𝙎𝙏𝘼𝙍𝙍𝙔 𝙀𝙔𝙀𝙎 ━━━━ 𝖣𝗂𝖾𝗀𝗈 𝖫𝖺𝗂𝗇𝖾𝗓

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No había terminado de quitarle el seguro a la puerta de la entrada cuando logró percibir a alguien más acompañándola, no necesitaba girarse, sabía exactamente quién era.

— ¿Podemos hablar? —. Alina se hizo a un lado para que entrara y cerró la puerta a sus espaldas.

Le resultaba difícil saber exactamente cómo se sentía teniéndolo frente a ella después de no verse en varios días tras su fuerte discusión.

Días que se habían sentido como una tortuosa eternidad en los que luchó consigo misma por no desplomarse a llorar por la tristeza, el coraje y, sobretodo, ese gran sentimiento de decepción al recordar la última frase de su novio.

Le resultaba imposible no escucharla dentro de su cabeza repitiéndose una y otra vez en un bucle que solo buscaba lastimarla; sorprendentemente, no dejó caer ni una sola lágrima además de la que se le escapó aquella noche al abandonar la casa del moreno bajo la atenta mirada de sus amigos.

Edson y Angi estuvieron con ella todo el tiempo, asegurándose de que estuviera bien y le hicieron saber que ellos estaban para ella sin importar lo que pasara. Eso en cierta forma le ayudó a no decaer como lo esperaba.

Realmente amaba a sus amigos.

Sebastián también se había dado cuenta de su repentino cambio emocional, pero él prefería guardarse sus comentarios y evitaba hacer preguntas para no incomodarla o parecer entrometido; aún así, pasaba con ella más tiempo de lo habitual bajo la ingeniosa excusa de que debía aprovechar sus descansos y disfrutarlos con las personas que más quería, eso sin duda le había dado un buen empujón anímico a Alina.

Y por supuesto que Lili no se quedó atrás, a pesar de su edad podía darse una idea sobre lo que su amiga estaba pasando.

Lili suponía que se había peleado con Diego, lo cual era bastante acertado aunque no estaba completamente enterada de la gravedad del asunto; aún así, trataba de mostrarle todo su apoyo a Alina y ni siquiera se le pasó por su mente preguntar lo qué pasó, solo se dedicaba a estar con ella como habitualmente lo hacía y no olvidaba recordarle lo mucho que la quería.

— Te escucho —. dijo una vez que dejó su mochila de entrenamiento sobre el sillón de la sala de estar.

Al oírla, el moreno se sintió como un manojo de nervios el cual logró ignorar pues lo único que deseaba era que al menos su novia no lo sacara a golpes de su casa, aunque se lo merecía.

— Quiero disculparme por tratarte de... por hablarte de esa manera, Lina, estaba enojado y no es justificación porque ya me di cuenta de lo pendejo que me vi haciéndote eso cuando ni siquiera había razón y aunque la hubiera no te merecías ser tratada así... —. lo escuchó carraspear, aclarándose la garganta antes de continuar. — Mi intención jamás ha sido lastimarte pero lo hice y en serio estoy muy decepcionado de mí y de mi comportamiento hacia ti —. cuando notó esa fisura en su voz no pudo evitar alzar la mirada para verlo.

— Diego...

— Déjame terminar ¿si? por favor —. al hacer su petición tuvo que inhalar profundamente para no romperse frente a ella, necesitaba disculparse adecuadamente. — Actué muy mal, no solo el otro día sino muchos, cuando te reproché porque saldrías con Sebastián y por tu amistad con él, a pesar de que ya me habías dicho infinidad de veces que solo eran amigos yo nunca hacía caso y volvía a lo mismo haciéndote pasar momentos horribles por mis berrinches y comentarios inmaduros.

El castaño suspiró, ahora que memorizaba todo sí tenía una larga lista sobre acciones cuestionables durante el poco tiempo que llevaba de noviazgo con Alina y todas giraban en el mismo motivo.

— También quiero disculparme por lo de Kevin, no tenía idea que lo conocías y al verte riéndote con él como lo haces conmigo sentí como si me hubieran partido por la mitad. Debí dejarte hablar en lugar de empezar a alzarte la voz —. el moreno cortó la distancia entre ambos para poder tomar las manos de su novia entre las suyas y dejó suaves caricias en sus dorsos con sus pulgares.

— La verdad, creo que eras más feliz conmigo cuando solo éramos amigos... y entenderé si ya no quieres seguir con esto.

No era cierto, pasaron cosas increíbles en su amistad y se sentía bastante feliz por ello, pero ese sentimiento no se comparaba con lo feliz que se volvió cuando empezaron su relación.

— Diego... —. intentó llamar su atención una vez más, pero no lo logró.

— No voy a mentirte, tengo miedo de que decidas terminar y sé que puede sonar como chantaje pero no lo es. Lo único que quiero es que seas muy feliz ya sea conmigo o sin mí y aunque me duela estaré bien con eso porque te amo —. hasta ese instante Alina se dio cuenta de su voz quebrada y sus ojos brillosos amenazantes por liberar numerosas lágrimas.

Pero algo mucho más grande había captado toda su atención.

¿Se lo estaba imaginando o escuchó bien?

Solo pudo enfocar la vista en sus manos entrelazadas concentrándose en las recientes frases percibidas y almacenadas en su memoria con el propósito de salir de dudas sin quedar como idiota en caso de que hubiera oído mal.

— ¿Qué? —. cuestionó bajo al no hallar lo que buscaba, esperaba que Diego la sacara de su duda y se diera cuenta que no lo hacía con el afán de ser grosera.

— Te amo, Alina —. respondió con firmeza, la seguridad en su voz hizo que sus emociones se dispararan dentro de su ser.

Sí lo había dicho.

Ignoró el pequeño regaño en su cabeza que le gritaba sobre no ceder ante él y de una vez por todas abandonar el barco y decidió por, una vez más, hacerle caso al palpito desbocado de su corazón que reaccionaba cada vez con más fuerza cuando estaba cerca de él.

Sin ningún titubeo se atrevió a acercarlo a ella para poder besarlo como había deseado hacerlo los días anteriores, con tanta necesidad y se aseguró de transmitirle lo que realmente sentía por él, y Diego no desaprovechó la oportunidad de hacer exactamente lo mismo.

Alina intentó no pensar en las posibilidades de que todo entre ellos terminara mal creyendo firmemente en que Diego podría de una vez por todas deshacerse de esa parte que tantas veces los había orillado a discusiones y malos ratos.

Se concentraría en ver por todo lo bueno y, en caso de que no resultara, ya tendría tiempo de sobra para arrepentirse después.

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