su amiga con su bata de baño alrededor de su cuerpo y una toalla lila enrollada en su cabello, era evidente que se acababa de bañar.
— Qué bueno que llegaste, ven —. la joven lo agarró de la mano para hacerlo entrar y cerrar la puerta para luego correr hasta su cuarto seguida del castaño.
— Al menos invítame a salir primero. Aunque lo parezca no soy un hombre fácil, Lina —. bromeó esperando que ella riera, no lo hizo. En su lugar recibió una mirada seria que lo hizo dejar de reír para verla preocupado.
— ¿Qué tienes? —. preguntó tomándola de las mejillas para inspeccionarla cuidadosamente.Alina tenía una expresión que fácilmente podría confundirse con susto o pánico y su rostro no tenía ese color carmín sobre sus mejillas, sino que estaba pálida, tan pálida que el moreno creyó que estaba a un tono de volverse transparente.
— No estoy bien, bueno sí pero llevo un chingo de tiempo aquí parada como pendeja —. la oyó suspirar al mismo tiempo que se separaba haciendo que él apartara sus manos de sus mejillas.
— ¿Por qué tan atareada? no pasó nada malo ¿verdad? —. preguntó cuando al fin estuvieron en la habitación de su amiga, ella se apresuró hasta llegar a su cama y levantó dos ganchos, uno en cada mano.
En cada uno colgaba un bonito vestido de diferente color: el de la derecha era lila, y el de la izquierda era blanco con estampado de margaritas en un tamaño diminuto pero visible.
— ¿Cuál de los dos? —. el castaño se acercó para verlos mejor y darle su opinión.
— Ponte el blanco, y encima podrías usar tu suéter tejido azul pastel, ya sabes, ese que es como bombeadito de las mangas, es muy bonito —. le sonrió agarrando el vestido blanco para verlo a detalle.
Alina le sonrió y caminó hasta su armario para volver a guardar el vestido que no usaría y sacar el cardigan azul al que Diego se refería. — Me acabas de sacar de un dilema enorme, cielo. Te debo una, enserio —. le sonrió y se acercó a él para besar cortamente su mejilla.
El moreno sonrió ante su gesto y no la dejó de mirar ni un solo momento, ni siquiera cuando se sentó frente a su espejo para empezar a ponerse bloqueador solar en el rostro y luego rizar sus pestañas.
— Lina, siempre te ves bonita y no te lo digo solo porque seas mi amiga pero ¿por qué te pareces a Gasparín? —. bromeó sentándose en la orilla de la cama sin dejar de verla.
— Sebastián me invitó a comer con sus padres —. no debió preguntar, sintió una fuerte punzada en el pecho y tuvo que apretar con fuerza una de las almohadas pequeñas para que su amiga no se diera cuenta de su enojo.
— ¿Que no estaban divorciados? —. tragó con fuerza, deseando que solo fuera una invitación casual entre amigos y no algo más formal.
— Lo están, pero Sebas dice que siguen llevándose bien y se reúnen varias veces al año para convivir como familia —. dijo para después pasarse un poco de bálsamo con color sobre los labios.
— ¿Y estás nerviosa por eso? —. preguntó sonando más golpeado de lo que hubiera querido.
— Tengo ansiedad social, Diego, no me agrada mucho la idea de aplastarme a conocer gente nueva —. se sintió aliviado por que ella no hubiera notado su molestia.
— ¿Y si no te agrada entonces por qué aceptaste? —. nuevamente ese tono hostil en su voz, por desgracia Alina ahora sí se dio cuenta de ello y se giró a verlo con el ceño ligeramente fruncido por el repentino cambio de humor en el moreno.
— Porque me lo pidió —. respondió logrando que el enojo de Diego aumentara aún más.
— Hay que tener contento al niño bonito, ¿no? —. se arrepintió por haber dicho aquello pues Alina dejó el rizador de pestañas sobre su tocador y se levantó para encararlo.
— Es mi amigo, Diego. Claro que quiero verlo contento —. no iba a mentir, la mirada que su amiga le dio lo asustó, nunca la había visto con ese porte tan serio, molesto.
— Cumpliéndole sus caprichitos, así quién no estaría feliz —. respondió con sorna levantándose también para quedar frente a ella.
La distancia entre ambos era nula y la tensión podría cortarse con un cuchillo.
Ambos estaban enojados, Diego más que Alina pues ella apenas había empezado a sentirse molesta por todos los comentarios fuera de lugar que su amigo le tiraba, atacándola.
— ¿Cuál es el problema, Lainez? saldré con él así como muchas veces he salido contigo —. ya era tarde para remediar la tremenda estúpidez que él mismo creó.
Su amiga lo miraba como nunca antes lo había hecho, el rastro de sus ojos risueños seguían ahí pero el enojo que expresaba era mayor hasta borrarlo casi por completo.
Se sintió la peor persona del mundo no solo por verla tan enojada, también por haber sido él quién la había hecho enfadar.
Alina no tenía la culpa de la rabia que tenía dentro de su ser, ella ni siquiera estaba enterada de sus sentimientos y prácticamente la culpaba por querer ser buena amiga.
Pero era algo que no podía evitar, cada que Sebastián se acercaba a ella sentía un mar de emociones negativas recorrer toda su anatomía; y todo empeoraba cuando Alina le correspondía sus muestras de afecto que se basaban en abrazos.
Enserio estaba mal como para que un simple abrazo le molestara, y peor aún, el que Alina quisiera hacerle un favor a su amigo acompañándolo a algo tan normal lo hería hasta el punto de decir un montón de idioteces que no hacían más que lastimarlos a ambos.
— Diego, no sabía que vendrías hoy ¿quieres acompañarme a comer? pasé por pizza y te aseguro que está muy rica.
La voz de Angi lo distrajo de sus pensamientos, sin embargo no dejó de ver a la persona frente a él, grabándose mentalmente cada gesto articulado en su rostro.
Estaba enojada, muy enojada.
— Hoy no, Angi, ya me iba —. carraspeó dejando la almohada sobre la cama y se giró a ver a Alina.
— Espero que no les llueva, sería una lástima —. le sonrió falsamente con los labios sellados.Sin esperar respuesta alguna de la joven se apresuró a salir de la habitación, dejando a su amiga con una expresión desorientada.
No sabía por qué Diego se había comportado de esa forma con ella, intentó convencerse a sí misma de que posiblemente tuvo una mala mañana o algo parecido, pero de cualquier manera, esa no era excusa para haberle hablado así.
Una parte de ella quiso salir detrás de él para aclarar las cosas, en el tiempo que llevaban siendo amigos jamás habían discutido, o al menos no por ese tipo de cosas, solo discutían en sus pequeñas peleas durante los juegos de mesa que siempre terminaban en risas por lo infantiles que eran. Respiró profundamente para luego apurarse y terminar de arreglarse, ya casi era la hora en que Sebastián pasaría por ella y aún le faltaba peinarse.
Por otro lado, Diego se quedó afuera del departamento regañándose por su inmadurez. Iba decidido a decirle a Alina lo que sentía y terminó arruinándolo todo con sus celos absurdos que solo le hicieron pasar un mal momento a Alina.
Su Alina.
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𝙎𝙏𝘼𝙍𝙍𝙔 𝙀𝙔𝙀𝙎 ━━━━ 𝖣𝗂𝖾𝗀𝗈 𝖫𝖺𝗂𝗇𝖾𝗓
Casuale❝ 𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘳𝘪𝘦 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘦𝘭 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘯𝘪𝘯̃𝘰 𝘦𝘯 𝘴𝘶𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 ❞ ● 𝐡𝐨𝐧𝐞𝐦𝐨𝐧 𝟐𝟎𝟐𝟐 En curso. Prohibido adaptar. Vota, comenta y hazme saber tu opinión. 𓄹𓈒 𑑛 𝐀𝐥𝐭𝐡𝐞𝐚